El ataque, efectuado en la mañana de ayer, fue una respuesta a ‘la ocupación de Gaza y Cisjordania’ y una advertencia a Israel para que detenga su ‘agresión’, según reza un comunicado difundido hoy por Hamás.
Es la primera vez que el movimiento islamista asume la autoría del lanzamiento de cohetes Kassam desde que se hizo con el control de la franja de Gaza el pasado día 14, tras seis días de enfrentamientos con los partidarios de Al Fatah.
Sí había, por el contrario, lanzado proyectiles de mortero y colocado explosivos en la frontera de Gaza con Israel, informa la radio pública israelí.
Los cohetes lanzados ayer cayeron en un cruce de caminos y en un campo vacío, sin causar víctimas ni daños materiales, precisó el Ejército israelí.
Las fuerzas de Defensa israelíes, el Tsahal, informó asimismo del hallazgo ayer por un cuerpo de elite de infantería de siete lanzaderas de Kasam, una de ellas cargada y con un contador, en la zona de Beit Hanun, al norte de la franja palestina.
Mientras, miles de palestinos participaban en los funerales de los once residentes del campo de refugiados de El Bureij, en su mayoría miembros de Hamás, muertos un día antes en una incursión militar israelí en el centro de Gaza.
Esa operación, concluida en la madrugada de ayer, causó además unos 25 heridos, la mayoría por metralla de tanques o helicópteros que -según testigos- dispararon contra multitudes, entre ellos un camarógrafo de ‘Al Aqsa’, que se encuentra en estado crítico y al que han tenido que amputar las dos piernas, según fuentes médicas en Gaza citadas por el diario ‘Haaretz’.
La televisión qatarí por satélite Al Jazira mostró cómo el camarógrafo, Imad Ranem, recibió dos disparos cuando se hallaba tendido en el suelo tras ser alcanzado por primera vez.
Pese al número de víctimas, el Ejército insistió en el carácter ‘rutinario’ de la operación,