El servicio de inteligencia interior israelí, el secreto Shin Bet, efectúa acciones de vigilancia como escuchas telefónicas a aquellos ciudadanos que aun actuando de forma legal puedan atentar contra el ‘carácter judío’ de Israel.
Así lo afirmó su jefe, Yuval Diskin, en una carta enviada ayer a dos organizaciones de defensa de los derechos civiles, Adalah, de la minoría árabe del país, y la Asociación para los Derechos Civiles en Israel (ACRI), que hoy publica el diario ‘Haaretz’.
El Shin Bet o ‘Shabak’, reza la misiva, desempeña un ‘papel esencial’ en la vida israelí ‘y por ello se le han concedido amplios poderes y potestades’.
Entre otros cometidos, la organización es responsable de preservar los valores fundamentales de Israel como Estado ‘judío y democrático’, por lo que debe proteger ‘de amenazas subversivas’ el ‘sistema democrático de Gobierno y sus instituciones’, agrega.
Tras reconocer que ‘subversivo’ es un término ‘vago’, Diskin explica que su organismo lo considera aplicable a actividades que ‘buscan cambiar los valores básicos del Estado, aboliendo su carácter democrático o judío’.
El Shin Bet, prosigue, tiene derecho a emplear todas las herramientas a su alcance contra las actividades subversivas ilegales, pero no puede utilizar medidas coercitivas cuando son legales, como una mera manifestación por teléfono.
En este último caso sí tienen los agentes la obligación de recopilar información ‘para asegurar que esta acción no se convierta en ilegal o promueva acciones ilegales’, para lo cual se valen de escuchas telefónicas que permitan ‘destapar lo que se esconde tras esta actividad’ verbal, explica.
Las escuchas telefónicas han llevado a la Policía israelí a acusar de alta traición al Estado y espionaje al ex diputado árabe-israelí Azmi Bishara por haber supuestamente ayudado a la milicia chií Hizbulá durante la última guerra en el Líbano.
Esta vigilancia a Bishara, quien abandonó Israel poco después de que se iniciara la investigación policial, el pasado 22 de marzo, y las denuncias de que todos los teléfonos privados de diputados árabes están pinchados, han vuelto a tensar las relaciones entre la mayoría judía y la colectividad árabe de Israel.
Frecuentemente acusados de ‘quintacolumnistas’, los diputados de los partidos árabes exigen que Israel sea ‘un Estado de todos sus ciudadanos’ y que elimine las discriminaciones que padecen los árabes -que superan el millón de personas- en su vida cotidiana y en la distribución de presupuestos públicos.
Los legisladores de la mayoría judía defienden por su parte el ‘carácter judío y democrático’ de Israel, y que conserve su identidad de Estado hebreo según el acta de su proclamación en 1948 en virtud de una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Una encuesta efectuada hace un mes desvelaba que una amplia mayoría de los árabes israelíes aceptaría que Israel mantuviera su condición de Estado judío y sus símbolos (bandera, himno, etc) siempre y cuando se eliminaran las discriminaciones.