En una decisión que sentará precedente, una corte israelí ha dictaminado que la familia de un soldado muerto puede hacer que el esperma de su hijo se use para inseminar a una mujer que él nunca conoció.
Keivan Cohen, de 20 años, murió de un tiro de un francotirador palestino en la franja de Gaza. Era soltero y no dejó testamento. Pero por instancias de sus padres, una muestra de su esperma fue tomado dos horas después de su muerte y ha permanecido almacenado en un hospital
desde entonces.
Cuando la familia intentó tener acceso al esperma, el hospital se rehusó, basado en que sólo una esposa podía hacer tal petición. Arguyendo que su hijo ansiaba tener una familia, sus padres impugnaron esa decisión en corte y el lunes, tras una batalla legal de cuatro años, una corte de Tel Aviv le concedió a la familia su deseo y dictaminó que el esperma podía ser inyectado dentro de una mujer seleccionada por la familia de Cohen.
El dictamen también permite registrar a cualquier criatura nacida como resultado de la inseminación como hijo del difunto.
Irit Rosenblum, activista de derechos de familia quien representó a la familia Cohen, dijo que el mandato era significativo porque establecía un precedente para aquellos que buscan continuar su descendencia después de muertos.