Hezbolá lanzó más cohetes contra Israel el miércoles que en cualquier otra jornada de los 22 días de guerra, después de ataques israelíes contra las milicias en la incursión con más profundidad de Israel en Líbano.
Los ataques aéreos israelíes, que apoyaban la ofensiva de comandos en helicópteros en el bastión de Hezbolá en Baalbek, en el noreste de Líbano, mataron a 19 personas, incluyendo cuatro niños.
En Jerusalén, el primer ministro Ehud Olmert dijo a Reuters que Israel seguiría combatiendo hasta que una fuerza internacional llegue al sur de Líbano.
Olmert pidió una fuerza internacional de combate que aplique la resolución de la ONU que exige a Hezbolá el desarme, y añadió que Israel había destruido ya buena parte del potencial militar del grupo.
Poco después de estas declaraciones, uno de los más de 180 cohetes lanzados por Hezbolá cayeron en Cisjordania, un alcance nunca logrado en las últimas tres semanas.
Tanto Israel como Hezbolá dijeron que se trataba del mayor número de cohetes contra Israel en un día desde el comienzo de la guerra. La ofensiva, que mató a una persona cerca de la localidad de Nahariya, se produjo tras dos días de relativa calma de tales ataques.
Olmert dijo que la ofensiva de Israel ya había «destruido totalmente» la infraestructura del grupo.
Los combates se incrementaron entre las milicias y los soldados israelíes en el sur de Líbano, especialmente en torno a las localidades de Aita Shaab y Kfar Kila, donde hubo intensos bombardeos y ataques aéreos israelíes, según una fuente de las fuerzas de paz de la ONU.