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En los últimos 15 años ha aumentado la cantidad de ataques a las comunidades judías en América Latina

Jose Miguel Insulza, Secretario General ante la OEA:
En los últimos 15 años ha aumentado la cantidad de ataques a las comunidades judías en América Latina

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Me complace sobremanera ver entre ustedes a tantos representantes de América Latina, incluso de mi propio país. Sudamérica alberga a 360.000 judíos, 200 mil de ellos en Argentina; 50.000 en México y 50.000 en América Central. En tal sentido, nuestra zona de América también ha sido una tierra a la que los judíos dirigieron su mirada con esperanza.

Como algunos de Uds. saben, mi relación con el American Jewish Committee comenzó hace más de una década, cuando era Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, y espero que podamos fortalecerla aún más en mi nuevo rol de Secretario General de OEA. Compartimos ideales comunes de libertad, democracia, equidad y anti- discriminación y debemos trabajar juntos para hacerlos realidad en nuestro hemisferio.

Los aspectos de equidad y anti-discriminación no son ajenos a la Organización de Estados Americanos. La Carta fundacional de OEA establece que los estados americanos proclamen los derechos fundamentales de los individuos, sin distinción de raza, nacionalidad, credo o sexo. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre también proclama que todas las personas son iguales ante la ley y tienen los derechos y deberes consagrados en dicha declaración, sin distinción de raza, sexo, idioma, credo, u otro factor. Por su parte, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) prohíbe la discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, condición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

Finalmente, la Carta Democrática Interamericana, un hito en la historia de nuestra Organización, firmada en Lima el fatídico 11 de septiembre de 2001, declara la promoción de la democracia y la participación eliminando la discriminación, especialmente la discriminación de género, étnica y racial, así como diversas formas de intolerancia, se promueven los derechos humanos de los pueblos indígenas y migrantes, y el respeto por la diversidad étnica, cultural y religiosa en las Américas.

Contamos por lo tanto, como podrán ver, con pautas regulatorias claras para abordar todas las formas de discriminación e intolerancia. No obstante ello, como bien sabrán, se nos plantea la necesidad de actualizar y adaptarlas a los nuevos desafíos que plantea la globalización y las nuevas manifestaciones de racismo e intolerancia, frecuentemente bajo la forma de terrorismo internacional. En esta empresa, debemos saber que trabajamos juntos. La OEA considera a la comunidad judía en general, y al American Jewish Committee en particular, sus socios estratégicos en esta acuciante tarea.

Durante mucho tiempo, las comunidades judías han vivido entre nosotros pacíficamente y en libertad. Sin embargo, en los últimos 15 años ha aumentado la cantidad de ataques a las comunidades judías en América Latina, como también en otras partes del mundo. Si bien dicho aumento no ha sido tan marcado en América Latina como en Europa y Medio Oriente, esto no significa que podamos bajar la guardia contra arrebatos de crímenes de odio contra comunidades judías y, en general contra cualquier manifestación de racismo e intolerancia en las Américas. Los horrendos ataques a la Embajada de Israel y al edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires sirven como lúgubre recordatorio de este hecho.

Por lo tanto el desafío que estamos aceptando hoy tiene que ver con la búsqueda de un conjunto de reglas internacionales que protejan a aquellos que, en diversos grados, son víctimas de discriminación. Esto se relaciona estrechamente con la gobernabilidad democrática, la principal prioridad actual de nuestra Organización. La democracia necesariamente implica la promoción de una cultura de inclusión, equidad, y tolerancia entre nuestros pueblos, y la eliminación de todas las formas de racismo, discriminación, y xenofobia. Estos son los objetivos claves para el ejercicio de los derechos humanos y la consolidación del imperio de la ley en nuestro hemisferio.

Estos problemas no se resolverán por sí mismos. Requieren nuestro compromiso y acciones concertadas.

La Asamblea General de 2000 aprobó una resolución instando a la preparación de un «borrador de Convención Interamericana contra el Racismo y todas las formas de Discriminación e Intolerancia» e instruyó al Consejo Permanente para que analizara la necesidad de preparar un borrador de convención interamericana para prevenir, castigar, y erradicar el racismo y todas las formas de discriminación e intolerancia. El año pasado en Fort Lauderdale, la Asamblea dio instrucciones al Consejo Permanente para que creara un grupo de trabajo con miras a preparar dicho Borrador. En la resolución se mencionaba explícitamente el terrorismo junto con otras formas de racismo e intolerancia. El Grupo de Trabajo se reunió por primera vez el 23 de septiembre de 2005 y se ha estado reuniendo regularmente desde entonces. Debemos mencionar en particular la Reunión Especial en la sede de la OEA el 28 y 29 de noviembre de 2005.

Confiamos en que después de la próxima sesión regular de la Asamblea General en junio de 2006, el Grupo de Trabajo reiniciará su actividad con la mayor premura posible, y más específicamente que se pueda realizar según lo planeado la Conferencia contra la Discriminación a tener lugar en Brasil este año. Se que el AJC ha estado siguiendo de cerca las actividades del Grupo de Trabajo, y su presentación ante ellos hace dos meses seguramente desempeñará un papel preponderante en cuanto a guiar el debate y determinar las mejores herramientas para dar respuesta al flagelo del antisemitismo en nuestra región.

Un instrumento internacional que puede servir como modelo en cuanto al antisemitismo para una futura Convención Interamericana, es la Declaración de Berlín de 2004, de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). La Conferencia que aprobó dicha Declaración representó uno de los primeros pasos que dieron los líderes de los diferentes países en relación con un plan de acción para contrarrestar el antisemitismo. La Declaración condena toda manifestación de antisemitismo, racismo, e intolerancia; promueve los programas educativos para combatir el antisemitismo y otras formas de odio; insta a realizar esfuerzos para oponerse a los crímenes de odio; institucionaliza el monitoreo de los crímenes de odio; y alienta el diálogo entre los expertos de los gobiernos en este campo. Varios países de la región cuentan con legislación novedosa para combatir la discriminación contra las comunidades judías, como Estados Unidos, Argentina, Brasil, Colombia, y Uruguay, que también se puede utilizar como mejores prácticas para legislar en otros países.

La Convención Interamericanacontra el Racismo y todas las Formas de Discriminación e Intolerancia representa claramente una magnífica oportunidad para que los Estados Miembros de la OEA alcancen puntos de consenso sobre una política hemisférica para combatir la discriminación. Particularmente en un mundo global, la discriminación en muchos sentidos trasciende las fronteras nacionales y se transforma en un problema regional. En función de ello, las acciones tendientes a prevenir, combatir, castigar y erradicar la discriminación requieren cooperación internacional multifacética entre los Estados. Asimismo, reviste crucial importancia la promoción de la cooperación internacional, a fin de compartir ideas y experiencias e implementar programas diseñados para proteger a las personas de la discriminación.

A través de su Comisión Interamericana de Derechos Humanos, nuestra Organización ha realizado investigaciones detalladas sobre el atroz ataque terrorista a la sede de la AMIA. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos nombró un observador para asistir al juicio oral y público que se realizó en aquel entonces. Resulta importante señalar que el gobierno argentino admitió su fracaso en cuanto a tomar medidas efectivas para prevenir el atentado., especialmente a la luz del hecho que dos años antes había habido un atentado contra la Embajada de Israel. El Estado también reconoció su responsabilidad por haber fracasado en impedir el encubrimiento posterior y por la seria y deliberada falta de acción en la investigación del atentado.

Nos sentimos alentados por la reciente receptividad del gobierno argentino y los instamos a ampliar sus esfuerzos para llevar la causa a juicio. Nosotros en la OEA continuaremos observando el proceso de cerca.

La OEA debe tender a un compromiso de nuestros estados miembro de forjar sociedades abarcativas, a tono con el Siglo XXI, señalando los costos de la exclusión social y los beneficios que aporta la creación de sociedades en las que se respete plenamente la diversidad y todos los pueblos puedan convivir en paz. Como dijo el Secretario General de Naciones Unidas Kofi Annan, debemos estar alerta contra todas las ideologías basadas en el odio y la exclusión, dondequiera y cuandoquiera aparezcan. Estoy seguro de que podemos continuar cooperando con el American Jewish Committee en la consecución de este importante objetivo.

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