THE GUARDIAN .-Los emails o mensajes de texto enviados por error son un peligro de nuestro tiempo. Un episodio de ese tipo puede llegar a destruir relaciones o a enfurecer al más cercano de nuestros amigos. Recientemente, un mensaje electrónico extraviado fue responsable de una ola de arrestos, un escándalo nacional y un ataque de furia del presidente de Irán.
Mahmud Ahmadinejad, el incendiario líder de la nación islámica, se resintió duro luego de recibir un inoportuno mensaje de texto en su celular. Según algunos susurraron en la capital iraní, su ira nació cuando alguien le envió un chiste que sugería que no se bañaba lo necesario. Aunque las autoridades del gobierno se esmeran en decir que Ahmadinejad es dueño de un fino sentido del humor —que contradice su amarga imagen— si existe tal talento, esta vez falló. Al darse cuenta de que el chiste andaba dando vuelta por los celulares del país, el temperamental presidente presentó una causa en el Departamento de Justicia.
Esto actuó como pretexto para una purga oficial del sistema SMS en el país. Ahmadinejad fue más allá y les reclamó a sus funcionarios que presten especial atención a todos los chistes que circulan sobre él en los mensajes de texto. Un sitio contrario al régimen iraní llamado Rooz Online denunció que a raíz de esto el CEO de la compañía de celulares fue despedido y otras cuatro personas fueron arrestadas y acusadas de cooperar con el Mossad, el servicio de inteligencia israelí.
Pero burlarse del presidente se ha convertido en un pasatiempo nacional en Irán. Ocurre que a pesar de ser una teocracia, los habitantes del país distan de tal fanatismo. Por eso, en lo que ya es un ataque furioso de «tráfico sedicioso», las mayores figuras del régimen y aún sus más sagradas políticas son objeto de risa.
Uno de los chistes dice que un hombre muere y va al Infierno, donde encuentra a Ahmadinejad bailando con Jennifer López. Sorprendido, pregunta: «¿Pero éste es el castigo para Ahmadinejad????». «No», le responden. «Es el castigo para Jennifer López….»
Otros chistes directamente se concentran en cuestiones de sexo, otro tabú relacionado con la jerarquía religiosa. Como el que supuestamente revela estadísticas oficiales acerca de qué hacen los hombres después de tener sexo: «El 2% come; el 3% fuma; el 4% se da una ducha; el 5% se duerme y el 86% se vuelva a casa con su esposa…»
Las autoridades policiales anunciaron que los chistes que sean interceptados podrían ser considerados como comportamiento criminal. Y se les presta especial atención a los chistes que comparan al programa nuclear iraní con el sexo. Se cree que ya son varias las personas que han recibido citaciones judiciales por enviar chistes relacionados con esta cuestión.
La medida represiva está en sintonía con la inflexible postura de las autoridades acerca de internet. Advertidos de que las nuevas tecnologías suelen ser sinónimo de expansión del disenso político, Irán es precedido sólo por China en la cantidad de sitios online que son filtrados utilizando tecnología fabricada en EE.UU..
El gobierno reconoce que monitorea el tráfico de mensajes de texto. La primera vez que lo admitieron fue en diciembre, cuando un avión militar con unos 100 periodistas a bordo se estrelló poco después de despegar de Teherán. Entonces anunciaron que los SMS serían conservados por el gobierno por 6 meses y que los mensajes que se habían enviado momentos antes del accidente podrían usarse para la investigación.
Los primeros arrestos vinculados al tema se hicieron durante la campaña presidencial del año pasado, cuando algunos estudiantes contrarios al régimen fueron detenidos por llamar al boicot electoral luego de que el gobierno decretara que votar era una obligación islámica. «Me detuvieron una noche y me hicieron saber que conocían cada SMS que yo había enviado y recibido», dijo Muhammad Hashemi, líder del movimiento estudiantil Tahkim Vahdat.
Clarin