Las empresas argentinas descubrieron un segmento redituable y agudizan su ingenio para venderle a la comunidad judía. Negocios y fe.
E 1 «boom» de los productos kosher, permitidos por la religión judía, está en plena ebullición. Las empresas argentinas comenzaron a descubrir un nicho de mercado millonario y ahora agudizan su ingenio pensando que nuevo producto pueden «kosherizar» o certificar bajo la atenta mirada de un rabino. En marzo pasado nació, en Buenos Aires, la primer tienda virtual kosher en Latinoamérica. Ya se puede conseguir desde helados, carne, café y pan hasta productos insólitos como alimento para gatos y perros, detergente, chupetines, cepillos de dientes, agua mineral, velas, pochoclos y aspirinas. Los lugares de comida, siguen la comente, pizza, parrilla y hamburguesas, son sólo algunas opciones.
Los expertos en el tema aseguran que la Argentina es el tercer mercado de productos kosher en el mundo, detrás de los Estados Unidos e Israel. Por eso McDonald’s no dudó un instante y abrió en noviembre de 1998 el único local kosher en el mundo, fuera de Israel. Ubicado en el Abasto Shopping ofrece un menú sin lácteos ni derivados de cerdo. Gustavo Pascualino, gerente de operaciones, asegura: «El producto que más vendemos
es el Mc Kosher de pollo. Contamos con un control religioso permanente en el local, se llaman Mashguijim y son supervisores religiosos. Además, el 50% de nuestro personal es de origen judío porque son los únicos que pueden cocinar la carne. Mientras el local normal es visitado por más de un millón de personas al año, en el McDonald’s kosher van 400.000 personas. El 90% pertenece a la colectividad». Es el único local argentino que va a pérdida, pero sigue en pie como un servicio a la comunidad religiosa. También se sumó al lado El Pasaje Express con pizza, pastas y sushi que también tiene su bar y restó, y hasta Cabañas Las Lilas cedió a la tentación. Albino García, su director señala: «Ofrecemos cortes de carne kosher en algunos supermercados y en el restaurante se puede comer ojo de bife o bife de chorizo,
pero es necesario pedirlos con 72 horas de anticipación. Estas opciones no están a la carta y cuestan lo mismo que los cortes comunes. Recibimos a lo sumo un pedido al mes», confiesa.
REGLAS. Los mamíferos y aves deben ser faenados de manera especial, deben separarse la carne de los productos lácteos, sólo están permitidos los pescados con aletas y escamas, son algunos preceptos stablecidos por la Torá. Para que un producto sea apto o kosher debe ser supervisado y certificado por un rabino. Hay pocos especializados en la kosherización en la Argentina. Los costos del proceso varían según el producto del que se trate, además hay que pagar un lee anual. Sólo para habilitar una planta es posible pagar $ 3.000 anuales a los rabinos locales. Sin contar que la OU un ente internacional ortodoxo puede cobrar desde u$s 5.000 a u$s 10.000 anuales por la certificación.
El negocio se expande por todo el país, nadie quiere perder la oportunidad de entrar a un mercado de 250.000 judíos sólo en la Argentina. Pero la meta foral es la exportación. Desde Córdoba, Sergio Molina de la empresa La Posta del Aguila explica cómo se le ocurrió certificar la primer planta de envasado de agua mineral en tetrabrick kosher de todo el mundo. «Cuando me enteré que el medio litro de agua en Irán cuesta u$s 6 no lo pensé mucho. Ya entramos a Estados Unidos e Israel. Vendo agua en envases de 20 litros retornables y de 5 y 8 descartables. La planta era de mi padre, yo vivía en Suiza y volví para darle un giro de 180 grados al negocio. En el primer año espero facturar u$s 30 millones», explica. También ideó un agua Maternal para madres y otra bautizada Patagonia para chicos de 2 a 7 años, todas bajo normas kosher.
DIENTES BLANCOS. Desde la empresa Curatiss que representa diferentes marcas de insumos medicinales y de odontología,’ su directora Laura Gersberg cuenta que leyendo una nota de productos kosher descubrió la veta. «Estamos a punto de lanzar un cepillo de dientes kosher, las cerdas son reemplazadas por un material llamado tynex de Dupont. Los fabricamos en Hong Kong y lo certifican desde allí. Queremos venderlo a todo el mundo. El kosher es un mercado muy grande, si introducís un producto nuevo, el éxito está asegurado. La comunidad ortodoxa es muy poderosa, compra sin importarle los costos», dice entusiasmada y con calculadora en mano.
Aunque los productos kosher se reproduzcan al segundo, las galletitas siguen batiendo récords en ventas. Por eso, Santiago Seillant decidió fabricar delicatessen, galletitas y café con su marca Nany Sweet. «Nuestra planta es cien por ciento kosher, también hacemos productos para terceros. Ahora pensamos lanzar una línea para la pascua judía. Junto a la empresa El Fundador lanzamos café expreso, café típico turco y capuchino. Ya exportamos a México, Canadá y Chile. Este año esperamos facturar u$s 120.000 en apenas diez meses. Nuestro proyecto es lanzar productos para kioscos, más chupetines y bocaditos». Se especializan en galletitas rellenas de chocolate y de frambuesa bañadas en chocolate. Usan harinas especia
les como fécula de mandioca y la leche Yalal Israel, la única autorizada. «Hacemos dulce de leche y esta
mos desarrollando budines, mermeladas y chocolate», explica.
Las principales marcas ya pusieron el ojo en este nicho. Mostazas y ketchups Heinz, alimentos de Georgalos, jugos Tropicana, productos de Arcor, helados Háagen Dazs y Tango & Polo, galletitas Granix, caramelos Lipo y alfajores Havanna, son algunas marcas que ya fueron en busca de un rabino para poder ampliar su mercado. Algunas, incluso, dan prioridad al mercado externo, a la hora de vender. Otros que aprovechan las oportunidades que dan los rigurosos preceptos de la religiosidad judía son los supermercados. Carrefour, Norte, Wall Mart, Jumbo, Coto y Disco son algunas de las cadenas que cuentan con góndolas específicas kosher. Parece ser un segmento en pleno crecimiento, porque los responsables de las cadenas aseguran que casi triplicaron las ventas del sector y cada vez hay más oferta de productos.
Si bien nada prueba que el consumo está en ascenso, cada vez aparecen más categorías nuevas. El rabino David Stoler, director de Jabad Lubavitch explica de que se trata esto. «Comer kosher significa tener presente a Dios también en situaciones netamente humanas, la alimentación del cuerpo. Todos los animales o alimentos que reúnenlas condiciones para ser kosher, contienen una energía «positiva», no es
así con las comidas «no kosher», explica. Los emprendedores que se atreven a incursionar en el segmento kosher, en general, no son judíos, pero igual le tienen fe al negocio.
Pizza kosher
En plena provincia de La Pampa, tampoco escapan al fenómeno kosher. La fábrica de quesos La María Pilar Estancias lanzó la mozzarella kosher. Tienen un rabino viviendo «casi» en la fábrica que supervisa todo. Presentada en sociedad hace menos de un mes, planean colocar un container de 10 toneladas mensuales en el exterior. «El 20% del precio de costo es pagado al rabino», explica Gustavo Camaño, gerente de planta de La Maria Pilar Estancias. No compran leche a tambos, se sirven de tambos propios. Una ventaja ala hora de kosherizar sus productos.
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