Informantes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) dijeron hoy en la ciudad de Gaza que más del 50 por ciento de la población en esa zona y en Cisjordania está por debajo de la línea de pobreza.
Al menos once supuestos activistas del alzamiento o «intifada» contra la ocupación militar, que cumple hoy dos semanas, fueron apresados en localidades de ese territorio donde la Autoridad Nacional Palestina (ANP) quedó reducida a poco más que un símbolo.
El presidente de la ANP, Yaser Arafat, es cuestionado por Estados Unidos e Israel, y su futuro político parecía hoy más incierto en medio de versiones contrapuestas, la de los que lo ven «más fortalecido que nunca», y quienes lo dan por «acabado».
La marcha de los «hambrientos de Gaza», miles de operarios en el paro que exigieron ayer «pan y trabajo» a Arafat, y rendición de cuentas sobre las donaciones que recibe la ANP del exterior -un movimiento sin precedentes que puede extenderse a Cisjordania-, parece amenazar a corto plazo a su Gobierno no menos que a Israel.
La condición puesta por el presidente norteamericano George W.
Bush a los palestinos, a quienes llamó a «cambiar a sus líderes» si desean su apoyo para un Estado independiente, removió la semana pasada las ya turbulentas aguas de Oriente Próximo.
Después de afirmar que Bush cometió «un error garrafal», el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Simón Peres, añadió anoche en la Convención Nacional de su Partido Laborista que además «anuló» a Arafat -con el que Peres compartió el Premio Nobel de la Paz en 1994- y «ahora debemos buscar un socio adecuado para negociar».
Las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, sumidos desde hace 22 meses en una sangrienta guerra de desgaste que ha costado la vida a unas dos mil personas y decenas de miles de heridos, están interrumpidas desde enero del año anterior.
Bush también exigió «reformas» en los organismos de la ANP y una clara división de poderes con vistas a un futuro Estado democrático, coincidiendo con el primer ministro Sharón, quien a raíz del cambio en Washington, está embarcado ahora en una nueva «iniciativa de paz», predice hoy el diario pro-gubernamental «The Jerusalem Post».
El periódico agrega que se trata de una iniciativa que elabora con Peres -al que prohibió el domingo pasado reunirse con personalidades de la ANP, según fuentes del Gobierno que Sharón desmiente-, y con el ministro de Defensa y líder del Partido Laborista, Benjamín Ben Eliezer.
Ben Eliezer y Peres respaldan la creación de un Estado palestino, dentro de los términos del plan de Bush. Sharón, en cambio, se opone a su creación «ahora», pero ese «triunvirato» en la cúpula del poder israelí coincide ya en que será «sin Arafat».
El futuro de Arafat también estará hoy en la balanza en la reunión que celebrará en Londres el «cuarteto de Madrid», esto es representantes de EEUU, la Unión Europea (UE), Rusia y la ONU.
El motivo de la reunión es estudiar las reformas que están decididos a promover, y su ayuda para concretarlas, en la estructura y el funcionamiento de la ANP, entre ellas el agrupamiento «bajo un mismo techo» de sus once organismos de seguridad, y otras destinadas a conseguir la «transparencia» contable en sus finanzas.
Los comunitarios -salvo algunas excepciones- y la ONU, disienten con Bush y consideran a Arafat un presidente legítimo, elegido democráticamente por su pueblo (en 1996), que es lo que alegan indignados con EEUU los partidarios del presidente de la ANP.
Arafat recibirá hoy en la ciudad cisjordana de Ramala -rodeada por los tanques de Israel- al viceministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Mike O Brien, quien también se entrevistará con Peres después de reunirse ayer lunes con el presidente de Egipto, Husni Mubarak.
Mubarak, el principal de los mediadores árabes entre el Gobierno palestino y el de Israel, desmintió esta semana que también él esté entre los que creen que «hay que cambiar a Arafat».
Fuentes de El Cairo, recogidas por la prensa local, informaban de que el «rais» egipcio enviaría dentro de 48 horas a Israel al jefe de sus servicios secretos, Omar Suleiman, y a Ramala a su principal consejero político, Osama el-Baz, para entrevistarse con Arafat.
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