Itongadol.- La investigación realizada en la Universidad Hebrea y el Centro Médico Hadassah, puede conducir a nuevos medicamentos que mejoran las posibilidades de partos exitosos y evitar enfermedades en mujeres de alto riesgo.
El cuerpo de una mujer aprende de las dificultades en un primer embarazo y se adapta para tratar de evitar tales dificultades en embarazos posteriores.
Los investigadores, de la Universidad Hebrea de Jerusalem y el Centro Médico Hadassah (hospital escuela de la UHJ), sostienen que su estudio de seis años sobre ciertas células durante el embarazo puede allanar el camino para desarrollar nuevas drogas, disminuyendo las complicaciones en el parto.
En su investigación sobre la “memoria entrenada” de las células Natural Killer (NK), “asesinas naturales” que combaten virus y tumores, descubrieron que las células encargadas de ayudar a los fetos a implantarse en el útero y evitar enfermedades como la preeclampsia o el retraso del crecimiento intrauterino son más activas durante un segundo embarazo, porque recuerdan el primero y están mejor entrenadas para la segunda vez.
“Es un hecho clínico conocido que los segundos embarazos son más eficientes que los primeros”, dijo el Prof. Simcha Yagel, Jefe de Obstetricia y Ginecología del Centro Médico Hadassah. Los fetos generalmente se implantan mejor en un segundo embarazo; los bebés nacen más grandes y el embarazo es menos propenso a enfermedades como la preeclampsia, una complicación que aumenta la presión arterial y causa otro daño en la madre.
El nuevo estudio, publicado en la revista Immunity, proporciona una explicación celular y molecular para este fenómeno.
“Si sabemos por qué el segundo embarazo es mejor que el primero, entonces tal vez podamos hacer algo para ayudar a las mujeres con embarazos primarios de alto riesgo, como después de la fertilización in vitro”.
La investigación, que se basó en el estudio de muestras de membranas mucosas, fue realizada por Moriya Gamliel y dirigida por la Dra. Debra Goldman-Wohl, junto con el Prof. Ofer Mandelboim, del Departamento de Inmunología e Investigación del Cáncer de la Universidad Hebrea de Jerusalem, y el Prof. Yagel.
Los investigadores estudiaron el trabajo de las NK. Estas células están presentes en el sistema inmune de hombres y mujeres, y su función es combatir virus y tumores.
Sin embargo, también hay células NK que se encuentran en el revestimiento del útero al comienzo del embarazo. Estas células no son beligerantes, dijo Gamliel. Más bien, han convertido sus “espadas” en “palas” y se han convertido en “escudos”, cuya función es ayudar con el desarrollo del feto.
Durante el embarazo, estas células NK tienen dos misiones, explicó Yagel. Su papel principal es ayudar a construir una implantación exitosa del feto, mientras que el secundario es detener los virus y otras enfermedades.
Alrededor del 70% de las células en el revestimiento del útero son células NK.
Los investigadores se propusieron estudiar si hay diferencias en las células NK de los primeros embarazos frente a las segundas. Encontraron una “población única” de células NK que es única en el segundo, que se caracterizan por un mayor número de receptores, NKG2C y LILRB1. Llamaron a estas células NK “entrenadas para el embarazo”.
“Durante muchos años los investigadores pensaron que las células NK no tenían memoria, pero nuestra investigación descubrió que sí la tienen”, dijo Yagel.
Durante el estudio, los investigadores descubrieron que en cada embarazo recurrente, es decir, no en el primer embarazo sino en los posteriores, las células NK recuerdan la primera experiencia del embarazo y mejoran su función. Sin embargo, no hubo diferencia entre el rendimiento de estas células entre el segundo y embarazos posteriores.
Las células NK en un segundo o tercer embarazo recuerdan el primer embarazo y están “mejor preparadas” para el trabajo. Actúan más rápido y más eficientemente. Esperan que el disparador “produzca las golosinas necesarias para un embarazo exitoso”. Esta memoria permanece tanto entre embarazos, como durante embarazos.
Esta información puede ayudar a los investigadores a encontrar la manera de “omitir” las dificultades del primer embarazo y entrenar las células NK desde el principio, allanando el camino para el desarrollo de nuevos medicamentos para tratar enfermedades de implantación deficiente.
Por Shoshanna Solomon
The Times of Israel
Junio de 2018