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Unos 750 argentinos marcharán por Polonia pese a su ley banalizadora

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 Itongadol/AJN.- En medio de la controversia por la flamante ley banalizadora de la Shoá, el mes que viene miles de personas recorrerán Polonia y marcharán entre los campos de exterminio de Auschwitz y Birbubenau como hace tres décadas.

La Agencia AJN entrevistó al respecto a Alejandra Tolcachier, directora de Marcha por la Vida Argentina, quien encabezará la delegación de unos 750 compatriotas que luego celebrarán el 70° aniversario del Estado de Israel en ese país con actividades junto al Keren Kayemet.

– ¿Qué es Marcha por la Vida?

– Es un programa educativo, cuyo objetivo principal es conocer los acontecimientos que sucedieron durante la Shoá. Cada vez son menos los sobrevivientes que van a hacer el relato vivo de lo que sucedió y es el legado de las jóvenes generaciones el transmitirlo cuando ellos ya no puedan contarlo, para luchar contra la discriminación, el antisemitismo y todo medio que esté en contra de la diversidad. Se centraliza en Polonia porque es donde vivía la mayor comunidad judía, pero podríamos hacer un recorrido por los diferentes países de toda Europa fueron dominados por el régimen nazi.

– ¿Cada país lleva a sus sobrevivientes?

– Cada país se organiza para llevar a sus sobrevivientes y muchos están viajando con sus hijos o nietos. La realidad es que Europa tiene más posibilidades por la cercanía, la modalidad y las comodidades. A nosotros se nos hace más complejo porque estamos hablando de gente de 90 años…

– ¿Qué significa ir a los campos de concentración en una Polonia que hoy se para en un lugar bastante delicado?

– Volver a marchar en Polonia hoy en día es controversial por todos los debates que se generan en relación a la ley. (El memorial israelí) Yad Vashem, como centro de educación y divulgación de la Shoá; Marcha por la Vida, como programa educativo que enseña lo que se vivió en la Shoá; y varios otros proyectos no están cuestionando que todos los recorridos que hacemos son a campos de concentración nazis en territorio polaco. No estamos hablando de “campos polacos” porque estaban bajo la ocupación del régimen nazi y ninguno va a debatir eso. Lo que sí vamos a ver y revisar es cuál fue la conducta de los polacos, los ucranianos y los alemanes sin generalizar porque hablamos de quienes fueron partícipes y cómplices como también de los “justos de la humanidad”, que salvaron a tanta cantidad de judíos refugiándolos en sus casas, arriesgando sus propias vidas o generando documentación falsa, y también de la resistencia polaca. Entonces, tenemos que trabajar cuál fue la implicancia y la responsabilidad de la población polaca cuando sucedió esa ocupación y posterior a la Shoá.

– Se escuchan voces de que no se haga más en Polonia…

– Estamos pensando en la misma marcha que hacemos hace 30 años, con la misma modalidad y recorrido. La gran problemática que tiene la ley polaca es el debate que genera su interpretación, y no su enunciado en sí. Hablamos de educar a las nuevas generaciones y de no victimizar a todos porque no todos fueron víctimas durante la Shoá. Creo que esta ley hace retroceder varios pasos a toda la educación que se venía realizando en los últimos años en Polonia en relación a la Segunda Guerra (Mundial). Lamentablemente, creo que el único país de Europa que avanza en relación a educar a las jóvenes generaciones es Alemania, mientras que el resto se queda en un papel de víctima sin responsabilidad. Más allá de que su gobierno se exilió, Polonia tiene responsabilidad por lo que sucedió con su ciudadanía en ese momento: quién participó y quién no, quién fue cómplice y quién no… Si no, lo que va pasar en pocos años en todo el mundo con la Shoá es que todos van a ser víctimas y nadie responsable.

– ¿Se imaginan una marcha como siempre o con un espíritu de marcar algo en esta circunstancia especial?

– Creo que vamos a marchar con el espíritu de decir “estamos presentes”, de sostener la importancia de la memoria histórica colectiva, de responsabilizarnos por los actos, de ser fieles transmisores de lo que sucedió y de no dejar que éste sea un pasaje más de la historia, que recuerden unos pocos.

– ¿Qué opinás de la denuncia por la nota publicada en Página 12?

– Estoy totalmente en desacuerdo. Hay dos cuestiones: desde lo legal, Polonia no puede estar interviniendo sobre un medio de otro país, y uno tiene que ser crítico de la historia, no puede justificar hechos de discriminación y antisemitismo. Mi espíritu es generar en los jóvenes que luchen contra todo aquel que esté en contra de los derechos humanos y de que se puedan profesar libremente las creencias.

– Este viaje también está relacionado con el 70º aniversario del Estado de Israel…

– El otro hito central de este programa es el surgimiento del Estado de Israel, y todo va a girar alrededor de los festejos de sus 70 años, pero sin dejar de lado -como lo hacemos año a año- la jornada previa a Iom Haatzmaut (Día de la Independencia), que es Iom Hazicarón (Día de Recordación), en memoria de todas las víctimas de guerras y atentados terroristas.

– ¿Cuál es la importancia de vincular a ambos países en un viaje, donde se tocan la vida y la muerte?

– Tiene que ver con la centralidad del Estado de Israel en nuestra vida como judíos de la Diáspora después de la Shoá. Siempre decimos que hay un antes y un después de Marcha… y para nosotros es muy importante el compromiso que genere: el volver diferente para activar dentro de su comunidad y su país. Comprometerse con los derechos humanos, luchar contra la xenofobia y la discriminación… Son todos éstos los legados que debería dejarnos el haber atravesado esa semana en Polonia. Y respecto de Israel, para mí es muy importante trabajar con cada participante del programa la importancia de tener un país que nos representa como judíos de la Diáspora y aprender lo que significa el crecimiento de un Estado, más allá del aspecto político porque en varios países de Latinoamérica hace muchos años que tenemos antisemitismo y discriminación en relación a Israel, que aparece como sinónimo de (su primer ministro, Benjamín) Netanyahu o de ejército. En ámbitos universitarios fuera de la comunidad se vive con mucha más tensión, que se traduce en enfrentarse muchas veces con que Israel es un país racista, xenófobo o que es parte del nazismo… Todas estos lemas los hemos vivido mucho cotidianamente cuando uno sale del ámbito judío… Y me preocupa el crecimiento de la derecha en Europa: Polonia, Ucrania, Italia…

– ¿Cuánta gente participará en Marcha por la Vida en esta oportunidad?

– Todavía está terminándose de armar, pero se espera mucha cantidad de gente -no solamente jóvenes- de diferentes países y se está hablando de entre 13.000 y 15.000 personas que no solamente van a marchar desde Auschwitz hasta Birkenau, sino que también van a participar del programa durante toda esa semana en Polonia.

– ¿Cuántos viajarán desde la Argentina?

– Estamos viajando con una delegación de 750 personas, compuesta por alumnos de diferentes escuelas -Buber, Tarbut, Yeshurun, Scholem Aleijem y ORT-, jóvenes a nivel universitario de varias instituciones -CISSAB, La Plata…- y este año creció muchísimo el número de adultos -Hebraica, Amijai, Lamroth Hakol y Tarbut-. Siempre participábamos con uno o dos grupos y estamos viajando con cinco… Es un número importante por dos cuestiones: el programa comenzó en 1988 y ésta va a ser la marcha número 30, y también vamos a festejar en Israel los 70 años de la creación de nuestro Estado, y realizaremos actividades junto al Keren Kayemet.

– Van a marchar en una circunstancia especial…

– Estamos trabajando en las escuelas y con los grupos de adultos sobre la ley polaca y la realidad es que ninguna de las personas cuestionó su participación. Lo que sí preguntaban era si continuaríamos con el mismo programa o habría alguna modificación porque ninguno quería que se lo cambiase.

– ¿Hay no judíos que sean parte de la experiencia?

– En nuestro programa participa toda persona que quiera ser parte del proyecto.

– ¿Qué otros países de Latinoamérica participan?

– Este año tenemos dos grupos de adultos: Chile participa por primera vez y viene bajo nuestro paraguas, y para Uruguay es la segunda. Estamos trabajando en colaboración con ellos. Los jóvenes de estos países en general viajan a Polonia en otro programa. México tiene una delegación. Hay un grupo de Panamá que viene con nosotros hace 8 ó 9 años y se genera un lindo intercambio con nuestros alumnos. Varios adultos de Colombia y Perú se agruparon bajo el paraguas de Costa Rica.

– ¿Quiénes acompañaron políticamente el inicio de Marcha por la Vida en la Argentina?

– Son varias las instituciones y personas que estuvieron al frente del programa desde su inicio en la Argentina en 1992. Comenzamos con 70 personas y (al principio) cada año iban 40 ó 50. Hubo muchas personas y me olvidaría de nombrar a varias, pero Gilbert Lewi y su mujer, Raquel, fueron los precursores. Él fue presidente de Hebraica y de la Fundación Memoria del Holocausto y fue el primero que dijo que la Argentina tenía que ser parte de las delegaciones que viajaban a Polonia e Israel. Su familia acompañó la continuidad del programa a lo largo de todos estos años. Es fundamental.

DB-SZ-CGG

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