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Ahogados en deudas, kibutzim de Israel se rinden al comercio global

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KIBUTZ GAN SHMUEL, Israel —Los kibutzim de Israel han sobrevivido a guerras, sequías, inflación alta, turbulencia política y un fracasado proceso de paz con los palestinos. Ahora, casi 100 años después de la inauguración del primer kibutz, muchas de estas comunidades agrícolas se están transformando a causa de algo mucho más prosaico: el comercio.

El kibutz Gan Shmuel, al norte de Tel Aviv, es un ejemplo. A principios de los 90, mientras las deudas se acumulaban los más jóvenes se alejaban. Entonces llegó ayuda: la mayor cadena de restaurantes del mundo, McDonald’s Corp., abrió ahí un restaurante. También se inauguraron una tienda de la cadena de ferreterías Ace Hardware y otra de la red de juguetes Toys «R» Us.

Antaño un enclave socialista utópico, Gan Shmuel ha transformado una parte importante de su fértil propiedad en un centro comercial. El comedor, antes gratuito para los residentes, fue reemplazado por varios de comida rápida pagos. Los servicios públicos y la vivienda, entre otros, continúan siendo gratis, pero nuevos cambios parecen inevitables, dice el gestor de la comunidad Oded Zentner, agregando que «nos está yendo muy bien».

Los kibutzim pioneros de Israel fueron un modelo de convivencia comunitaria. Sus miembros no eran dueños de la tierra y no recibían salarios. Muchos kibutzim administraban pequeños negocios, pero el dinero recaudado se destinabaa a pagar por servicios comunitarios, desde viviendas, alimentación y educación, hasta cuidados médicos y transporte.

El sueño socialista ahora parece estar llegando a su fin a medida que los cerca de 270 kibutzim abren sus puertas a un creciente fenómeno conocido acá como privatización.

Tras fomentar los kibutzim en sus primeros años, subsidiando el agua y donando tierras, ahora el gobierno los ha abandonado para valerse por sí solos. Muchos kibutzim ya no son viables sobre una base estrictamente comunitaria y ahora requieren que sus miembros paguen por la alimentación y los servicios públicos. La privatización podría ampliarse. Un proyecto de ley que será presentado al parlamento israelí otorgaría a miembros de kibutzim la propiedad de los activos de la comunidad, incluyendo viviendas y tierras.

Pero ya el hecho de que se presente el proyecto de ley marcará un hito en Israel, donde muchos ven a los kibutzim como el cimiento del estado y a sus miembros como símbolo de la determinación de Israel de mantener su seguridad e independencia y merecedores de una compensación económica. «El movimiento de los kibutzim fue la principal herramienta para establecer la soberanía de Israel», dice Ephraim Sneh, miembro del parlamento que apoya el proyecto. «Es inconcebible que ahora cuando tenemos un estado fuerte sus miembros no tengan ningún beneficio».

Sin embargo, en años recientes, la globalización de la economía ha forzado ciertos cambios en el kibutz tradicional. Sholomo Getz, especialista de la Universidad de Haifa en kibutzim, dice que más de un 75% de los kibutzim de Israel cobran por la comida, 82% por la electricidad, más del 25% adoptaron un sistema de salarios con base en una escala ascendente y más del 30% cobra por asistencia médica.

Las raíces de los cambios son económicas, pero Getz dice que también reflejan un distanciamiento de los valores socialistas y la formación de una sociedad más materialista e individualista en Israel. «Es el fin de una era», dice Getz.

En el kibutz Gvat, prácticamente todos los servicios han sido privatizados: lavandería, recolección de basura, distribución de periódicos, agua, luz y asistencia médica. «Es un lugar completamente distinto del que fui criada», dice Paz Israel, de 29 años, administradora del kibutz Gvat donde vivió toda su vida.

La privatización de las viviendas de Gvat es un paso que muchos esperan que ocurra en los próximos dos años. Este permitirá que los miembros vendan sus casas libremente, pero también eliminará el control del kibutz sobre sus miembros. Cuando eso ocurra, dice Israel, «será el fin de nuestro kibutz en su forma original».

El kibutz Gan Shmuel, que gestiona un centro comercial, ha recuperado su salud económica durante la última década. Los ingresos del centro comercial contribuyen con un 30% del total de ingresos anuales del kibutz.

El negocio factura lo suficiente para subsidiar los servicios comunitarios pero algunos miembros no están seguros cuánto tiempo puede durar.

Una señal de preocupación surgió el año pasado, cuando miembros del kibutz crearon un plan para una posible privatización total, aunque sólo será activado si la mayoría de sus miembros lo apoya.

Zentner, el administrador del kibutz, califica el plan de latente, con la esperanza de que la privatización total nunca se concrete. Pero dice que ningún kibutz puede ignorar los vientos de cambio. «Queremos asegurarnos que estamos preparados «, concluye.

Por Karby Leggett
The Wall Street Journal
Fte La NAcion

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