El de ayer es el cuarto ataque mortal perpetrado en tres semanas, y ocurre en momentos en que el ejército israelí intensifica sus incursiones en Cisjordania, precisamente orientadas a erradicar a militantes palestinos a los que acusa de la ola de atentados suicidas.
Las Brigadas de Mártires de Al-Aqsa, grupo armado cercano a Al-Fatah, el movimiento del líder palestino Yasser Arafat, reivindicaron el atentado en una llamada telefónica a la cadena de televisión Al Manar (perteneciente al movimiento chiita libanés Hezbollah).
«Vi al atacante», dijo una mujer, que se identificó como Ravit, mientras mecía a su bebe en la cama de hospital.
«Llevaba puestos jeans y una camisa gris. Se veía raro (…). Por un segundo lució como alguien que podía ser un terrorista», agregó.
Sin embargo, dijo que no vio señales de que llevara un cinturón de explosivos bajo su ropa. «Entonces, después de unos segundos, escuchamos la explosión.»
«El explotó, simplemente explotó. Ví un bebe con el rostro desfigurado y sangre por todos lados», dijo otra testigo a la radio.
Inmediatamente después de la deflagración, la policía y personal militar revisaron todos los vehículos en el estacionamiento del centro comercial para determinar que no hubiera un coche bomba.
El gobierno israelí, en tanto, acusó a Arafat de ser el principal responsable de la violencia contra Israel «porque habla de reformas, pero no hace nada contra el terrorismo».
Sin embargo, el líder palestino condenó el nuevo atentado suicida. «El presidente Arafat rechaza todas las acusaciones israelíes contra la Autoridad Palestina. Condenamos el asesinato de civiles, sean palestinos o israelíes», declaró el dirigente por boca de uno de sus principales negociadores, Saeb Erakat.
Toque de queda
El atentado de Petah Tikva se produjo horas después de que el ejército israelí reocupara completamente la ciudad autónoma de Belén (Cisjordania), donde impuso el toque de queda y detuvo a centenares de palestinos.
«El ejército israelí permanecerá en el sector de Belén el tiempo que haga falta», declaró a la televisión pública el general Ron Kitrey, vocero del ejército.
Además, las tropas israelíes ocuparon cinco localidades vecinas a Belén, donde fueron detenidos al menos 15 palestinos.
Entre ellos figuran el jefe de las Brigadas de Mártires de Al-Aqsa en Belén y otros dos miembros del grupo a quienes Israel acusa de organizar el atentado del 22 de este mes en Richon Le Zion.
Unidades del ejército se apostaron también frente a la basílica de la Natividad, donde se refugiaron más de un centenar de palestinos durante la última ocupación militar de la ciudad, del 2 de abril al 10 del actual.
Fuentes militares indicaron que el primer objetivo de las tropas fue rodear los lugares santos e impedir cualquier brecha que permitiera a milicianos armados atrincherarse en ellos, como ocurrió con la basílica.
Además, también se ha prohibido a los soldados que entren en los hoteles de la ciudad o que hagan uso de las viviendas de la población palestina para evitar imágenes que desacrediten a Israel.
El ejército israelí también ocupó ayer distintos barrios de las ciudades cisjordanas de Tulkarem, Kalkylia y Ramallah, todas ellas bajo toque de queda.
En una secuencia repetida desde hace tres semanas, cuando finalizó la llamada Operación Muro de Defensa, la tropas israelíes imponen el estado de sitio, efectúan una redada casa por casa, destruyen lo que consideran una amenaza y abandonan la ciudad con un número indeterminado de arrestados.
Agencias Reuters, EFE y AFP
La Nacion