Itongadol.- Yigal Palmor tiene a su cargo la dirección de Relaciones Internacionales de la Agencia Judía para Israel y en una entrevista con ItonGadol dialogó sobre las tendencias de la aliá en el último tiempo: “El mundo en que vivimos es más globalizado que nunca, y las fronteras no son tan tajantes y definidas como lo eran antes. Vienen olim y se instalan en Israel, pero mantienen un negocio o un gabinete profesional en su país de origen”.
Respecto a los niveles de aliá desde Argentina, destacó: “Asistimos a una recuperación de las cifras de aliá a los niveles del año anterior a la crisis de la pandemia. Estamos hablando de un 48 por ciento de aumento, pero la verdad es que la cifra es más impresionante que la realidad, porque se trata solo de unas decenas de personas en términos absolutos. No se trata de un éxodo, sólo volvemos poco a poco a los niveles que ya conocíamos antes”.
-¿Cómo están las cosas en este momento en un sillón tan delicado como el que usted ocupa, con respecto a la mirada general de la aliá en el mundo?
-La aliá en general fue muy afectada y sigue siendo afectada por la pandemia mundial. Como bien se entiende, esta pandemia afecta no solo a las disposiciones personales de cada individuo, de cada familia, sino también las posibilidades de viajar, de desplazarse, de resolver trámites oficiales con los gobiernos respectivos, para obtener el visado, para obtener empleo, para empezar a trabajar o estudiar. En Israel todo ha estado paralizado durante mucho tiempo, desde los vuelos y el tránsito internacional, hasta el mundo del trabajo, los estudios universitarios… todo ha sido afectado de manera muy grave. La aliá de todos los países ha bajado el año pasado más o menos 45 a 50% como promedio mundial y todavía no se han recuperado los niveles del año anterior. Ahora se está recuperando poco a poco en casi todos los países, aunque todavía no hemos vuelto a los niveles de 2019.
-Desde la diáspora uno se imagina una gran mesa de los líderes políticos del Estado de Israel pensando casi permanentemente en cómo ir adecuando las nuevas situaciones del tema del trabajo y los viajes. ¿Qué decisiones o cambios están generando respecto a la nueva normalidad, que rigen en el mundo para los futuros inmigrantes, aquellos que llegan y hoy tienen diferentes trabajos? ¿Cómo están pensando esta nueva realidad?
-Lo que podemos ofrecer es el acompañamiento. No podemos cambiar el tema sanitario, porque es lo que es y depende de la propagación del virus, tanto en Israel como en los demás países. Los países de aliá, los países del entorno regional… eso no lo controlamos, tampoco controlamos lo que pasa con el tránsito aéreo y marítimo. Al gobierno le encanta asistir el tema del empleo, porque después de la pandemia mucha gente resulta varada, despedida, sin trabajo y el gobierno intenta proporcionar ayudas estatales en donde pueda, fomentar el empleo en determinados sectores. En el sector del turismo, por ejemplo, no se puede hacer nada, es una verdadera tragedia. Es el segundo año consecutivo en el que no llegan turistas y por lo tanto toda la industria turística está en ruinas. El gobierno no puede hacer nada si no llegan turistas. En otros sectores industriales el gobierno puede ayudar, en lo inmobiliario también, a medida que se recupera el sector, el gobierno también interviene, hay muchos sectores en los que el gobierno fomenta la actividad económica y eso también beneficia a los inmigrantes y la situación actual. No se puede dar ayuda específica a los inmigrantes aparte de proponer los cursos de lengua como siempre y también una formación profesional adecuada y adaptada a la situación actual del mercado.
-¿Por dónde se empieza o cuál es la sugerencia para que el que quiere hacer la aliá?
-El proyecto de aliá es un proyecto muy individual que debe adaptarse a cada individuo y a cada familia específicamente. Aquí no se trata de estadísticas nacionales. Para cada uno hay un proceso personalizado que debe prepararse de forma escrupulosa con los consejeros de la Agencia Judía. Hace falta preparar el proceso con mucha paciencia, tomando el consejo de los expertos de la Agencia Judía y también preparando a toda la familia. Esto no se debe hacer como capricho que a uno le viene en gana, de desplazarse y se va de repente. Esto no es un buen proceso de aliá. Así que hay que tomar el teléfono o contactarse por email con los consejeros de la Agencia Judía para saber exactamente cómo es el proceso, tanto desde el punto de vista de la burocracia como desde el punto de vista personal de adaptación al nuevo país, a Israel, a la sociedad israelí. Deben sacar qué les espera ahí en términos de posibilidades, de trabajo, de estudio, de alojamiento, todo esto se prepara y se investiga conjuntamente con los expertos que están ahí para ayudar y proporcionar información.
-¿La Agencia Judía sigue ayudando a aquel que decide viajar?
-Sí, por supuesto. Para eso está la Agencia Judía: para atender a los candidatos a la aliá y proveer todas las informaciones necesarias para preparar el proceso, explicar las posibilidades del mercado, las posibilidades de vivienda, de empleo, de estudio, todo eso se debe explicar de forma detallada.
-¿El apoyo económico sigue estando vigente?
-Sí, por supuesto. Sin entrar en detalle, porque depende de las circunstancias individuales de cada uno, pero sí existen ayudas estatales del Ministerio de la Integración y la Emigración para cada persona en términos de estudios del idioma y préstamos para la vivienda. Todo eso se verifica según el caso individual.
-¿Qué tipo de aliá están observando en este último año?
-Personas que han postergado sus proyectos por lo de la pandemia, lo cual significa que son personas que han esperado más de lo que pensaban esperar y que entienden que llegan en circunstancias complicadas, más complicadas de lo normal. Vemos familias, pero también jóvenes. Desde América Latina no vienen muchos jubilados, pero desde Francia, Rusia y Ucrania sí. Vienen familias que no tienen mucho conocimiento del judaísmo, que han descubierto recientemente el judaísmo, pero desde Argentina todos los perfiles de muchas familias en general son gente que sabe exactamente lo que va a hacer en Israel. Ya tienen contacto, tienen amigos o familiares en Israel y conocen la situación.
-En Argentina puntualmente vi casos de gente de una clase media acomodada, que esto no se veía anteriormente. ¿Es un fenómeno estrictamente argentino o se ven de algunos otros países?
-En general se trata de clase media, eso es una generalización que es válida para todo tipo de olim. Todos los países, excepto situaciones de emergencia como los olim que vienen de Etiopía o de Venezuela. Pero en general se trata de clase media.
-Hace 20 años atrás, los que hacían aliá se llevaban containers con absolutamente todo. Hoy en día los olim llegan a Israel con sólo dos valijas. ¿Qué cambió entre aquella época y la de ahora?
-En el pasado, hace 20, 30 o 40 años, uno hacía aliá con containers o valijas, se instalaba en Israel, y empezaba una nueva vida en Israel. Pero hoy en día se dan muchos casos de familias en las que el padre generalmente tiene una profesión liberal. La familia se instala en Israel y el padre sigue viviendo y trabajando en ambos países. Viaja entre su país de origen e Israel muy a menudo para seguir trabajando de abogado, por ejemplo. Son hombres de negocios, que comparten su vida entre Israel, la familia y su país de origen.
El mundo que vivimos es más globalizado que nunca, y así las fronteras no son tan tajantes y definidas como lo eran antes. Existen fronteras entre Estados, pero mucha más gente vive entre fronteras. Vienen olim de Francia o de Inglaterra, de Estados Unidos o de Rusia, y se instalan en Israel pero mantienen un negocio o un gabinete profesional en su país de origen. En francés lo llaman la aliá boing.
-¿El olé es ciudadano israelí desde que llega al aeropuerto? Es decir, ¿baja del avión y tiene sus documentos que lo acreditan? ¿Debe residir en el país 6 meses hasta que le dan su pasaporte?
-El pasaporte lo puede obtener inmediatamente, no hace falta esperar 6 meses. Con la pandemia, no se puede entrar a Israel sin pasaporte israelí. Pero en tiempos normales, la gente que obtiene la ciudadanía israelí, que vive en Israel, que paga sus impuestos en Israel, en paralelo mantiene su negocio, su actividad profesional en otros países, en su país de origen, y por lo tanto las fronteras son mucho más flexibles en estos tiempos. No son un obstáculo para que estas personas tengan una vida compartida entre dos o tres países.
-Es decir que Israel le permite salir…
-No somos una prisión, no somos Corea del Norte o la Unión Soviética. Aquí cada uno puede viajar como quiera, puede desplazarse, puede viajar, puede salir, volver, o lo que le dé la gana, por supuesto.
-El que hace aliá tiene beneficios que le da el Estado y esto se adapta a la facilidad de poder interactuar con el mundo. Es una opción diferente para un olé…
Sí. La tolerancia del Estado siempre ha sido máxima, pero han cambiado las circunstancias internacionales. Es más fácil viajar, es más fácil tener negocios en varios países, es más fácil desplazarse y compartir su vida. Luego existen problemas de fiscalidad, eso es ya otra cosa. Cada uno debe resolver su problema de fiscalidad en conformidad con su propio modo de vida, no vamos a entrar en los detalles de eso. Pero la libertad de movimiento es un valor fundamental que se mantiene tanto para los sabras como para los inmigrantes, los olim. Hay una libertad de movimiento máxima, cada uno puede viajar, dar la ida y vuelta como quiera.
-Hace pocos días 140 olim de la Argentina viajaron a Israel. Están hablando de un recibimiento importante de cantidad de personas y porcentajes, en medio de una crisis económica monumental en Argentina.
-Comparando con Argentina, nuestra situación es mejor, pero tampoco hay que ignorar que aquí vivimos una crisis económica también, relativa, pero que para nosotros sí es una crisis. El sector del turismo, por ejemplo, es casi inexistente.
-¿El Gobierno israelí sigue dando ayuda a aquellos que estaban desempleados?
-Sí, pero para ello hay que demostrar empleo en el período anterior. Al principio del período de la pandemia, el Gobierno sencillamente pagó por desempleo a todos, hasta a los jóvenes que no han tenido la oportunidad de trabajar o que no querían volver a trabajar. Pero eso ya se acabó. Ahora es mucho más selectiva la asistencia gubernamental al desempleo, pero sigue, existe. Además el Gobierno ahora tiene interés en orientar a los desempleados de un sector determinado a otros sectores donde hay más posibilidades de empleo.
-Volviendo a la Argentina, ¿están viendo un porcentaje muy alto de aliá?
-Todavía no podemos hablar de cifras exactas porque no se acabó el año, pero asistimos a una recuperación de las cifras de aliá a los niveles del año anterior a la crisis de la pandemia. Estamos hablando de un 48 por ciento de aumento, pero la verdad es que la cifra es más impresionante que la realidad, porque se trata solo de unas decenas de personas en términos absolutos. Tampoco se trata de un éxodo, se trata de unas decenas de personas más y sólo volvemos poco a poco a los niveles que ya conocíamos antes. Así que no pienso que vamos a llegar a un récord, hablamos de unas 400 personas hasta ahora.