Itongadol.- Este domingo, una triste noticia sacudió a todo Israel: una mujer embarazada de 32 años falleció a causa del COVID-19 en un hospital de Jerusalem. Los médicos intentaron sin éxito salvar al feto de 30 semanas, que no estaba infectado pero no sobrevivió a la cesárea de urgencia.
Osnat Ben Shitrit (foto), residente de Jerusalem, estaba sana hasta que contrajo recientemente coronavirus, y anteriormente había tenido cuatro embarazos que terminaron en partos sin complicaciones, dijo una portavoz del Centro Médico Hadassah a The Times of Israel.
La mujer no había sido vacunada, según informó el centro médico.
La noticia proveniente de Hadassah resonó en todo el sistema sanitario israelí, y los médicos advirtieron que ilustraba el creciente peligro que la variante británica, que ahora representa casi todos los casos de COVID en Israel, supone para las mujeres embarazadas y sus fetos.
Aunque la preocupación relacionada con la mutación británica se centraba últimamente en su transmisibilidad y no en su virulencia, se cree que afecta a las mujeres embarazadas con mayor intensidad que la cepa original. El mes pasado, ante la propagación de la variante británica, Israel aprobó las vacunas para las embarazadas y empezó a animar a las mujeres a vacunarse.
«Esta noticia levanta una alarma con respecto a los peligros del COVID-19 para las mujeres embarazadas», dijo a The Times of Israel la profesora Galia Grisaru-Soen, directora del departamento de enfermedades infecciosas pediátricas del Centro Médico Sourasky (Ichilov) de Tel Aviv.
Ben Shitrit ingresó en el hospital el pasado martes por problemas respiratorios, y empezó a deteriorarse rápidamente el sábado por la noche. Los médicos detectaron daños en varios de sus órganos, y un amplio equipo, que incluía expertos en cardiología y ginecología, trabajó para tratar de salvarla.
Según un comunicado de Hadassah, los médicos realizaron intentos de reanimación «muy prolongados» y practicaron una cesárea de urgencia. Pero la madre murió y, «a pesar de los tremendos esfuerzos por salvar la vida del feto en la unidad de cuidados intensivos para prematuros», éste no sobrevivió.
El personal ha quedado sumido en una «tormenta emocional» y el hospital «comparte el gran dolor de la familia», según el comunicado.
«Las nuevas variantes, la británica y tal vez la sudafricana, parecen ser más peligrosas para las mujeres embarazadas, y deberíamos animar a las mujeres embarazadas, al menos después del primer trimestre, a vacunarse», dijo Grisaru-Soen.
El martes pasado se descubrió que un feto nacido muerto de una mujer infectada por el coronavirus en la ciudad de Ashdod era portador del virus, al haberse infectado a través de la placenta.