Itongadol.- A menos de dos meses de cumplir 100 años, el reconocido actor y director Max Berliner z»l falleció hoy a los 99 años en la ciudad de Buenos Aires y con él se fue una de las últimas grandes personalidades de la cultura ídish en la Argentina.
El gran actor y defensor de la cultura ídish había enfrentado graves problemas de salud en los últimos meses.
Max se preparaba para una serie de homenajes programados desde la TV Pública y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Max Berliner nació el 23 de octubre de 1919 en Varsovia, y llegó a la Argentina en 1922, cuando sus padres decidieron emigrar.
Poco tiempo después, a la corta edad de 5 años, debutó en el teatro ídish con un parlamento en la representación de “Inmigrantes”, una obra de Scholem Aleijem, que significó el comienzo de una carrera en la que cosechó distintos halagos como el Premio Podestá a la Trayectoria, otorgado en 2002 por la Asociación Argentina de Actores.
En 2012 recibió el Premio Martín Fierro de la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (APTRA) y fue nombrado como Personalidad Destacada de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires por la Legislatura porteña en diciembre del 2013 justamente por su tarea a favor de la difusión del ídish.
Berliner participó en más de 40 películas, entre ellas “Los gauchos judíos”, “Y mañana serán hombres”, “La Patagonia rebelde”, “Plata dulce”, “Las barras bravas”, “Un amor en Moisés Ville”, “Seres queridos” y la conmemorativa del atentado a la AMIA “18-J”.
Hijo de madre costurera y padre obrero metalúrgico, Max fue durante 60 años lerer (maestro, en ídish) en la escuela Scholem Aleijem cuna de alumnos que lo recuerdan por las representaciones en las que participaron. Incluso, el salón de actos de la escuela lleva el nombre de Max Berliner.
“Soy el único actor de la colectividad que vive en dos mundos. Yo hago en ídish teatro universal y en castellano temáticas judías”, apuntó el actor en una entrevista.
Justamente con un parlamento en ídish fue que Max Berliner debutó en una obra teatral de Sholem Aleijem, «Inmigrantes», cuando tan solo tenía cinco años y trabajaba en una fábrica de camas.
“Cuando empecé lo hice en ídish que era mi idioma, luego empecé con el castellano y a los 18 años cree el grupo ARTEA y luego abrí la sala ARTEA”, relató en su momento el actor y director.
En esa aventura de contar con la sala propia también participó su esposa la actriz y pintora Rachel Lebenas. Pero por razones ajenas a su voluntad, el teatro que en cada butaca tenía el nombre de un actor judío no pudo mantenerse abierto.
«Max Berliner es uno de los pocos exponentes vivos de la cultura y el teatro ídish. Sin duda Max es un testigo de la época de oro del teatro judío de la Argentina, una de las comunidades judías más importantes del mundo. Su paso como docente en la escuela Scholem Aleijem ha permitido sembrar en los miles de alumnos, que hoy son padres y abuelos que están dispersos por el mundo, el sentimiento y la dulzura del idioma ídish», expresó su hijo Daniel Berliner en una reciente entrevista al hablar del legendario actor.
En televisión participó en más de una decena de series de los más diversos géneros: “Otra vez Drácula”, “El pulpo negro”, “Amigos son los amigos”, “Como pan caliente”, “Chiquititas”, “Tumberos”, “Disputas”, “Doble vida”, “Casados con hijos”, “Hermanos y detectives”, “Botineras”, “Malparida” y “Graduados”.
La presencia de Max no solo se notó en el mundo del espectáculo sino también en las redes sociales, luego de que en 2009 realizara una publicidad para un medicamento contra el reuma.
Los analistas aseguraron que la gran repercusión de este comercial -donde se ve un Berliner ágil, haciendo destrezas gimnásticas- le dio una gran popularidad en el público joven.
Tal fue el furor que se realizaron decenas de homenajes a través de YouTube y durante la transmisión de los premios Martín Fierro 2010, los usuarios de Twitter generaron miles de mensajes sobre Max Berliner «convirtiéndolo en un héroe urbano que todo lo puede»
Cuando se lo consultaba sobre cuál es su secreto para mantenerse activo y jovial, solía responder tres cosas que reflejaban su personalidad: caminar todos los días; descansar, comer poco, no beber y no fumar, pero el que más destacaba era sus proyectos.