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Director de Hadassah International: “Hoy tenemos desafíos incluso mayores a los posteriores al 7 de octubre”

Por Iton Gadol
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El director de Hadassah International, Jorge Diener, mantuvo una entrevista con ItonGadol sobre los desafíos a los que se enfrenta uno de los hospitales más importante de Israel en el marco de la guerra contra Hamás, Hezbollah y los ataques con misiles desde Irán.

“Si un misil balístico no se llega a interceptar y cae en Israel, vamos a ver las mismas imágenes que vemos en Ucrania, de misiles destrozando edificios enteros, con decenas de muertes. Entonces, a pesar de que las defensas de Israel son mejores que las de Ucrania, un 30% de los edificios de Israel no tienen refugios. Eso significa que el riesgo de que haya un nivel de heridos graves a causa de estos ataques es muy alto, y para eso tenemos que estar preparados”, reflexionó Diener.

Asimismo, destacó que Hadassah tuvo que innovar en nuevos tratamientos como consecuencia de los heridos de guerra. “Cuando recibimos pacientes que estuvieron en el campo de batalla en Gaza, por ejemplo, son cosas que nunca antes vimos. Estamos hablando de explosivos que tienen un desarrollo diferente del que había hasta ahora. Tipos de ataque que son muy difíciles de explicar. Las consecuencias físicas en los soldados que recibimos son terribles. Hemos tenido que inventar muchas cosas, incluso en el tema de los tratamientos”, subrayó.

Además, se refirió a la puesta en funcionamiento del nuevo Centro de Rehabilitación Gandel, del que ya se inauguraron dos pisos y medio y faltan completar cinco pisos más.  

-¿Cuál es el clima actual, distinto a lo que fue la pandemia? El Hadassah en estas circunstancias suele dar garantías…

-Nosotros tenemos nuestro compromiso y nuestra obligación de poder comunicar al mundo lo que vemos desde el Hadassah y lo que hacemos también. Entendemos la angustia, la preocupación y el interés que hay, por eso lo compartimos. Hay muchas ganas de saber cómo puede uno conectarse y ayudar desde afuera en las necesidades más críticas que existen en estos momentos en Israel.

Lo que nosotros estamos viviendo, hace casi un año, con distintas etapas y momentos, son situaciones sin precedentes, donde Hadassah vuelve a cumplir el rol que siempre tuvo, y lo comparaba con la pandemia. Y es ese rol de ser pionero y encontrar soluciones a temas para los que ni siquiera existe literatura científica. Cuando uno habla del tipo de casos y los heridos que hemos recibido, del campo de batalla en Gaza por ejemplo. Son cosas que uno no vio nunca, porque estamos hablando también de explosivos que tienen un desarrollo mucho más diferente del que había hasta ahora. Tipos de ataque que son muy difíciles de explicar. Las consecuencias físicas en los soldados que recibimos son terribles. Hemos tenido que inventar muchas cosas, incluso en el tema de los tratamientos.

En el tema macro, si hablábamos de la época del coronavirus, nosotros también tuvimos que manejar un hospital durante la pandemia en el que teníamos gente contagiada de coronavirus y al mismo tiempo gente que se enfermaba del resto de las enfermedades. Lo mismo tuvimos que hacer al principio de esta guerra, manejar un hospital en tiempos de guerra y al mismo tiempo seguir manteniendo todo lo que hace el Hadassah en tiempos de paz. Ese es el gran desafío.

-La última vez que conversamos en profundidad recién se estaba construyendo el Centro de Rehabilitación Gandel que en ese momento era solo una estructura, que se activó rápidamente y se convirtió en un hospital para atender las urgencias. ¿De eso estamos hablando?

-Exactamente. Estamos hablando de cómo nos preparamos y cómo nos seguimos preparando para poder atender esta emergencia creciente, de civiles y soldados heridos en el país. Los dos pisos y medios que pudimos habilitar en el Gandel, en el Monte Scopus, los llenamos de pacientes. Ahora estamos en una campaña mundial de recaudación de fondos para poder completar los cinco pisos que nos faltan. Obviamente que cualquiera que tenía una expectativa de que se iba a limitar a la guerra en Gaza y quizás ampliarse a la guerra en el Líbano, con todo lo que eso implica desde el punto de vista nuestro en el número de heridos potenciales, lo que pasó el martes pasado marca el principio de una guerra regional, en la que Israel e Irán directamente están en confrontación. Cuando nosotros hablamos de este tipo de guerras, estamos hablando de un desafío mucho más grande. La buena noticia es que nos venimos preparando para esto desde el 7 de octubre. Hicimos lo que teníamos que hacer al principio para la primera emergencia, pero estamos preparados. De hecho, esta semana, donde volaron misiles alrededor del hospital Hadassah Ein Keren durante dos horas, movilizamos gran parte de los bebés recién nacidos, del hospital pediátrico, la parte de los pisos altos, que ya están funcionando bajo tierra.

Jorge Diener

-Los que conocemos el Hadassah entendemos de las cuestiones más avanzadas en lo científico y en lo médico. Lo de los beepers es una respuesta de otra inteligencia, pero el Hadassah también tiene la suya. ¿Cómo se prevé en el hospital un escenario un poco o mucho más complejo al que se está viviendo en estas horas?

-Quienes me siguen en las redes sociales saben muy bien que nosotros venimos previendo esta situación desde hace un tiempo. No es algo que nos toma de sorpresa, es algo que sabemos que era uno de los posibles escenarios en el contexto de la evolución y el desarrollo de esta guerra, que ya se ha convertido en una guerra regional y con una densidad, volumen y riesgos que son mucho más altos. Hay que entender la parte que el mundo judío celebra muchas veces, que es el éxito de nuestra Fuerza Aérea y nuestras Fuerzas de Defensa, de poder contener una gran parte del ataque masivo terrible y pesado de Irán a Israel. Pero también hay que ver el otro frente que tuvo una fortaleza increíble, que se habla menos, y son los millones de civiles, que incluyen niños, ancianos, gente discapacitada, que hicieron lo que tenían que hacer. Lo que llamamos el frente civil, de defensa civil, para en estas horas de un ataque terrible, evitar que hubiera un daño en vidas. Ese frente es fuertísimo, es el frente que para nosotros como hospital nos preocupa tanto como el frente que venimos atendiendo hace un año, que es el frente de los soldados.

-¿Por qué?

-Porque si un misil balístico no se llega a interceptar y cae en Israel vamos a ver las mismas imágenes que vemos en Ucrania, en la crueldad de los ataques de Rusia. Uno ve los ataques, las imágenes de misiles balísticos destrozando edificios enteros, con decenas de muertes en ese edificio. Entonces a pesar de que las defensas de Israel son mejores que las de Ucrania, en el sentido de los refugios que se vienen construyendo hace muchos años, un 30% de los edificios de Israel no tienen ese tipo de defensa, y eso significa que el riesgo de que haya un nivel de heridos graves a causa de estos ataques es muy alto, y para eso tenemos que estar preparados.

-¿Cómo es la conducta de los donantes, tan importantes desde el 7 de octubre?

-En nuestro caso, nuestra causa es muy clara. Nuestra causa es salvar vidas. Nuestro mensaje es muy claro, siempre les decimos a todos los que nos escuchan “que apoyen a Israel” y que “Israel necesita el apoyo más que nunca”. Muchísima gente y de una forma masiva en el mundo viene apoyando a Israel desde el principio de la guerra. Sé que muchos donantes con los que yo recorro el mundo y hablo con ellos, en el medio de la guerra y en distintos momentos también entraron en una etapa de cansancio. Hay que seguir apoyando hasta que mis hijos tengan que estar sufriendo las consecuencias de la guerra y luchando para defender el país y todo el país esté con eso, hasta ese momento hay que seguir apoyando. No hay muchas opciones. Ese es nuestro frente. El que tiene posibilidades económicas de apoyar con donativos que lo haga. A veces significa hacer mucho más que el tipo de donaciones que hicieron tradicionalmente y buscar más formas de hacerlo. El tema donde es importante nuestra experiencia con los donantes es cuando ya llevamos un año de guerra y en realidad uno ve que estamos entrando en una etapa que es mucho más difícil, en la perspectiva es mucho más difícil que lo que vimos hasta ahora. La tragedia que nos sigue acompañando y que ojalá podamos resolver lo más rápido posible, antes que todo el resto, que son los 101 secuestrados que todavía no retornaron. Entre ellos argentinos que el público de Argentina los sigue todos los días.

En la conversación con donantes lo que nosotros decimos es que apoyen a Israel, pero que busquen la forma de ser focalizados estratégicamente en este momento, que es eso lo que realmente puede ayudar a resolver las diferencias entre la vida y la muerte. Hay cosas que son muy necesarias que pueden esperar. Hay cosas que son emocionalmente importantes de apoyar. Mucha gente sé que apoya y les sigo diciendo que lo sigan haciendo, que sigan donando cosas para el ejército, que tiene una capacidad y un apoyo de los Estados Unidos. Un apoyo militar que es muy difícil competir con eso. Los soldados tienen ropa, los pilotos tienen con qué vestirse para ir a bombardear a cualquier lugar de Medio Oriente.

Por otro lado, necesitamos resolver el problema en el déficit de infraestructura de salud que Israel tiene, con el que amaneció el 7 de octubre y que todavía no se pudo resolver. Y si hay una guerra con Irán, que se va a prolongar y va a causar daños importantes, la infraestructura de hospitales de Israel no tiene, y por eso no digo solo Hadassah, es en general. Nosotros como líderes y como el espacio que tiene oportunidades de completar y cerrar este déficit, por distintos motivos estamos en la primera línea, entonces decimos que nos apoyen a nosotros. Pero todos los hospitales tienen un déficit que no se consideró, porque nadie pensó que íbamos a llegar a una guerra tan grande. Eso es lo que nosotros hablamos con los donantes.

-Cuando programamos esta nota tenía que ver con el 7 de octubre, que se acerca el aniversario. Pero ahora estamos cruzados también por los acontecimientos de Irán. ¿Qué están programando por el aniversario de la masacre del 7 de octubre?

-Nosotros decidimos como Hadassah que el 7 de octubre es un día que todos vamos a estar como un Iom Hazikaron, un segundo Iom Hazikaron que va a quedar en nuestros corazones y en nuestra memoria y nuestro dolor para siempre. Será un día de un dolor que tendrá su propio momento para todos, en el calendario quedará para siempre como un día que se marca especialmente. Es un día que todo el país tendrá un mensaje muy claro de consenso, es un día de dolor, de recuerdo, de duelo, no hay otra cosa. Es un Izkor (conmemoración en memoria de padres y parientes fallecidos) en Israel, en el pueblo judío y en los que no son judíos y lo vivieron, también lo van a marcar.

Lo que nosotros decidimos es lo que pasa el día después del 7 de octubre. Porque en Iom Hazikaron tenemos Iom Haatzmaut, que es un día que se celebra. Nosotros dijimos que después del 7 de octubre, el 8 de octubre, nadie va a salir a festejar porque no hay alegrías. Nosotros no vamos a celebrar nada relacionado con la guerra mientras haya 101 secuestrados en Gaza. Punto y aparte. Lo que dijimos fue que al otro día la gente se iba a encontrar ese dolor. Porque en Iom Haatzmaut es fácil, después del dolor viene el festejo, después de la perdida viene la ganancia, lo que ganamos como Estado. Entonces, ¿qué marcamos el 8 de octubre? Nosotros decidimos que ese día es un día que como Hadassah podemos poner afuera lo que nosotros hacemos, que es ser líderes en rehabilitar a un país entero, en la resiliencia, en la recuperación que nosotros hacemos individualmente a cada paciente y también como nación, algo que tenemos que mantener todos los días. Este país se sostiene un año en guerra porque somos tan fuertes en la lucha y vivimos el dolor como se puede, pero al mismo tiempo tenemos esa resiliencia que hoy a la mañana, que yo vivo en Tel Aviv, salimos de compras para Rosh Hashaná, y la calle después de una noche que fue terrible para todo el mundo, con bombas cayendo alrededor nuestro o sonando al lado nuestro de una forma que no pasó nunca en este país, porque fue algo sin precedentes. Y esta mañana vi una resiliencia de un país que sale a sentarse en Tel Aviv a tomar café en Rosh Hashaná cualquier viernes al mediodía antes de que comience shabat. Esa resiliencia es colectiva, la resiliencia nuestra es la resiliencia de recuperar a cada una de las personas que no perdió su vida, pero sí tiene que recuperar la vida que tenía, a través de la rehabilitación física.

El 8 de octubre en Jerusalem si las condiciones externas de los permisos nos permiten, si las condiciones nos permiten hacerlo, hasta ahora está planeado y aprobado, vamos a marchar en Jerusalem de una ubicación a el Hospital Hadassah en el Monte Scopus y al Centro Gandel, donde soldados que se recuperaron y volvieron a caminar, junto con sus médicos y sus terapeutas, con personalidades importantes de la ciudad y el país, vamos a marchar todos juntos marcando que es un día de resiliencia. Habrá eventos similares de Hadassah en varias ciudades del mundo, que no queremos mencionar por un tema de seguridad. Son todos eventos organizados por el Hadassah, que llamamos la ‘‘Marcha del Heroísmo, la Marcha de la Resiliencia, la Marcha de la Recuperación’’, que Hadassah lidera porque finalmente, y el público argentino nos conoce muy bien, a veces mejor que muchos lugares del mundo, también gracias al trabajo que hemos hecho juntos, y te lo agradezco, nosotros, más allá de lo que haga el hospital, como organización mundial cumplimos ese rol, somos una organización que toma el heroísmo humilde, el heroísmo que no se cuenta con soberbia, el heroísmo humilde de la enfermera, del enfermero, de toda nuestra gente que está trabajando y ayuda alrededor del mundo, cotidianamente, que marca esa fuerza que donde vemos la herida, estamos ahí para salvar vidas, para recuperar a la gente, para que el que se caiga se levante, y no que se levante porque vamos a bendecirlo, que esto también está muy bien y lo hacen, que se levante con acción, y con acción que nosotros podemos hacer gracias a todos esos héroes humildes, muchas veces anónimos y otras más conocidos, que nos apoyan con sus donaciones en todo el mundo.

-¿El gran secreto del Hadassah, que es la coexistencia entre todos los israelíes judíos, palestinos y árabes, sigue intacto?

-La coexistencia del Hadassah es parte de nuestro ADN. Eso no cambió. Sigue siendo un hospital en el que humanos tratan a humanos y que no hay ninguna diferencia, lo que no quiere decir que al principio de la guerra no hubo cierta tensión, pero tiene que ver con procesos internos de Israel donde hoy en día dentro del país, la población y la coexistencia fuera de círculos muy extremos, que están fuera del contexto son consensuado, eso ya no existe. Y el Hadassah sigue siendo pionero y líder en ese modelo que funciona de forma excelente.

-¿Cómo estás llevando esta experiencia a nivel personal?

-Para mí este año, como un líder que trata de hacer algo para ayudar en cualquier lugar del mundo en nombre del pueblo judío y de Israel, llevando los valores del Tikún Olam y humanos que son tan básicos para mi densidad judía y mi existencia como ser humano, pero también como israelí. Esta es una época de mucho trabajo, de no dormir para poder hacer. Yo sé que en el lugar en el que estoy, la influencia que tengo y el poder compartir historias puede tener un impacto importante en cuánto a lo que la gente nos puede ayudar y conectarse. Al final del camino, eso puede ser que nos permita salvar vidas.

A nivel personal, para mí también fue, y esto no es un secreto, para mí y para mi familia fue un año difícil. Mi hija de 20 años perdió en la guerra a su prometido, a su pareja, hace 4 meses. Vivimos personalmente como familia lo que significa la tragedia de perder a alguien, que seguimos trabajándolo. Pero una de las cosas que yo comparto en muchos de los lugares en los que yo cuento esto, y también hablo de Israel y de la situación y el Hadassah, hubo un momento en la Shiva, en el que mi hija que es una nena de 20 años, me preguntaba todo el tiempo, ¿cuándo vuelve Netanel? Y yo tenía que decirle que no vuelve. Uno puede recordar, todo lo que uno tiene que hacer como padre para contener a una hija, pero hay cosas para las que uno nunca está preparado.

El mensaje con el que quiero terminar, es que con la gente que se muere, no nos queda nada para hacer. Se fueron, se acabó. Con los que volvieron vivos, tenemos una oportunidad increíble de hacer todo lo posible, no importa cuán destrozados física y mentalmente estén, de levantarlos de vuelta. Esa es una diferencia gigante, que yo la veo personalmente. Yo podría decirle a mi hija que vamos a hacer todo para recuperar a su prometido, y eso es lo que yo le digo a la gente que está ahí afuera. Entramos a Rosh Hashaná y en Iom Kipur, tiempo de pensar qué hicimos. A mí me duele sentir que no hice lo suficiente para que los secuestrados volvieran. E hice mucho. Pero creo que todos sentimos lo mismo. Cada uno tiene que pensar qué más puede hacer. Los que retornan heridos, ya sean soldados o civiles en el medio de esta guerra terrible, tienen una oportunidad de volver a caminar, de volver a vivir, de construirse de nuevo. Y nosotros somos los que pueden darles esa oportunidad. Y ustedes pueden ser nuestros socios en esa misión. Piensen qué tienen que hacer en este año que empieza. Shaná Tová para todos.

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