Itongadol.- En el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio en la Argentina para hacer frente al coronavirus, Itongadol mantuvo una entrevista con Néstor Bacher, director ejecutivo de la Escuela Bialik-Devoto.
“La escuela está hecha para funcionar en la presencialidad. ¿Podemos hacer una escuela en la virtualidad? Sí, podemos. ¿Los chicos pueden seguir aprendiendo en la virtualidad? Sí, pueden. ¿Los docentes pueden seguir enseñando en la virtualidad? Sí, pueden. ¿Es lo mismo? Definitivamente no”, reflexionó.
-¿Los niños sienten mucho la falta de la escuela?
-Consideramos que sí, lo sienten. Por supuesto que todo lo que armamos desde el Bialik intentan ser estrategias de acompañamiento que dan resultado. Pero lo presencial nunca va a ser reemplazado por lo virtual. El contacto cara a cara, el contacto con el docente…es irremplazable. Algunos lo sienten más y otros menos, y nuestra apreciación también es un poco distanciada, en función de que no estamos con los chicos, pero tenemos espacios de orientación y tutorías semanales, en donde vamos viendo cómo están. Si vemos que alguno no se conecta del todo, nos comunicamos con él.
-¿Qué es lo más complicado para los niños, los docentes y la escuela en relación con el confinamiento?
-Para los niños resulta complejo el confinamiento, porque necesitan socializar. Por supuesto que hoy los medios tecnológicos ayudan muchísimo a propiciar una socialización en condiciones de aislamiento, pero no es lo mismo la posibilidad del contacto personal.
En relación a los docentes, son sostenedores y a la vez se tienen que sostener a ellos mismos. Todos estamos cruzados por esta pandemia, y los docentes en particular, porque también tienen a sus hijos en sus casas y en su entorno familiar hay quienes están comprometidos económicamente. Pero en este marco, los docentes sacan lo mejor de sí y muestran su profesionalidad, su compromiso, su dedicación, su amor hacia esta profesión y hacia los chicos. Muchos están aprendiendo todo de vuelta, porque ser docente en el marco de la virtualidad es un cambio de la profesión, de terreno, y realmente se dedican y se capacitan. Hacen maravillas los docentes.
Y para la escuela, es un cambio de gestión. Nosotros consideramos que estamos fundando una escuela nueva, una escuela en la virtualidad en todas sus áreas.
-¿Vuestra única preocupación ha sido que la escuela pueda seguir su programa de forma virtual o hay también un acompañamiento más amplio que el estudio?
-Esto pasa también en la presencialidad. Para nosotros, un niño o niña que estudia bien es uno que puede desarrollarse plenamente en otros ámbitos: en lo emocional, en el contacto con sus compañeros, en su socialización. Por lo cual, en la virtualidad pasa lo mismo y aún más agudizado todavía. Por eso en nuestra escuela tienen todas las semanas encuentros con sus tutores, llamados a las familias para los chicos más chicos, los tutores siempre a mano para escucharlos, sostenerlos y acompañarlos. Y seguramente tendremos que hacer mucho más, porque al no estar en contacto cara a cara, en la cotidianeidad, buscamos que no haya cosas que se nos escapen. Esto nos obliga a estar más atentos y es mucho más complejo.
-¿La escuela funcionaba igual, peor o mejor en esta situación de pandemia?
-En esta situación de pandemia es muy difícil valorizar si la escuela funciona igual o mejor. Es diferente. Estamos haciendo una nueva escuela, una nueva forma de vincularnos con las familias. La pandemia nadie la quiso, no es una situación que pretendemos y la escuela no está hecha para funcionar en la virtualidad. La escuela está hecha para funcionar en la presencialidad. ¿Podemos hacer una escuela en la virtualidad? Sí, podemos. ¿Los chicos pueden seguir aprendiendo en la virtualidad? Sí, pueden. ¿Los docentes pueden seguir enseñando en la virtualidad? Sí, pueden. ¿Es lo mismo? Definitivamente no. La escuela virtual no replica la escuela presencial. ¿Tiene otras cosas? Sí, los chicos van a tener aprendizajes propios de esta experiencia. Van a desarrollar probablemente mucho más las habilidades orales y las que tienen que ver con cuestiones cognitivas, las habilidades de expresión, la autonomía… es factible que esta experiencia desarrolle en los niños y niñas más agudamente estas cuestiones. Pero hay otras que probablemente no.
-¿Ahora la escuela se hace más en familia?
-En la escuela virtual el rol de la familia cambió. Los padres acompañan a los niños en las actividades, están presentes. Por lo cual, el rol de la familia y la relación de la escuela y la familia cambió con la virtualidad.
-¿Debemos pensar otra escuela que sea posible después del Coronavirus?
-Es factible que después del coronavirus varias cuestiones de la organización escolar cambien. Seguramente vamos a tener que estar preparados. Hoy nosotros también tuvimos que cambiar muchas cuestiones de la gestión. Nuestro enfoque de lo pedagógico y de la gestión escolar cambia. Es muy probable que cuando regresemos a las clases presenciales, muchas cuestiones de la organización escolar tengan que cambiar y estamos preparados para que cambien cuestiones desde las más cotidianas hasta las más complejas. Seguramente no vamos a ser los mismos después del coronavirus, pero sí habremos salidos en algunos aspectos más fortalecidos, con otros aprendizajes, y preparados para enfrentar otra etapa de nuestra vida en sociedad.