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Nanosatélite fabricado en Israel por la Universidad de Tel Aviv fue lanzado al espacio con éxito

Por Martin Klajnberg
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Itongadol/Agencia AJN.- El prototipo israelí TAU-SAT1 ya está en órbita. Los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional recibieron el satélite de una nave de la NASA. Es el primero de su clase desarrollado, ensamblado y probado de forma independiente por una universidad israelí, y medirá la radiación cósmica alrededor de la Tierra.

Un nanosatélite construido por personal y estudiantes de la Universidad de Tel Aviv (TAU) fue puesto en órbita terrestre el sábado.

El satélite, denominado TAU-SAT1, es el primero de su clase desarrollado, ensamblado y probado de forma independiente por una universidad israelí. Fue transportado al espacio a bordo de un cohete de la NASA hasta la Estación Espacial Internacional (ISS). Desde allí, los astronautas de la ISS lo lanzaron en su recorrido alrededor del globo terráqueo.

El desarrollo del TAU-SAT1 finalizó hace unos cuatro meses, y fue sometido a más pruebas por la agencia espacial japonesa JAXA antes de ser enviado a la estación espacial. Mientras esté en órbita realizará varios experimentos, entre ellos la medición de la radiación cósmica alrededor de la Tierra.

«Se trata de un nanosatélite, o satélite en miniatura, del tipo CubeSat», explicó Ofer Amrani, director del Laboratorio de Satélites en Miniatura de la Universidad de Tel Aviv. «Las dimensiones del satélite son de 10 por 10 por 30 centímetros (2,5 por 2,5 por 12 pulgadas), y pesa menos de 2,5 kilogramos. En total, se espera que el satélite esté activo durante varios meses. Como no tiene motor, su trayectoria se desvanecerá con el tiempo como resultado del arrastre atmosférico – y finalmente se quemará en la atmósfera y volverá a nosotros como polvo de estrellas», informó.

A una altitud de 400 kilómetros sobre el nivel del mar, el TAU-SAT1 orbitará la Tierra a una velocidad de 27.600 kilómetros por hora, o 7,6 kilómetros por segundo, completando un circuito alrededor de la Tierra cada 90 minutos.

«Es un gran día para la Universidad de Tel Aviv», dijo Colin Price, director del Departamento de Estudios Ambientales de Porter. «Nos hemos sumado a la ‘revolución espacial civil’, llamada Nuevo Espacio, en la que, a diferencia del Viejo Espacio, no sólo las empresas gigantes con enormes presupuestos y grandes equipos de ingenieros pueden construir y lanzar satélites».

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Un prototipo del nanosatélite fabricado en la Universidad de Tel Aviv.

«Hace unos años creamos el Centro de Nanosatélites, con el objetivo de construir pequeños ‘CubeSat’ con fines de investigación. Pudimos demostrar que con la planificación correcta, la miniaturización y la modulación de muchas tecnologías, los estudiantes pueden construir y lanzar al espacio pequeños satélites en dos años, con una fracción del presupuesto necesario en el Viejo Espacio».

En 2018, en una entrevista con la Agencia AJN, Price había advertido sobre la posibilidad certera de que los desarrollos de satélites, en el pasado en manos de megaempresas, ya estaban al alcance de universidades gracias a la nanotecnología. «Toda la industria de satélites es ocupada por universidades, lo que se llama el nuevo espacio. En el pasado había compañías como Boering o Industrias Aéreas, donde había muchas personas con costos de millones de dólares para construir un satélite grande. Hoy en día, con la nanotecnología, se puede construir un satélite pequeño en una escuela o en la universidad. El único problema es el lanzamiento», decía Price en ese entonces. Finalmente, su pronóstico se hizo realidad este sábado, cuando gracias a la NASA la Universidad de Tel Aviv logró poner en órbita su prototipo.

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Colin Price

Por su parte, Meir Ariel, director del Centro de Nanosatélites de la TAU, dijo sobre la misión del TAU-SAT1: «Sabemos que hay partículas de alta energía moviéndose por el espacio que se originan en la radiación cósmica del sol. Nuestra tarea científica es vigilar esta radiación y medir el flujo de estas partículas y sus productos. Hay que entender que el espacio es un entorno hostil, no sólo para los seres humanos sino también para los sistemas electrónicos. Cuando estas partículas golpean a los astronautas o a los equipos electrónicos en el espacio, pueden causar daños importantes. La información científica recogida por nuestro satélite permitirá diseñar medios de protección para los astronautas y los sistemas espaciales».

Con la infraestructura del TAU-SAT1 en marcha, los investigadores de la universidad ya están planeando el desarrollo de su segundo nanosatélite, denominado provisionalmente TAU-SAT2.

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