Itongadol.- El sector, en rápido crecimiento, rebosa de ideas geniales mientras la batalla contra el cambio climático se calienta.
Gaby Kaminsky, la directora general del programa CityZone de Tel Aviv para la innovación del ecosistema y las empresas tecnológicas urbanas, asegura que es un momento tremendamente emocionante y verdaderamente inspirador para quienes se dedican a la experiencia científica y la innovación en Israel. ‘‘La profusión de start-ups a la vanguardia de las tecnologías en desarrollo nos ha señalado durante mucho tiempo como el nuevo Silicon Valley. En el ámbito de la biotecnología, estamos firmemente establecidos como una superpotencia en el desarrollo de nuevos productos con potencial para cambiar nuestras vidas’’.
Pero aunque hay esperanza en la lucha contra la pandemia, el planeta se enfrenta ahora a otra amenaza mayor, la de los calamitosos efectos del cambio climático. Quizás Israel no haya sido considerado tradicionalmente un líder en el desarrollo de tecnologías verdes de la misma manera que, por ejemplo, los países escandinavos. Sin embargo, el panorama está cambiando rápidamente, destacó Kaminsky.
Esta semana, la carne sin laboratorio de Aleph Farms y los caramelos de saltamontes de Hargol han sido noticia como empresas israelíes que contribuirán a reducir las emisiones de carbono. Pero estos son sólo dos innovadores en lo que es ahora un floreciente sector de innovación verde en Israel que está destinado a beneficiar a países de todo el mundo.
Como directora general de CityZone, una empresa conjunta entre Atidim Park Tel Aviv, el Ayuntamiento de Tel Aviv-Yafo y la Universidad de Tel Aviv, puedo compartir con ustedes algunos de los extraordinarios avances que estamos impulsando en beneficio de la vida cotidiana de las ciudades, del medio ambiente local y del planeta en su conjunto, expresó Kaminsky.
‘‘Probamos tecnologías en el entorno del laboratorio viviente del distrito de Atidim Park, y llevamos a cabo el programa de innovación abierta de la ciudad, en el que las empresas de nueva creación trabajan con el gobierno local y el sector privado. Nuestras startups están comprometidas con la búsqueda de soluciones urgentes para estos problemas casi universales. Una de las que me entusiasma especialmente es BioShade, que aborda el fenómeno de las llamadas islas de calor urbanas’’.
Los retos a los que se enfrenta Tel Aviv son muy similares a los de otras grandes áreas metropolitanas del mundo, aunque los nuestros sean de menor escala que los de la mayoría de las ciudades. Desde la movilidad y el transporte hasta las infraestructuras, pasando por la seguridad y la accesibilidad, todos estos problemas conformarán nuestro futuro medioambiental.
Las temperaturas son más altas en las ciudades, y en particular hacia su centro. No es difícil ver por qué: pensemos, por ejemplo, en los mayores niveles de actividad humana, todo el calor que desprenden los proyectos de construcción y, por supuesto, el tráfico en las calles.
‘‘Una de las mejores maneras de refrescar nuestras calles es la sombra natural en forma de árboles. Sin embargo, sólo el 16% de las calles de Tel Aviv tienen sombra, y en muchas otras ciudades del mundo la situación es aún peor. El problema es enorme. Aunque se empiece a plantar árboles ahora, pasarán al menos ocho años antes de que proporcionen una sombra significativa. Mientras tanto, las calles siguen siendo desagradables para caminar, por lo que los residentes cogen el coche para ir a todas partes, lo que no hace más que aumentar la congestión y la contaminación del aire’’, dijo Kaminsky.
La solución que propone BioShade es Cultivar vides rápidamente y con poco mantenimiento mediante un sistema hidropónico. En uno o dos meses, se puede producir una cobertura de sombra suficiente para que veredas y bicisendas vuelvan a ser agradables. Atidim Park espera instalar pronto el primer sistema, al que seguirán gradualmente varios lugares estratégicos de Tel Aviv. Y ya existe un considerable interés por parte de ciudades de todo el mundo, especialmente en América Latina, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.
Otra startup muy prometedora que se ocupa de la sombra en el laboratorio viviente del Parque Atidim es Lumiweave. Sus tejidos son un doble beneficio para el medio ambiente. Durante el día dan sombra, pero también llevan incorporadas células solares que alimentan de forma sostenible las luces que brillan por la noche. Y son bombillas LED, por lo que no hay contaminación lumínica. Tengo que decir que me parece un invento brillante, y me enorgullezco de que la diseñadora Anai Green ganara el año pasado el premio C40 Women4Climate Tech Challenge.
Otra solución tecnológica ecológica transformadora de CityZone se dirige a Gran Bretaña. RadGreen proporciona un control medioambiental, tanto en el interior como en el exterior, a una fracción de los costes anteriores, para ayudar a que las ciudades sean seguras. El sistema proporciona lecturas baratas pero precisas de la contaminación del aire, la radiación, el ruido y otras variables que determinan nuestra salud, especialmente en escuelas, paradas de colectivo o avenidas principales. El sistema está implantado en todo Israel y la próxima parada es Londres.
‘‘Aquí, en Tel Aviv, parece que estamos en un punto de inflexión. Las ventas de vehículos eléctricos se han disparado, se están introduciendo tasas por congestión y el ayuntamiento está presionando a los residentes para que abandonen sus coches y se desplacen a pie, en bicicleta o en transporte público’’, agregó la directora de CityZone Tel Aviv
Esto es solo una pequeña fracción de los cambios verdes transformadores que se avecinan para todos los países. De cara a la conferencia de la ONU sobre el cambio climático que se celebrará el mes que viene, sé que las startups de CityZone y muchos otros innovadores israelíes tienen mucho que compartir con el resto del mundo para afrontar el reto tecnológico que define nuestra época.
Autora: Gaby Kaminsky.
Fuente: The JC.