Itongadol.- El presidente argentino, Javier Milei, recibió ayer, en la Casa Rosada, al embajador de Israel, Eyal Sela, y al presidente del Memorial de la Shoá israelí, «Yad Vashem», y de la Alianza Internacional para la Rememoración del Holocausto (IHRA), Dani Dayan.
La Agencia AJN conversó luego con este último, nacido en la Argentina, sobre sus impresiones del encuentro con el mandatario local y las características que debería tener la personalidad argentina que lo suceda al frente de la IHRA el año que viene.
– La reunión duró más o menos una hora. De la IHRA hablamos unos 15 minutos y el resto del tiempo hablamos sobre judaísmo. El Presidente me dijo que es el mandatario más sionista del mundo y que está orgulloso de serlo. Y como se está acercando Pésaj (la Pascua judía, que comenzará el 12 de abril), me comentó que para él es una de las festividades más importantes, espiritualmente hablando… Volvió a decir que es un gran admirador de Moisés, como líder universal… Y cuando me llevó a la puerta del despacho, a ver la mezuzá (objeto ritual judío que pide la protección divina de las casas) que puso, en el camino de vuelta a la mesa observé que tenía sobre su escritorio una Hagadá (libro que relata el Éxodo de Egipto) de Pésaj, así que le dije que era obvio que se estaba preparando…

– ¿Es importante tener un líder con estas características como una señal para el mundo, sobre todo en estos momentos?
– Ante todo, es realmente emocionante. No se ve una cosa así en ningún caso. Hay primeros ministros y lideres más y menos filosemitas, pero una cosa así no se ve…
– El tema de la futura presidencia argentina de la IHRA fue parte del encuentro…
– Me sorprendió positivamente su información: estaba muy al tanto de qué es la IHRA y de la presidencia argentina. Conversamos sobre las características y la personalidad que debería tener la persona que se elija como representante para la presidencia argentina. Hay tiempo para eso… Me explicó por qué ordenó que la Argentina presentase su candidatura a la presidencia de la IHRA. Eso va a fomentar, a fortalecer la conciencia sobre el Holocausto acá, en la Argentina, y en Sudamérica. Al margen, el canciller (Gerardo) Werthein me dijo que quiere que uno de los objetivos sea que otros países latinoamericanos se unan: que los que son observadores pasen a ser miembros y los que no son nada pasen a ser observadores. Tanto el presidente Milei como el canciller Werthein me pidieron que le dijera al canciller uruguayo, con el cual también me encontré esta semana, que la Argentina va a colaborar con esa intención.

– ¿Hay un desafío regional?
– Asumir la presidencia de la IHRA es una responsabilidad. Hubo en la última década mejores presidencias de la IHRA y peores presidencias. Le dije a Milei que es importantísimo que la presidencia de la Argentina sea una presidencia activa, innovadora, y que estamos a total disposición de la República Argentina. También firmé un acuerdo con la Universidad de Hurlingham, y realmente es emocionante que Jaime Perczyk, el rector de la universidad, haya decidido que fuéramos… En estos días también visité Uruguay, donde me reuní con la comunidad judía y también con el flamante canciller, Mario Lubetkin. Por su propia iniciativa me empezó a hablar de sus raíces judías y me contó que cuando sus padres no querían que entendiese lo que estaban hablando, se comunicaban entre ellos en ídish. Así que en ambas orillas del Rio de la Plata hay cancilleres judíos… El motivo principal de mi visita a Montevideo fue pedir a Uruguay que acceda a ser miembro permanente de la IHRA. El canciller nombró al exembajador uruguayo en Israel Bernardo Greiver para concentrar el trabajo en ese aspecto. A Greiver lo conocemos muy bien y lo apreciamos mucho y vamos a trabajar con él para que Uruguay sea el segundo país latinoamericano que acceda a ser miembro completo de la IHRA.

– Este año es un número redondo de lo que se vivió en Polonia en la Shoá, ¿qué significa para Yad Vashem?
– Participé en enero en el 80° aniversario de la liberación de Auschwitz. El orador principal fue Marian Tursky, un sobreviviente judeopolaco, muy amigo mío, que lamentablemente falleció tres semanas después. Eso me trae al tema central de nuestra presidencia. En la IHRA cada año hay un tema central, y el que elegimos por los 80 años de la derrota de la Alemania nazi es lo que llamamos el «cruce de generaciones». Lamentable, pero inevitablemente, estamos viviendo los últimos años en los que tenemos el privilegio de escuchar y ver a los sobrevivientes. En unos años -espero que sean muchos, pero somos realistas- no va a haber más sobrevivientes. Ese es un desafío enorme porque ese va a ser el Happy Hour de los negacionistas y los distorsionadores de la Shoá cuando no haya testigos.
Me preguntan cuál va a ser el sustituto de esa experiencia formativa que todos tuvimos, que fue escuchar a los sobrevivientes, y mi respuesta es que no hay sustitución. Los sobrevivientes que te relatan su historia son un puente que una punta está en ese salón de esa escuela o universidad en el que los sobrevivientes hablan y la otra está en Auschwitz. Y eso no va a existir más… Pero eso significa que el desafío nuestro es más difícil, más importante, más vital, y vamos a encontrar las maneras de seguir el legado sin testigos. Usando más tecnología, pero también previniendo el mal uso de la tecnología, porque nuestros negacionistas también van a querer usar tecnología y hoy es muy fácil falsificar cosas para decir que el Holocausto no sucedió, que no fueron 6 millones y que los campos de concentración eran casas y etc., etc. También usamos maneras nuevas, y es algo que puede sorprender que en Yad Vashem abrimos un teatro nuevo, en el que se van a presentar 4 obras y cada una de ellas dramatiza la historia de un objeto de nuestra colección. Tenemos que buscar las maneras de crear interés, de crear una vivencia…

– ¡Que difícil es adelantarse a eso…!
– Sí, pero no tenemos más remedio… Otra cosa que hicimos: en la parte de Yad Vashem que se llama el Valle de las Comunidades, que era un monumento extraordinario a las cinco mil comunidades judías exterminadas prácticamente, hacemos ahora una experiencia inmersiva audiovisual sobre la comunidad judía y los valores que eran comunes en todas las kehilot: en Grecia, en Polonia, en Libia y en Holanda…
– ¿Hay un estimativo de cuántos sobrevivientes existen?
– Más o menos consideramos que hoy en Israel hay unos 120-140 mil, más o menos. Lamentablemente, los números están bajando aceleradamente por un tema etario: los más jóvenes tienen 80 años y no se acuerdan nada, y los primeros que se pueden acordar de algo tienen ya 85-86 años y no todos, lamentablemente, están lúcidos…