Itongadol.- En marco de una serie de entrevistas que realizará Itón Gadol a distintas personalidades que fueron protagonistas en la crisis de 2001, Alejandro Kladniew, quien se destacó como director del Joint en la crisis socioeconómica que sufrió la Argentina de principio de siglo, dijo es «indefectiblemente» una mayor unidad para la recaudación de fondos.
«Cuando la gente ve esa unidad, más coordinación entre todos, va a donar y si eso el donante no lo ve es un problema. No estamos viendo una campaña comunitaria, digamos con los líderes de la comunidad, no hay una foto conjunta, un camino en común, me refiero a todas las organizaciones centrales», expresó en un tono crítico.
En este contexto, el dirigente advirtió que en la comunidad judía ya se comienzan a ver los mismos porcentajes de pobreza que se dieron en la crisis de 2001.
A continuación los tramos más destacados de la entrevista.
-IG: A partir de la experiencia que tuvo usted al frente del Joint, ¿cuáles son las similitudes o diferencias entre la crisis generada por la pandemia del COVID-19 y la crisis socio-económica de 2001?
-AK: Creo que hay diferencias en un tema fundamental, que esta es una crisis mundial y la otra era una crisis local, y eso tiene unas variables que en el caso de la situación comunitaria la empeora. Cuando hay una crisis local, todas las instituciones judías internacionales ponen el foco en esa crisis y hoy ese foco no tiene la fuerza respecto a la situación de Argentina. Esto hace que los fondos que podrían ayudarnos a nivel internacional, hoy también deben tener una situación local con un nivel altísimo de necesidades, que obviamente le hace muy difícil mirar las necesidades de los judíos del exterior como ocurrió en 2001. En principio, lo que tiene de diferente es que la ayuda internacional es más compleja. Y también hay que entender que el Joint es una institución donde todos los dirigentes son americanos y al haber una crisis tan grande sanitaria en los Estados Unidos, ellos como dirigentes de distintas federaciones, de distintas kehilot (comunidades) de su país deben tener la cabeza puesta en su país. Y si aún miran a la diáspora, tienen que mirar a Israel, porque el Joint también ayuda a Israel, y Argentina es una comunidad más, no más que eso.
-IG: En 2001 se generó una mesa de crisis, se reunía en la sala de sesiones de la AMIA donde absolutamente todas las instituciones israelíes y argentinas dieron respuesta a la crisis. ¿Dónde está hoy esa mesa? Según su comentario no habrá apoyo externo y las respuestas se van a encontrar solamente dentro de la propia comunidad.
-AK: Primero quiero dar un dato importante. Algunos dirigentes tuvimos una charla con Ariel Kesler, que es un sociólogo posiblemente de los más destacados de la Argentina, que ha trabajado en el tema de análisis de pobreza, de estadísticas, de estudios de la pobreza de la comunidad. La semana pasada nos comentó que la economía argentina en términos de necesidad, digamos en términos de la gente que va a tener necesidades, un tipo de ayuda, de apoyo está en los guarismo de 2001. Puede ser que hoy el Estado este más presente, con lo cual quizás eventualmente la demanda de la ayuda fuera del Estado sea menor, pero la situación objetiva es que la economía argentina hoy, como va descendiendo el PBI y la actividad económica, estamos ya en niveles de 2001.
-IG: ¿Cómo puede explicar ese panorama?
-AK: En el punto más terrible de todo ese período (crisis de 2001), el cálculo era que en el momento de la explosión mayor, la pobreza medía casi el 60%, y hoy ya está midiendo el 50%, pero las proyecciones la dan en alza. O sea, hoy estamos 10 puntos abajo. Cuando empezó la pandemia estábamos en 35, hoy ya estamos en 50 pero estamos subiendo, y como la economía está parada, como no se mueve y no se va a mover, eso se va a profundizar, con lo cual estamos a las puertas, en dos o tres meses, que estemos igual a 2001.
-IG: La crisis de 2001 afectó en principio a la red escolar. ¿Esto se repite con la pandemia?
-AK: Sí. Las escuelas, acá por ejemplo hay un condimento muy interesante, y me remonto a su primera pregunta, hoy la mayor crisis de las escuelas son los jardines de infantes. Pasa en todo el país, pero en la comunidad también. ¿Por qué?, porque no es lo mismo dar una clase, vamos a suponer un padre que tiene cierta posibilidad de pagar la cuota, que vive al día pero todavía puede pagar la cuota, apenas ve que su hijo, de jardín, de sala de tres, por más que las morot sean Maradona, lo que pueden hacer es limitado. El padre le pide a la escuela o le dice a la escuela no voy a seguir pagando, con lo cual la escuela cuando tiene un presupuesto, tiene un presupuesto que es global. El padre deja de pagar el jardín, la escuela ese salario lo tiene que seguir pagando.
Pero vamos a suponer que tiene un presupuesto equilibrado, aún si sigue pagando el resto de los padres, cosa que no pueden y pasa, ya todos los padres que te dejan de pagar del jardín te desequilibran automáticamente. Muchas escuelas están llamando padre por padre explicándole la situación, hay muchos padres que lo entienden y siguen pagando y hay otros que no lo entienden o especulan.
-IG: ¿Hay información completa sobre lo que está pasando con todas las familias judías en la comunidad? Me refiero a familias no institucionalizadas y con dificultad para alimentarse.
-AK: No. Lo que si en AMIA los llamados pidiendo ayuda de gente se multiplicaron, a lo que hay que sumar que la gente que estaba siendo atendida necesita más. Voy a dar un ejemplo para que se entienda. Hay un anciano que el hijo le pasaba la jubilación pero no llegaba a fin de mes. La AMIA, o Tzedaká o Jabad le daban una ayuda para que llegue a fin de mes, pero ahora el hijo no puede ayudar a ese anciano, con lo cual lo que hace que lo que le daba antes la comunidad no le alcanza porque el hijo no tiene ingresos y tampoco lo puede ayudar, con lo cual primero los que eran ayudados están pidiendo más y por el otro lado obviamente hay gente nueva por la crisis, cuentapropistas, peluqueros, vendedores, taxistas. A eso sumemos que ninguna de las instituciones salió a difundir a través de los medios que está abierta la atención porque eso sumaría más gente.
-IG: ¿Qué significa que no está abierta la atención?
-AK: A mi me enseñaron cuando llegué al Joint, fue antes de la crisis donde tuve que aprender muchísimo, aprendí de los asistentes sociales y de la directora de la Fundación Tzedaká en el área de asistencia social, ella me explicó clarito, que la asistencia social funciona en crisis debe ser abierta, o sea difundís algo para todos y que todos se enteren. Otra cosa es cuando la asistencia es latente, eso significa que estás, pero no lo difundís. En 2001, con la ayuda internacional salimos a difundir a todos que la comunidad ayudaba, obvio no había redes como ahora, entonces hicimos la campaña poniendo publicidad en ese momento en Iton Gadol, en el diario Comunidades, en todos los diarios que había, tuvimos un programa en Radio Jai. Difundíamos para que toda la gente que tenia necesidades se enterará y pudiera venir a recibir ayuda. Hoy no hay tal difusión, están las instituciones, atienden los teléfonos, tratan de satisfacer, pero entiendo que tienen temor, lo que es lógico y razonable. Tienen miedo que si difunden para que todos sepan que tienen donde pedir ayuda no tengan los fondos para contener una demanda que seguramente será mayor a la gente que hoy está llamando por teléfono.
-IG: ¿Puede dar más precisiones sobre esta situación?
-AK: Tengo datos muy concretos. Hay escuelas donde los padres se enteraron del problema de alimentos de algunos chicos y sus familias, inmediatamente los padres juntaron dinero y ayudaron para sostener a esas familias. También digo que no son todas las escuelas, porque no conozco todas, pero varias está pasando por esto, con lo cual creo que hay una situación en que estamos mirando de reojo o sea que volvemos a lo anterior, “difundir” es la gran ayuda. Creo que todos nos sorprenderíamos de la cantidad de gente que la requiere, me refiero siempre a cosas básicas: alimentos, medicinas, ayuda para la vivienda, eso es ayudar a pagar el alquiler, o a pagar el gas o pagar la luz.
-IG: ¿Hoy la comunidad necesitaría en forma urgente un 0800 para centralizar, dar conocer y poder ofrecer ayuda?
-AK: Esto se engancha indefectiblemente con la recaudación de fondos, a mayor unidad, cuando la gente ve esa unidad, más coordinación entre todos, va a donar y si eso el donante no lo ve es un problema. No estamos viendo una campaña comunitaria, digamos con los líderes de la comunidad, no hay una foto conjunta, un camino en común, me refiero a todas las organizaciones centrales, y tampoco veo que esos dirigentes digan que “somos los primeros que ponemos la mano en el bolsillo, y dentro de lo posible damos el ejemplo”. Yo no veo una desunión, una crisis, pero tampoco veo el mejor de los escenarios, porque siempre para recaudar el ejemplo tiene una impronta muy fuerte.
También lo entiendo y lo digo, me sacó el sombrero por todos los dirigentes, de cualquier tipo de institución que sea, que tienen que hacer frente hoy a esta crisis. No es fácil, es difícil y merecen todo nuestro apoyo y reconocimiento, pero ante su pregunta casi técnica, debo decir que cuanto más alineamiento haya, más coordinación y más ejemplaridad, va a ser más fácil lograr desarrollar una campaña de fondos exitosa.
-IG: ¿Sugiere que la AMIA debería promover la mesa central y promover la recaudación de fondos?
-AK: Yendo a datos concretos, la AMIA en ninguna gestión fue fuerte en la recaudación de fondos, no se destaca por ser la AMIA. La AMIA siempre de alguna forma, más allá de distintos intentos más o menos exitosos abreva en sus ingresos a través de, yo lo llamo, cementerio dependencia. Que creo que es una debilidad. Es una debilidad en todo punto de vista, porque aparte somos una comunidad que está en achicamiento y como decimos en empobrecimiento, con lo cual tu proyección es que cada vez vas a tener menos ingresos y más gastos. Esto hablando ya fuera del tema de la pandemia y de la crisis. O sea que mal le podríamos hoy, a mi juicio, poner a la conducción actual de AMIA a hacerlos responsables o pedirle algún liderazgo que históricamente a la institución no le ha sido natural. Creo que la gestión de Abraham (Kaul), de Luis (Grynwald), la última parte de (Hugo) Ostrower y la primera, quizás de (Guillermo) Borger, todavía los fondos internacionales tenían una presencia importante. En el año 2009 todavía en la Coalición Educativa, que era esa mesa de educación, casi había de fondos por un millón de dólares, que había quedado a nivel local. O sea que todavía había un remanente, que había sido bien administrado durante la crisis, que la idea era que soporte situaciones que habitualmente no se podían soportar. Pero yo sí lo que creo, pero esto no tiene que ver con la conducción de AMIA, sino con características de distintas instituciones comunitarias, que es muy posible que en las yeshivot o los templos vinculados a las distintas corrientes de la ortodoxia, por las características que tienen haya como una ayuda interna más grande. Sabemos que hay una población enorme judía que no va a ninguna institución. Sabemos que más de un 33% o el 50% hoy no tiene un lugar de pertenencia, y esa gente no tiene un lugar a donde recurrir hoy a las redes comunitarias. Sabemos que en 2001 muchísima gente que se la atendió, era gente que no estaba vinculada a instituciones, que su hijo había ido a un shule, que alguna vez habían ido a un templo, que ellos habían estudiado en algún lugar pero que en ese momento no eran socios de un club, no iban a un templo pero necesitaban ayuda.
-IG:¿Cómo se logra en este momento que la comunidad genere un 0800 y una sola mesa para que la gente sepa donde pedir ayuda?
-AK: A mi juicio hay una coordinación, pero lo que me parece es que si uno coordina y no llegan los fondos, bueno como vos decís, no hay una campaña comunitaria realmente acá hay un tema clave. Una persona que va a un shule va a una institución, y esa institución a veces tiene más o menos posibilidades de hacer frente a los problemas. Pero cuando hay una persona con hambre, que es judía y no está en ninguna institución, la única manera de llegar a un lugar es que haya un lugar central.
-IG: En consecuencia, la salida sería un 0800.
-AK: Tal cual. Ahora qué pasa, en la medida que no haya una recaudación centralizada y liderada por la gente que más capacidad contributiva tiene en la comunidad, y que sean ellos los que eventualmente administren, auditen los fondos y sean los que lideren la campaña en coordinación con las instituciones no vamos a recaudar potencialmente todos los fondos que se puedan. Como dice el criterio de Tzedaká en el Talmud, los que más tienen son los que más tienen que poner, y para eso hay que darles también a ellos la garantía de que pueden no solo conocer los programas sino auditarlos y hacer algún manejo del dinero. Personalmente trataría de involucrar a esta gente e ir involucrando a través de ellos a otras miles de personas que pueden dar ayuda, pero lo que necesitamos hoy es que la comunidad tenga la mayor cantidad de fondos posibles.
-IG: ¿Por dónde se arranca teniendo en cuenta su rol de fundador del Hogar Ledor Vador, un ejemplo casi único en recaudación de fondos?
-AK: La persona que lideró la campaña de recaudación en ese momento fue Jorge Fainzaig al quien acompañe y de quien aprendí muchísimo. Gracias a él conocí mucha de la gente que tiene alta capacidad contributiva. Lo que puede pedir alguien que tiene, digamos, que lidera y que pone a sus pares mucho más de los que puede pedir alguno que lo conozcan y pueden confiar en él. Porque esto es así, lo que estoy diciendo no es una opinión, es un tema técnico de recaudación, con lo cual creo que al frente de una campaña de este tipo debería de haber una figura intachable y que tenga la capacidad contributiva de poder llamar y que diga yo voy a poner tanto y pueda llamar a pares de él a pedirle que lo acompañen y que a partir de eso se haga una campaña. El esfuerzo que hagamos entre miles que podamos poner poco, a veces entre 30, 40 o 50 que pueden poner mucho, esto es matemático, nos va a superar. Lo que hoy necesita la comunidad no es una discusión ideológica, es una discusión de ayudar a la gente y hacerle verdadera Tzedaká por los hermanos que no tienen.
-IG: ¿Es correcto que no haya pasado esto hasta ahora?
-AK: Yo también hago una autocrítica. Cuando fue el año 2001 no tenía ningún contacto con esta gente que tiene capacidad contributiva y los fondos llegaban y nosotros desde el Joint salíamos a apoyar toda situación que veíamos que podíamos. Si hoy estuviera en el año 2001 y en el mismo lugar del Joint, haría lo que estoy diciendo. Primero creo que antes de pedirle a ninguna organización israelí internacional judía que nos venga a ayudar creo que le tenemos que mostrar al mundo que estamos haciendo lo imposible para ayudarnos nosotros mismos. Yo entiendo que tanto Jabad como Tzedaká si son instituciones que recaudan como otras, como Guemilut Jazadim lo están haciendo. Lo que me parece es que si uno lo hace centralizado, donde Jabad, Tzedaká, AMIA y cualquier institución que aporte desde el punto de vista de su trayectoria, y de su historia avalen esta campaña y pongan un grupo de gente judía de alta capacidad contributiva e intachable al frente, los logros que vamos a tener van a ser mayores que hacerlo cada uno por su lado.
-IG: ¿Cual sería su propuesta?
-AK: Estamos mal no pero necesitamos estar mejor. Estamos haciendo nada, no; se está haciendo mal, no pero necesitamos hacer más. Esto digo para no hacer esta cosa argentina pendular, porque no lo es. Creo que tenemos que hacer más y que podemos hacer más, no es que no podemos. Eso sí como diagnóstico y termómetro. Yo sigo siendo dirigente de LeDor VaDor, con lo cual todos se imaginan lo que implica hoy el tema de LeDor VaDor, tener un geriátrico, los riesgos que hay, ya todos sabemos lo que pasó en el mundo, en Argentina y día a día apoyando a los médicos, a los enfermeros, comparar aparatología, estar atrás, contener a familiares que no pueden ver desde hace tres meses a sus padres.
Desde LeDor VaDor estamos proponiendo dentro de nuestras reservas que teníamos para obras, una parte ponerla para atender ancianos a través de la operación de AMÏA, Jabad y Tzedaká para que todo anciano que tenga necesidades primarias que no pueda hoy satisfacer, LeDor VaDor va con ese fondo y vamos a salir a cubrir parte por lo menos de lo que estamos hablando, y obviamente si no va a haber una campaña centralizada, que es nuestro pedido.
-IG: ¿Quién lidera esta crisis?
-AK: Creo que hay niveles de vinculación, por eso decía que no veo una situación de ruptura ni de crisis, pero quizás se necesita que alguien tome la posta, que alguien lidere. También hay que entender que las instituciones tienen que bancar lo que tienen que bancar, sus salarios, su cotidianidad y aparte bancar un incendio. Hay como dos acciones que uno tiene que hacer, como le pasa a la gente con el laburo, tiene que estar viendo como banca la olla y a su vez si tiene empleados, si tiene una empresa está mirando todo el tiempo lo personal y a su vez lo empresarial, o su negocio, entonces también entiendo que ahí hay algo, habría que armar un dispositivo, como un comité de crisis que esté liderado por un grupo de gente que no necesariamente entre en lo cotidiano, porque en la cotidiana AMIA están los cementerios que siguen funcionando, la bolsa de empleo que sigue funcionando. Me imagino que a Jabad le pasa lo mismo con la imprenta, con los templos. Quizás lo que hay que hacer es nombremos a un grupo de gente que colabore, que apoye la crisis, llamando a donantes, llamando a técnicos para tener también a mano disponible las cabezas disponibles pensando en esto.
-IG: Finalmente, como candidato a la AMIA, ¿su AMIA sería distinta a todas que de algún modo criticó, por su funcionamiento económico y su dificultad de recaudar fondos?
-AK: Creo que hoy no es momento para hablar de estas cosas. Obviamente sería distinta porque si sería igual no me hubiera presentado, ni siquiera hubiésemos hecho UNA AMIA. Uno sueña con hacer cosas distintas y piensa que puede mejorar. Digo nunca nadie es sobresaliente en ninguna gestión de este tipo, pero si pensamos que podemos hacer algo mejor, algo superador, pero acompañamos a la actual gestión, en el sentido que le damos todo nuestro apoyo, toda nuestra colaboración, sabemos que están haciendo lo mejor y en la medida de lo posible saben que cuentan con nosotros. Lo electoral quedará para cuando la circunstancia del país y del mundo se den. Hoy tenemos todos que tirar para adelante, somos hermanos, siempre lo dijimos, siempre hablamos de unidad, y pensamos que tenemos que tirar del carro todos juntos.