Itongadol.- Wolfsohn Tabacinic inauguró con un importante acto el edificio en que desde el inicio del presente año escolar funciona su escuela secundaria: Wolfsohn Beit Mordejai, en homenaje a Mario Julio Elsztain.
Ubicada en Roseti 50, a metros de la avenida Dorrego, la comunidad Wolfsohn Tabacinic adquirió a mediados del año pasado un edificio construido para ser una escuela, y lo adaptó a las necesidades específicas de una escuela judía que forma alumnos con una fuerte identidad judía, conocedores de la Torá y de sus tradiciones; conscientes y sensibles de su misión como judíos en este mundo globalizado y cambiante.
El acto se inició con la colocación de las Mezuzot y el corte de las cintas protocolares en las dos puertas de entrada del edificio denominado Alberto Meta z’l, por parte del Director General de Jabad Lubavitch Argentina, rabino Tzvi Grunblatt, y miembros de las familias Meta y Elsztain, luego de que alumnos de la escuela recitaran los salmos relacionados con Janukat Habait, la apertura de una nueva casa.
El rabino Grunblatt manifestó en ese momento “no se inaugura un edificio escolar todos los días, menos un edificio escolar de esta magnitud, menos un edificio escolar con esta alma y esta energía”. Asimismo agradeció a todos los presentes, a los que “ayudan y participan” y continuó con la bendición correspondiente a la colocación de la Mezuza.
Luego se invitó a todos los presentes a ingresar al edificio y dirigirse al sector en el que se llevó a cabo el acto oficial de inauguración del edificio. Entre los asistentes se encontraban el secretario de Derecho Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, Claudio Avruj; la cónsul de la Embajada de Israel Yael Nahir; el presidente en ejercicio de la AMIA, Ariel Eichbaum; el presidente de la DAIA; Jorge Knoblovits; estos dos últimos acompañados por miembros de sus respectivas comisiones directivas; y Adrián Peres, presidente de la Federación de Escuelas Judías de Argentina.
El acto se inició con la proyección de un video institucional y a continuación el rabino de la comunidad Wolfsohn Tabacinic, Mendy Gurevich, y un alumno de la escuela secundaria leyeron un documento histórico, la carta que días antes de Rosh Hashana del año 1967, el Rebe de Lubavitch le envió al primer sheliaj de Jabad en Argentina, rabino Dovber Baungarten, con motivo de la apertura de la Yeshiva de Jabad en Buenos Aires.
La directora ejecutiva de las escuelas, Aida Judkovski, se dirigió a los presentes manifestando entre otros conceptos: “Estamos aquí reunidos para honrar la educación y para agradecer. Esto no es un acto escolar, es un momento de profundo agradecimiento. Que estemos inaugurando el edificio de nuestro secundario Beit Mordejai tiene su historia, que comienza en el año 2004 cuando el rabino Tzví Grunblatt decide hacerse cargo de David Wolfsohn una escuela que tenía jardín y primaria en quiebra, económica, legal, y llevar adelante un proyecto pedagógico, siempre volando alto”.
“En las organizaciones se dice que los líderes son los que marcan el techo de una organización, y si la organización tiene un techo bajo sus líderes marcan un techo bajo, y el rabino Grunblatt nos marca a todos un techo altísimo, y a veces hasta sin techo”, agregó para luego agradecer a todo el equipo que a lo largo de una década fortalecieron el jardín y la primaria para hacer posible la apertura del secundario, como así también a los padres que colaboran con el personal docente. También recordó que en 2015, cuando se planteó la apertura del secundario se estableció que tenía que ser diferente a lo que ya existía. “Ser diferente eran valores de Torá y calidad educativa sustentada en el programa del Bachillerato Internacional. Somos la única escuela de concepción religiosa del país que tiene sus fundamentos en los valores de Torá y que lleva adelante el Bachillerato Internacional”, precisó.
Luego de las palabras de la directora ejecutiva, tres alumnas de cuarto año, es decir de las que iniciaron sus estudios en 2016 junto con la apertura de la escuela secundaria, explicaron cómo la misma se fue desarrollando desde los 34 alumnos que iniciaron primer año a los 110 que lo hicieron al comenzar el curso electivo 2018 y los casi 180 que cuenta actualmente. En este contexto destacaron que en “Wolfsohn se nos prepara para la vida, inculcándonos valores” y que todos forman parte de una “gran familia”.
Un video sobre cómo fue creciendo la escuela a lo largo de sus primeros tres años puso en imágenes lo que las alumnas relataron y antecedió a las palabras del rabino Tzví Grunblatt.
El Director General de Jabad Lubavitch Argentina realizó, en principio, un Lejaim y pronunciando la bendición Shejeianu, que de acuerdo a la Halajá, la Ley Judía, se pronuncia cuando comienza a utilizarse algo nuevo.
Luego de esa introducción el rabino Grunblatt afirmo que ese era “un momento de muchísima emoción y muchísimo agradecimiento”. “Me imagino que todos tenemos la dimensión del milagro, tres años y pico atrás no teníamos nada: ni alumnos, ni maestros, ni directores. Hoy Baruj Hashem (gracias al Creador) tenemos que agradecer por este milagro. Lo que teníamos era lo más importante: la voluntad férrea del pueblo de Israel, teníamos la clara noción de que hay 100 años perdidos en la comunidad judía argentina. Cien años perdidos en lo que tiene que ver con la educación. Cien años perdidos aunque muchísima buena voluntad, muchísimo sacrificio, pero no se le enseñó a los chicos las bases de lo que es el judaísmo. No podemos tener fuego del aire, el fuego hay que alimentarlo, se necesita leña y la leña viene de estudiar la Torá, no hay otro camino. Los judíos no somos judíos porque el antisemitismo nos marca. Eso es lo que menos nos interesa, primero somos judíos porque somos orgullosos y sabemos que tenemos una misión, y somos orgullosos de ser judíos”.
“Somos judíos por nosotros –continuó- no somos judíos porque hay otros que nos dicen que somos judíos. Pero para eso algo que el judío lo tiene en la sangre hay que alimentarlo, hay que desarrollarlo. Y de ahí que cuando hablamos de hacer una escuela tipo Wolfsohn dijimos que necesitamos que los chicos reciban lo esencial de lo que es el pueblo judío, sin eso no necesitas todas las escuelas, para qué, qué va a quedar de eso. Pero con eso darles las herramientas, lo académico en el más alto nivel. No nacimos hoy somos un pueblo de 3.300 años, somos un pueblo que pasó por todas y tenemos que aprender a pasar la prueba de tener las libertades, las posibilidades el mundo abierto y ahí tener nuestra firme identidad y asumir nuestra misión”.
Además expresó: “Hoy estamos de fiesta porque este edificio representa la voluntad férrea del mundo judío. Esto se hizo porque hubo gente que creyó, nos metimos ciegamente en algo que era una locura. Toda nuestra historia es meternos ciegamente, sino no salimos adelante, con esfuerzo. Esto se hizo porque la comunidad lo necesita, la comunidad quiere esto y por eso lo apoya”.
En su mensaje, Grunblatt enfatizó que esta obra “es el milagro de la existencia del pueblo judío, esto se da en Wolfsohn, que es el ejemplo de que cuando uno toma la antorcha que viene del Beit Hamikdash, el Sagrado Templo de Jerusalem, y todo lugar va a poder iluminar. No hay obscuridad que pueda apagar nuestra antorcha y nuestra fuerza”.
Más adelante, el rabino señaló que no solamente Wolfsohn está de fiesta sino que “la educación judía total está de fiesta porque permite mostrar lo que se puede hacer acá, en la Argentina”. “Nosotros no queremos la exclusividad, queremos que nos imiten todas las escuelas. Que todas las escuelas tengan más Torá, pero no una Torá aguada, no una Torá licuada de la que no queda nada, sino que pongan Torá que de energía, que tiene verdad. Que pongan Torá que está conectada con lo eterno. No hay nada que sea eterno si su base es lo pasajero”.
“Estamos en un mundo que confunde y es donde más se necesitan escuelas firmes con Torá. Una educación que no puede pararse contra la corriente no tiene los ingredientes del siglo XXI. Hablamos de las necesidades del siglo XXI, que hay que estar preparado para la tecnología, etc., pero lo más importante es estar parados firmes con las convicciones, con los valores, estar parados firmes con la fidelidad a sus principios, con la fidelidad a D’s, a la misión de la vida. La vida no es solamente ganar plata, irse de vacaciones, eso es un resultado. La vida es cumplir una misión. El Rebe nos enseñó a creer en todo iehudí (judío) no mirando lo superficial sino el potencial que tiene adentro, y creemos en cada iehudí”, subrayó.
El rabino Grunblatt continuó su disertación agradeciendo a todos los profesionales que mantuvieron el colegio cuando estaba con graves problemas y a aquellos que trabajaron para fortalecerlo y desarrollarlo desde el 2004 a la actualidad. También tuvo palabras de agradecimiento a las 63 familias que colaboraron para que la escuela secundaria Wolfsohn Beit Mordejai tenga su sede propia, entregando a cada una de ellas una placa de agradecimiento, mencionando cómo se relacionó tanto con Mario Julio Elsztain como Alberto Meta z’l.
Concluida la entrega de las plaquetas, se invitó a los presentes a recorrer el edificio y a un coctel de inauguración.
EACh