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Itongadol.- “Nosotros como shlijim tenemos la tarea de traer el Israel del día a día y no quedarse con ese Israel de aquellos años que ellos recuerdan”, expresó Uriel Kotser, sheliaj de la Sojnut y la tnuá Hanoar Hatzioní, en diálogo con la Agencia Judía de Noticias.
Kotser nació en Argentina e hizo aliá a Israel en 2002. Una vez en el Estado judío se dedicó a la educación, hasta que en 2013 le surgió una propuesta para regresar a su país natal como emisario de su tnuá y de la Agencia Judía para Israel.
¿De qué se trata el trabajo de sheliaj? ¿A qué se debe su visita a Buenos Aires?
Yo de pequeño iba a la tnuá Israel Hatzeirá, y siempre me imaginé en algún momento volver como sheliaj, en realidad mucho no entendía de qué se trataba, pero me parecía interesante, ya viviendo en Israel, me dedique al tema de educación y surgió una propuesta de poder venirme acá a Argentina. El objetivo del sheliaj antes tal vez era más apuntado a la aliá, hoy en día es un poquito al revés, pero muy parecido; seguimos trabajando en aliá, pero trayendo un poco de Israel a la Argentina y no tanto argentinos a Israel. Como parte de Hanoar Hatzioni trabajo con tres tnuot en Argentina, dos son de Buenos Aires y una en el interior del país, principalmente en todo Entre Ríos. Por otro lado trabajo en Beit Scopus, que es una casa para estudiantes universitarios donde hacen talleres y diferentes propuestas para que puedan mantener el marco judío una vez que terminan su proceso tanto en tnuot como otras comunidades. Tenemos muchos trabajos como parte de Sojnut; trabajo en aliá haciendo entrevistas a estudiantes y ayudándolos con el tema de aliá y otro montón de misiones que tenemos como shlijim.
¿Cree las tnuot podrían acercar Israel a la Argentina sin tener que tener relación con la Sojnut?
La base de las Tnuot Noar es esa, como tnuot pueden seguir sobreviviendo con o sin Sojnut. Hay que diferenciar lo que pasa en el interior del país y lo que pasa en Buenos Aires. En el interior del país las tnuot son casi el único marco judío que tiene toda la kehilá. Acá en Buenos Aires la realidad es muy diferente; hay muchísimas propuestas para la gente de la colectividad judía y una alternativa para formación de líderes de la comunidad. Son autónomas y autosuficientes. Por ejemplo, los chicos a los 21 – 22 años que están saliendo con un campamento de 200 chicos, son los que organizan todo. Creo que eso genera un marco de responsabilidad gigantesco y una creación de líderes muy importante, y también da una educación sionista. Nosotros como shlijim tenemos la tarea de traer el Israel del día a día y no quedarse con ese Israel de aquellos años que ellos recuerdan.
Tratar de acercarnos lo máximo posible y ser facilitadores. Por un lado acercar a Israel y darle un poco de Israel a cada una de las comunidades, a través de las tnuot, a través de una charla o algo. Por otro lado, facilitadores para las mismas comunidades, tratar de unirlas, trabajar en conjunto, de acercarles propuestas. Pasa mucho que la mayoría de las cosas se centralizan en Buenos Aires y a veces se siente que en el interior no pasan las cosas y entonces tratamos de facilitar también ese lado.
¿Cuál podría destacar como objetivo principal de la Sojnut?
Ahora el objetivo principal es que Israel sea parte de tu identidad como judío, obviamente que el objetivo de la aliá nunca va a desaparecer, por eso se trabaja tanto al fin y al cabo es la base de Medinat Israel, pero también, no deja de ser importante que la gente primero conozca lo que es Israel, tenga una experiencia. Hoy el objetivo de la sojnut es que vayas paso a paso; primero que tengas una pequeña experiencia, después una experiencia de largo alcance como los programas de Masá; y por último, después de vos haber conocido y entendido lo que es Israel, decidís hacer aliá con otro tipo de cabeza, y no tirarse a la nada sin conocer.
¿Cómo ve a la Kehilá argentina hoy en día? ¿Y la educación judía?
Es una pregunta difícil. Yo nací acá en Argentina, me fui en 2002 y volví ahora en 2013 como israelí, con una cabeza totalmente diferente. Yo veo a la comunidad judía argentina con un potencial gigante, que a veces le cuesta conectarse entre sí. Hay gente muy capaz para hacer un montón de cosas y hay gente que hace un montón de cosas, pero a veces veo que se dividen por pequeñas diferencias que no hacen al todo y en esas pequeñas diferencias de repente tenemos dos tipos de actividades para el mismo público, totalmente iguales, que simplemente por no conectarse y no querer sumar se pierden un público mayor. Pero igualmente el judío argentino es muy especial, muy trabajador y muy metido en la comunidad. La comunidad judía argentina tiene un gran desafío de trabajar con ese público que se escapa. Creo que hay una edad que es la más complicada que es desde los 19-20 años, cuando se empieza la universidad, y hasta que se tiene su primer hijo. Es más complicado para un chico que pasó de formar parte de una tnua o comunidad, salir al mundo completamente diferente, donde ser judío o ser de Israel se complica y es un desafío que hay que trabajar entre todos.