Itongadol/AJN.- El Museo del Holocausto efectuó ayer, miércoles, en su sede un acto de reconocimiento al periodista y escritor José Ricardo Eliaschev por su “trayectoria profesional ejercida con valentía, objetividad y conocimiento profundo y por su permanente compromiso con la vida, la libertad y la memoria”.
Durante el mismo se le entregó un diploma que lo designa socio honorario de la institución y una estatuilla de una artista plástica que es hija de una sobreviviente de la Shoá.
“Homenajear 20 años de vida (de la entidad) no solo nos impone mirar nuestra propia historia, sino que nos exige destacar a aquellas personas que con su acompañamiento, trabajo y disposición han permitido el desarrollo institucional a lo largo del tiempo; más aún, nos sentimos obligados a ser capaces de reconocer, como comunidad judía, la enorme falta en que caemos repetidamente, y que deja al desnudo una de nuestras mayores debilidades como colectivo: la ausencia de una cultura permanente de reconocimiento y valoración pública de aquellas personas que se destacan y con su profesionalismo e intelectualidad nos marcan caminos a seguir, nos abren mundos, nos plantean interrogantes que nos incomodan, nos exigen respuestas innovadoras y con valentía nos alertan de realidades que creíamos diferentes”, destacó el presidente del Museo del Holocausto, Claudio Avruj.
Por ello, “honrar hoy a ‘Pepe’ Eliaschev es un acto de justicia, y así lo recogemos de los múltiples y calificados mensajes de adhesión que hemos recibido en estos días; y hacerlo en julio no es un hecho casual”, ya que el periodista “fue un permanente y férreo defensor de la exigencia de justicia, exigiendo la despolitización de la ‘causa AMIA’, denunciando intromisiones del poder político y esclareciendo al gran público sobre los distintos escenarios que ella representaba”, explicó.
El dirigente recordó que “fue precisamente en julio, hace dos años, cuando en la plaza pública que representa la calle Pasteur, escenario de los homenajes por el atentado a la AMIA, fue burda y maliciosamente criticado, y la comunidad judía, salvo honrosas excepciones individuales, miró para otro lado”.
“Fue la denuncia anticipada de lo que se estaba tramando y que resultó en el agravio que representa el Memorándum de Entendimiento de nuestro país con Irán, que rechazamos”, enfatizó.
“La sociedad argentina disfruta de la pluma y la palabra de uno de sus periodistas más reconocidos, y la comunidad judía debe enorgullecerse de este hecho, que la hace, lo quiera o no, trascender”, recomendó Avruj, quien reconoció que Eliaschev “ha sido y es un permanente colaborador, en forma desinteresada, de publicaciones, actos y eventos y una voz permanente en los medios de defensa y para hacer respetar la dignidad de la comunidad judía”.
El dirigente aseguró que el Museo “se siente orgulloso de contarlo entre sus amigos” porque es “un ejemplo de valentía, y su palabra, sus ideas y su conocimiento hacen de él un ejemplo a imitar”.
Por su parte, Eliaschev admitió que se trataba de “una noche única porque la vida tiene vericuetos insondables”.
“La nuestra no es una cultura propicia al reconocimiento, y no me estoy sintiendo reconocido, me estoy sintiendo querido”, subrayó.
“El año que viene voy a cumplir 50 años de periodista y me habría gustado participar en reconocimientos”, pero “en la Argentina no hay algo que se parezca a un premio Pulitzer, ni una cultura consagrada al respeto y la preservación del mérito, un tejido que nos sigue faltando”, reiteró el homenajeado.
“Éste no es un club de periodistas, ni una asociación profesional; no es mi vieja y querida Sociedad Hebraica Argentina, no es la AMIA, no es la DAIA, es el Museo del Holocausto”, resaltó antes de contar que cuando conoció su par de Jerusalem, Yad Vashem, su vida cambió: “Como judío que de muy chico había tenido plena conciencia, gracias a mis padres, de lo que había pasado en la Segunda Guerra Mundial, era una cuestión que no me era ajena, pero aquella experiencia formidable, estremecedora e inolvidable hizo que todo fuera diferente de ahí en adelante”.
Por ello, Eliaschev consideró “una peripecia muy particular y maravillosa” el hecho de que el museo argentino del Holocausto lo haya elegido para sentirse “querido, contenido y reconocido”.“Antes de que publicara hace dos años, en marzo de 2011, la revelación de que había un pacto secreto entre el gobierno de la presidente Cristina Kirchner y el régimen de Irán, presidido por (Mahmoud) Ahmadinejad, hubo muchos años en mi vida, durante los cuales siempre fui muy explícito en mi condición; nunca lo tomé como un mérito, no era mejor que alguien, era simplemente judío, nunca cambié mi apellido”, se enorgulleció.
“Me pusieron ‘Pepe’ porque era mediáticamente más eficaz y simple, pero tampoco era una gran traición: soy José, como dijo Doña Rosa (su abuela) que debían llamarse todos los primogénitos de sus hijos”, aclaró quien defendió el uso de su apellido como un “reconocimiento de quién es uno y de dónde viene”.
El periodista relató que sus abuelos vinieron de la Rusia zarista y que como segunda generación de argentinos conoció la historia de sus antepasados, quienes deseaban dejar atrás los pogromos.
“De ahí vengo, con un amor entrañable por la cultura judía, y la vida me hizo de oficio periodista”, pero “nunca fue para mí contradictorio ni excluyente una cosa con la otra, como tampoco lo fue el haber participado este año en un proyecto político para mejorar la penosa AMIA que tenemos”, aseveró.
La denuncia sobre las tratativas secretas con Irán “nada tuvo de heroico, sabía que era muy pesado y confirmaba mis peores sospechas porque no descubrí en 2011 las raíces autoritarias del régimen gobernante -la Argentina tiene un régimen, no un gobierno-, que está proclamando su imprescindibilidad sin sonrojarse; de manera tal que no era una sorpresa enterarme de que estos sinvergüenzas estaban pactando un acuerdo con un régimen que efectivamente había proclamado su intención de eliminar el Estado judío” y cuyo presidente saliente se mostró “orgulloso de haber demostrado la patraña del Holocausto”, tras lo cual desafió “a ver dónde está el judío que reivindica el memorándum”.
A continuación, el filósofo Santiago Kovadloff, los escritores Marcos Aguinis y Marcelo Birmajer y el ex presidente de la DAIA Jorge Kirszenbaum destacaron la valentía de Eliaschev como periodista y su permanente identificación como judío.
Entre los presentes se encontraban la diputada nacional Patricia Bullrich, el rabino y legislador porteño Sergio Bergman, el titular del Banco Ciudad de Buenos Aires, Federico Sturzenegger; el periodista y ex director del diario Buenos Aires Herald Robert Cox y los ex presidentes del Museo de la Shoá David Fleischer, la B’Nai B’Rith Boris Kalnicki y la DAIA Roberto Zaidemberg, junto con la ex abogada de la entidad Marta Nercellas.
Foto: Leonardo Kremenchuzky.