Itongadol.- Más allá de lo que representa para los argentinos la figura de Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990, sobre todo durante la Guerra de Malvinas, tanto Israel como los judíos británicos lamentaron el fallecimiento, ayer, lunes, de quien consideran una amiga y admiradora del Estado hebreo y sus comunidades diaspóricas.
“Era realmente una gran líder, una mujer de principios, determinación, convicción y fuerza, una mujer de grandeza”, resumió el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en un comunicado.
“Era una leal amiga de Israel y el pueblo judío” que “inspiró a una generación de líderes políticos”, agregó.
“Ella mostró cuán lejos puede ir una persona con carácter, determinación y una visión clara”, destacó el presidente Shimon Peres, quien compartió con la “Dama de Hierro” intentos por alcanzar un acuerdo de paz con Jordania a mediados de la década de 1980, cuando el primero encabezaba un gobierno de unidad nacional.
Thatcher mantuvo fuertes lazos con Israel en una época de tensión entre el Estado judío y otras naciones europeas, y en el marco de su acérrimo rechazo al comunismo, en 1983 se comprometió a hacer “absolutamente todo” para apoyar a los judíos que querían abandonar el yugo de la Unión Soviética.
También hubo momentos de desacuerdo, como cuando la jefa de gobierno británica criticó a su par Menajem Begin -el hombre “más difícil” con quien tuvo que lidiar, según ella- por su negativa a negociar con los líderes palestinos y por el bombardeo del reactor nuclear iraquí en 1981, o cuando presionó exitosamente al presidente estadounidense Ronald Reagan para que acepte conversar con la Organización de Liberación de Palestina, en 1988.
En el plano interno, la comunidad británica destacó su impulso a los jóvenes políticos judíos, su rechazo al antisemitismo y su admiración por la Kehilá local.
“Lady Thatcher siempre apoyó y admiró significativamente el ethos de la comunidad judeobritánica”, explicó Vivian Wineman, la presidenta de la Junta de Directivos de los Judíos Británicos, quien reveló que su familia había refugiado a un perseguido austríaco en la década de 1930.
“Contaba con varios judíos entre sus más cercanos asesores y confidentes, y en un momento casi la cuarta parte de su gabinete era de origen judío”, añadió en referencia a los cinco ministros que integraron su gobierno, incluidos Malcolm Rifkind, como canciller, y Michael Howard, como ministro del Interior y luego líder de la oposición conservadora.
“Thatcher admiraba el trabajo duro y la comunidad judía no dependía del Estado”, sino que “estaba estructuraba de tal manera que los judíos ayudaban a otros de su comunidad, y ésa fue una cultura que Thatcher trató de impulsar”, resaltó Moshé Maor, un profesor de ciencia política de la Universidad Hebrea de Jerusalem especializado en Gran Bretaña.
Cansada de las críticas de los líderes cristianos, Thatcher fue apoyándose cada vez más en el entonces gran rabino de Gran Bretaña, Immanuel Jakobovits, a quien luego designó en la Cámara de los Lores.
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