“Antes de venirme, mi papá me dijo: ‘El tren pasa solamente una vez, y si no te subís, ya está’; yo aproveché el tren y es una experiencia que nunca voy a olvidar”, resumió Santiago, nacido hace 17 años en Entre Ríos, sus vivencias en el programa educativo de tres años Naalé, durante los cuales sus participantes completan la escuela secundaria y está cursando kitá Iud Álef (equivalente a 4º año), en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN) desde Israel.
“Mi tío, que es de Neuquén, conocía a quien en ese momento era la representante en la Argentina y me habló sobre el programa Naalé; empecé a averiguar, me entusiasmé y llegué acá hace un año y medio”, contó.
“Fue difícil separarse de la familia, amigos y la vida cotidiana, pero el proceso no me costó tanto porque el tiempo pasó rápido y acá nos tratan muy bien: nos dan todo lo que necesitamos, y encima, plata por mes por si queremos algo más”, explicó Santiago.
Los estudiantes viven en una Pnimiá (internado) en el kibutz Kfar Rutín, a 20 minutos del Kinéret.
Tienen habitaciones dobles o triples y cada grupo tiene un moadón (club) en una zona propia del establecimiento.
“Es muy interesante: llegás a un lugar que no conocés, con personas que no conocés y terminan siendo tus mejores amigos, o tus ‘hermanos’, por así decirlo, y me voy de acá con dos idiomas -portugués y hebreo-, más el inglés que ya sabía”, sintetizó.
Los participantes de Naalé van a una escuela que está a 5 minutos en micro y a la cual asisten chicos de todos los kibutzim de la zona.
Si bien no hace falta llegar con conocimientos de ibrit, en la Argentina “tomé siete años de hebreo, pero estuve tres o cuatro sin hablarlo y me lo olvidé; cuando llegué acá, en un mes me acordé todo”, destacó el joven entrerriano.
“Fue nada difícil aprender el hebreo con el estudio avanzado de seis meses (Ulpán) que nos dan, y si aprendiste bien hebreo, es fácil estudiar” el resto de las materias, prosiguió.
En ese período los alumnos también estudian Matemáticas, Inglés y Moréshet (pensamiento judío), en el primer año empiezan de a poco con las otras asignaturas, y a partir del segundo, Iud Álef, ya estudian como cualquier israelí.
“Cuando termine Iud Bet (5º año) decidiré si me quedo en Israel a hacer la tzavá y todo eso o vuelvo a la Argentina con mi familia; falta un año y medio para definirlo y por ahora eso no me preocupa”, finalizó Santiago.
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