El programa educativo Naalé “es una experiencia muy linda” en Israel, gracias a la cual “aprendí a crecer mentalmente y a ser más responsable”, resumió Cesia, una joven estudiante misionera de 18 años, a la Agencia Judía de Noticias.
“Llegué hace casi dos años y medio, a través de la tnuá Habonim Dror” porque “cuando tenía 12 años fui a un majané -campamento- y padres de chicos que estaban en Naalé nos comentaron acerca del programa”, contó.
“Después vinieron netziguim -representantes- del programa y cuando cumplí 15 años, mi mamá me preguntó si me acordaba de Naalé, del cual le había hablado un tiempo atrás, y me preguntó si quería venir; le dije que sí, me puse en contacto con la encargada del programa en Buenos Aires, hice el examen y lo pasé”, recordó Cesia.
“En mi grupo somos 3 argentinos, pero por lo general hay más; hay gente de todas partes de América Latina y de España y eso te permite aprender las distintas culturas de esos países”, destacó.
“A los tres meses, tus compañeros pasan a ser amigos porque convivís con ellos 24 horas al día”, resumió la joven misionera, quien agregó que “la mayoría de quienes terminan el programa decide quedarse en Israel y entrar al ejército”.
“Toda mi familia está en la Argentina y yo estoy prácticamente sola, pero sé que me quiero quedar a vivir en Israel, hacer el ejército y, luego, estudiar Psicología”, finalizó Cesia.
Naalé es un programa educativo de tres años, durante los cuales sus participantes completan la escuela secundaria.
“Los chicos viven en el kibutz Kfar Rutín, que está en Émek Hamaaianot, en la zona norte del país, a 20 minutos del Kinéret, y están en permanente contacto con los habitantes israelíes, que se convierten en importantes apoyos para ellos, e incluso en sus parejas”, informó Rut, una boguéret (egresada) y actual madrijá del internado del programa.
“En la Pnimiá hay cuartos de 2 ó 3 chicos y cada grupo tiene un moadón (club) en una zona propia” del establecimiento, añadió.
Los participantes de Naalé “van a una escuela que este año recibió un premio a la excelencia, está a 5 minutos en micro y a la cual asisten chicos de todos los kibutzim de la zona, con el consecuente encuentro intercultural”, relató.
“En los 6 primeros meses hacen el Ulpán dentro de la escuela, gracias al cual alcanzan un buen nivel de hebreo, y también estudian Matemáticas, Inglés y Moréshet (pensamiento judío); en el primer año empiezan a entrar de a poco en las otras asignaturas; y a partir del segundo, Iud Álef (equivalente al 4º año del secundario), ya estudian como cualquier israelí, y en base a mi experiencia, están preparados para hacerlo”, resumió Rut.
“No hace falta llegar con conocimientos de ibrit: yo lo único que sabía decir era ‘shalom’ y nunca había visto una letra en hebreo…”, admitió.
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