Hoy, lunes, se celebraron los 100 años del primer camposanto judío de la Argentina, conocido como el cementerio de Liniers, si bien en rigor se encuentra situado en la localidad bonaerense de Ciudadela.
Hasta 1910, los judíos eran enterrados en distintos cementerios, predios y parques, lo cual era un tema de gran preocupación para la comunidad.
El vicepresidente 1º de la AMIA, Ángel Barman, quien participó del acto conmemorativo, expresó en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN), la importancia de preservar por tantos años el cumplimiento de las normas religiosas o halájicas en ese sitio.
“Este aniversario no tiene que ver estrictamente con la conducción actual, sino con todos aquellos que lo mantienen, a pesar de su antigüedad, en excelentes condiciones”, agregó.
El dirigente destacó que allí “pueden verse apellidos muy importantes, que tienen que ver con la fundación de la comunidad judeoargentina”.
También se encuentran enterradas personalidades del ámbito de la cultura nacional, como Max Glüksmann, precursor del cine; Jaime Yankelevich, fundador de la televisión argentina; o la periodista y conductora Paloma Efron, “Blackie”.
Durante la ceremonia, el rabino Shmuel Levin expresó la importancia de la celebración y recordó que el patriarca “Abraham fue el primer judío que compró un terreno para destinarlo a un cementerio: Mearat Hamajpelá, en Hebrón, donde están enterrados (casi todos los) patriarcas y matriarcas”.
El religioso destacó que en hebreo “cementerio” se dice “beit hajaim, casa de vida” y “es un lugar sagrado, pues allí descansan los cuerpos, mientras que las almas lo hacen en el cielo”.
“Debemos agradecerles a quienes mantienen la santidad” de los camposantos y enfatizó que cuidar de ella es “una obligación de por vida” para todos.
A continuación, Enrique Moltoni, director de Culto de la Provincia de Buenos Aires, trajo el saludo del gobernador, Daniel Scioli, y destacó la “plena y mancomunada relación con la comunidad judía” que tiene el gobierno bonaerense, “por lo cual es un honor estar en esta conmemoración”.
Luego se leyó un mensaje de salutación del intendente del partido de 3 de Febrero, Hugo Curto, y la subsecretaria de Culto, Mercedes Sánchez, se refirió al “excelente” vínculo que la comuna mantiene con todos los credos, en especial con la AMIA y las diversas instituciones judías de la jurisdicción.
Por su parte, el presidente de la AMIA, Guillermo Borger, aseguró que “recordar y honrar a quienes aquí están, nuestros familiares y amigos, sin lugar a dudas es preservar la vida”.
“En la Torá vemos lo importante que es para el judaísmo una sepultura digna, y por eso es (una meta) fundacional para la AMIA tener un lugar para el descanso perpetuo de la comunidad”, agregó.
Borger destacó que “el centenario de este lugar sagrado, en el marco del Bicentenario, también es un aporte a la cultura y la concientización del respeto y el honor que le debemos a nuestros mayores”.
A su turno, Mariano Enkin, descendiente de Naum, quien fundó el cementerio y puso su piedra fundamental, relató en forma somera la historia de su bisabuelo, quien presidió la Jevra Kedusha (antecesora de la AMIA) entre 1907 y 1912, en tres períodos consecutivos de dos años de mandato, y luego quedó como vice.
Para Enkin “era crucial que los judíos tuvieran un cementerio, y lo tomó como un desafío personal hasta que lo encontró”, recordó el director de Cultura de la AMIA, Moshé Korin, en diálogo con AJN.
El funcionario contó que “hay una anécdota que cuenta que durante las tratativas por la compra del solar, cierta vez los vecinos del lugar lo recibieron revólver en mano porque se oponían a que allí se hiciera un cementerio judío, al igual que muchos diarios”.
Finalmente, el 6 de enero de 1910, la Asamblea General aprobó la compra a crédito del terreno, para instalar allí el primer cementerio israelita.
Con el tiempo se aprobó que se instalaran bóvedas, algo que no era común.
Enkin murió en 1939, a los 73 años, y la necrológica que su familia publicó en el periódico comunitario Mundo Israelita calificaba a Naum Enkin como “uno de los hombres más representativos de esa generación de pioneros”.
Barman agregó a esta agencia que Enkin también “diagramó el Templo de Libertad, lo que convierte a esta ceremonia en algo muy emotivo y me hace sentir orgulloso de ser integrante de la comunidad”.
Durante el evento se descubrieron dos placas, una en memoria de Enkin, “por su compromiso y dedicación con la construcción de este cementerio y con el futuro de la comunidad judeoargentina”, y la otra con motivo del centenario, la cual contiene la nómina de las autoridades actuales de la AMIA y su staff profesional, y el rabino Guershon Gordon entonó las oraciones recordatorias Kel malé rajamim e Izcor.
También estuvieron presentes Marcela Cardillo, subsecretaria de Gestión Cultural de la Nación, y los dirigentes de la AMIA Bernardo Zugman, “Tommy” Saieg, Simón Drelevich y Manuel Schvarzman, tesorero, prosecretario 1º, secretario de actas y revisor de cuentas, respectivamente, además de Daniel Pomerantz, José Kviatek y Ana Weinstein, directores ejecutivo, de Servicios Comunitarios y de la Federaciones de Comunidades Judías.
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