Una de las consecuencias más temidas es que la retirada militar y el desmantelamiento de los asentamientos judíos de la franja de Gaza, según la propuesta del primer ministro Sharón, desestabilice ese territorio que limita con Egipto.
Para ese país, que ejerció el poder en la franja de Gaza hasta que Israel la conquistó en la guerra de 1967, lo más importante es saber quién controlará la frontera común de unos veinte kilómetros, actualmente bajo la jurisdicción del Ejército israelí.
El presidente Arafat se reunirá hoy en la «Mukata» de Ramala con el jefe de los servicios secretos de Egipto, el general Omar Suleimán, que hace dos días conversó sobre ese plan con el primer ministro israelí dentro de la mayor reserva.
El objetivo de las conversaciones en Ramala es coordinar posiciones entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y Egipto en relación con esa iniciativa de Sharón, que también preocupa a sus tradicionales aliados de la derecha en el Gobierno.
La ANP, con sede provisional en esa ciudad de Cisjordania, separada de Gaza por el territorio de Israel, teme que sus opositores integristas de Hamas y la Yihad Islámica le arrebaten el poder si se retira el Ejécito israelí.
Fuentes de la ANP en Ramala informaban de que Abu Alá se reunirá el próximo martes con Sharón en Jerusalén, pero esta noticias no fue confirmada por la oficina del primer ministro israelí.
Según la prensa local, el presidente de Estados Unidos, George W.
Bush, pidió a Sharón que aplace el previsto repliegue hasta noviembre, después de las elecciones en ese país.
El líder del Partido Nacional Religioso (Mafdal), coronel en la reserva Efi Eitam, aseguró hoy que abandonará la coalición de Sharón si finalmente se aprueba el plan y se desmantelan los asentamientos.
«Tenemos aún muchas preguntas acerca de ese plan», manifestó ayer el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, en Washington, desde donde mañana jueves llegarán a Jerusalén tres funcionarios para continuar una serie de conferencias sobre ese proyecto.
El Gobierno estadounidense desea saber qué ocurrirá «después» del repliegue militar en los 330 kilómetros de la franja de Gaza, con 1.7 millones de habitantes, más de la mitad menores de edad, y qué hará Israel si, como se prevé, continua la resistencia armada de los palestinos, esta vez para «liberar Cisjordania».
El fundador y mentor ideológico de la Resistencia Islámica (Hamas), Ahmed Yasín, afirmó que su movimiento aspira a una conducción colectiva de Gaza junto con otras formaciones políticas, lo que es interpretado como la voluntad de incorporarse a la coalición oficialista de la ANP.
En cuanto a Israel, dijo que cesarían las operaciones del brazo armado de Hamas, los «Batallones de Azedín al Kasem», si se retira de Gaza, pero precisó que seguirá en armas hasta la retirada de Cisjordania y el regreso al territorio israelí de unos cuatro millones de refugiados palestinos de la guerra árabe-israelí de 1948, una exigencia sistemáticamente rechazada por este país.
En Gaza y Cisjordania aspiran los palestinos a establecer un estado independiente previsto en el plan de paz del Cuarteto de Madrid, inspirado en una iniciativa del presidente Bush y conocido como la «Hoja de ruta», un código de obligaciones que israelíes y palestinos aprobaron hace nueve meses pero que ninguno cumple.
El plan para «desconectarse» de los casi tres millones y medio de palestinos, en gran medida dependientes económicamente de Israel, quedará sin efecto «si se reanudaran las negociaciones según la Hoja de ruta», en palabras del propio Sharón.
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