El pan (halá) es redondo para simbolizar el ciclo de la vida, se hunde en miel como deseo de un año dulce (y no solo bueno), los pecados y promesas incumplidas se lavan en ríos y mares, suena el shofar, se oye "shaná tová"… el año nuevo judío comenzó ayer al atardecer con la aparición de la primera estrella, y los doce mil judíos del país (más de 60% de los cuales se encuentran en Caracas) lo seguirán celebrando durante todo el día de hoy.
Ruth Scher cuenta que los judíos celebran, al igual que los católicos, el comienzo de un nuevo año, pero ni es en la misma fecha ni se hace de igual manera. Para empezar, se rigen por el calendario judío (diseñado alrededor del siglo IV de nuestra Era por Hillel II), que comienza con
Como el calendario hebreo es no solo solar, sino también lunar, la correspondencia con el calendario gregoriano (solo solar) no siempre es la misma, pero en cualquier caso el año nuevo judío (o Rosh Hashanah) suele caer en septiembre.
Es el día en que ellos terminan de leer la última porción de su libro sagrado,
Cumplen así con lo que dice uno de los libros del Torá, el Levítico, 16:24: "En el séptimo mes (contado a partir de la primera Diáspora hebrea) habrá un día feriado para ti, un recuerdo con sonidos de shofar, una convocatoria sagrada".
Pero la celebración del Rosh Hashanah es más íntima e introspectiva que la que celebran los católicos cada 31 de diciembre: "Solemos recibirlo juntos en la sinagoga, pero luego cada quien se va a su casa y se hace una cena casi estrictamente familiar", dice Scher.
Lo que cada quien prepare en esas cenas dependerá de la región de donde provenga (pescado relleno los que vienen de Europa, granos los que vienen de países árabes…), pero hay algunos ingredientes en los que todos coinciden: el pan o halá, que suelen comer trenzado cada semana, esta vez es redondo y se sumerje en miel, igual que lo hacen las manzanas. Para preparar la cena se suele utilizar también la cabeza de algún animal, generalmente un pez o un cordero.
Pero lo más importante de estas fechas es, recuerda Scher, que se inicia para ellos todo un período de arrepentimiento que culmina con el Yom Kipur, el día más sagrado de todos, el día de la expiación y la reconciliación y que este año será entre el 17 y 18 de septiembre.
Para los judíos hay muchos años nuevos (el año nuevo de los árboles, el año nuevo jurídico…), y el que comenzó ayer sería lo que Scher denomina "El año nuevo civil". Pero no es cualquier cosa, pues es el momento de sincerarse y de renunciar a las promesas que hicieron y que ya no cumplirán. Y tal vez lo más importante: es el tiempo en que ellos mismos se empiezan a juzgar para ver si merecen entrar en el libro de la vida del año que empieza.
El Universal