La profanación a sitios sagrados judíos continúa y no es un problema que atañe solo a América Latina. En
Yonatan Kandalar se encontró con aquel escenario en el momento en que llegó al cementerio donde estaban enterrados su familia y otros miembros de la comunidad judía.
Una de las lápidas se había transformado en una mezquita improvisada. Otro grupo de lápidas se estaba utilizando como un orinal y una ducha. Decenas de restos habían sido desenterrados y arrojados al río cercano.
"Desde la visita, no duermo de noche", lamentó Kandalar ante el diario Ynet. "Me imagino a una figura que murió hace muchos años, ante mí, pidiendo ayuda en el cementerio”, agregó.
Por último realizó un urgente pedido: “Tenemos que resolver este problema lo antes posible. No le hace daño solamente a la gente que yacía en el cementerio porque sus lápidas fueron profanadas, sino a todos los miembros del judaísmo. "
AF