La disputa soberana por el Monte del Templo, situado en la Ciudad Vieja de Jerusalem y considerado un lugar sagrado por judíos y musulmanes, surgió este jueves, dos días después de firmarse una declaración conjunta durante la conferencia de Annapolis, como el primer tema de discrepancia que podría enfrentar a israelíes y palestinos en futuras negociaciones.
El primer ministro Ehud Olmert advirtió que la soberanía sobre el Monte del Templo «no está en discusión» pese a que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, afirmo que el establecimiento de la capital del estado palestino en Jerusalén Este es clave para lograr un acuerdo.
Olmert regresó a Israel luego de participar en la conferencia de paz en Estados Unidos.
Los palestinos llaman al Monte del Templo «Santuario Noble», y se ubicación en la parte occidental de Jerusalem, que fue reclamada durante la cumbre de Annapolis, otorga una cuota más de complejidad a la cuestión.
El premier israelí también destacó como positiva la participación de Arabia Saudita en la conferencia internacional, aunque el canciller Saud Al-Faisal se negó a saludarlo.
«Pero aplaudió los discursos», observó Olmert, y dijo: «Es significativo que los sauditas sientan la importancia de contribuir».
Por su parte, la canciller israelí Tzipi Livni reprochó a Al-Faisal que sus colegas de los países árabes no quisieron interactuar con ella.
Según informó el diario estadounidense Washington Post, Livni pidió a los países árabes, durante una reunión a puertas cerradas, que dejaran de tratarla como a un «paria». Sin embargo, la Cancillería negó este jueves ese dato. «No voy a pedir que me den la mano, pero imaginemos que eso ocurriera. Entonces los extremistas de los países árabes entenderían que una nueva era comienza», sostuvo Livni, según el comunicado oficial.
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