Irán es el mayor comprador del material para uso nuclear que suministra el complejo mercado negro mundial, y dispone de una amplia red que le provee los componentes prohibidos que precisa a fin de desarrollar su programa nuclear, indica un informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) publicado hoy.
«Irán continúa siendo el más activo cliente del mercado negro internacional de material nuclear», destaca el profundo estudio presentado al inicio de la conferencia «Diálogo Shangri-La» que, sobre seguridad en la región Asia-Pacífico, se celebra en Singapur.
El texto subraya también que, «a pesar de que los países exportadores han aumentado la vigilancia, Irán sigue intentando eludir los controles cambiando repetidamente las compañías que emplea como tapadera y los arreglos financieros».
Añade el documento que, como hicieron anteriormente Irak y Pakistán, Irán emplea diplomáticos, intermediarios y certificados falsos con la finalidad de obtener los equipos y las tecnologías para el desarrollo de su programa nuclear.
«Irán ha creado una estructura de aprovisionamiento que es el equivalente, sino más grande, que la red mundial que estableció (el científico paquistaní Abdul Qadir) Khan», dijo Mark Fitzpatrick, director del equipo que ha elaborado el informe.
Khan destapó en 2004 la existencia de un entramado mundial que durante dos décadas había proveído tecnología nuclear, asesoramiento especializado y diseños a Irán, Corea del Norte, Libia y otros países.
Además de resumir las actividades clandestinas llevadas a cabo por Irán y Pakistán para aprovisionarse de tecnología nuclear, el análisis de está institución con sede en Londres repasa también algunas intervenciones o intentos realizados en el pasado por Argentina, Brasil, Corea del Norte, Egipto, Irak, Israel, India, Libia y Sudáfrica para abastecerse de material en el mercado negro.
«India cuenta con una extensa base industrial que permite a su programa nuclear tener un mayor nivel de autosuficiencia y, por consiguiente, no precisa una red tan extensa como la de Irán», apunta el informe.
En relación a Corea del Norte, el IISS sostiene que las actividades ilícitas que lleva a cabo el régimen de Pyongyang para proveerse de material nuclear por medio de bancos, embajadas y empresas tapadera son coordinadas por la llamada «Oficina 39», una sucursal clandestina del Partido de los Trabajadores Coreanos.
Según datos del IISS, el volumen total de uranio enriquecido intervenido en el mercado negro mundial por distintos cuerpos de seguridad hasta la fecha asciende a 7,8 kilos, a los que hay que sumar 370 gramos de plutonio, cantidad que, en conjunto, está muy por debajo de la que se precisa para fabricar una bomba nuclear.
Fitzpatrick, ex subsecretario norteamericano de No Proliferación, señaló en rueda de prensa que de esa cuantía de uranio y plutonio incautada se desprende que existe «pocas probabilidades» de que las organizaciones terroristas internacionales puedan fabricar una bomba nuclear.
«La cantidad de uranio y de plutonio intervenida por las autoridades es cerca de un tercio de la que se necesita para fabricar una bomba nuclear, y tampoco han surgido pruebas de que se intentara combinar esas dos substancias», dijo Fitzpatrick.
El informe del IISS señala que entre 2001 y 2005 se produjeron 420 casos de tráfico de material nuclear, de los que en el 10 por ciento los implicados eran miembros de organizaciones criminales con presencia internacional.
«En el futuro, otros proveedores del mercado negro posiblemente surgirán en Rusia, en el corrupto aparato estatal de Corea del Norte, entre los simpatizantes paquistaníes de la yihad o en la Guardia Republicana de Irán», manifestó el experto del IISS.