El movimiento islámico Hamás, que encabeza el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), actuará para que todas las milicias respeten un alto el fuego con Israel si éste incluye no sólo a Gaza, sino también a Cisjordania.
Así lo aseguró un portavoz de ese movimiento al diario israelí Haáretz y que indicó que el ofrecimiento proviene «de las altas esferas del movimiento islámico».
Según ese diario, «Hamás ofrece a Israel el cese definitivo del lanzamiento de los cohetes Kasam desde Gaza, a cambio de que el Ejército interrumpa sus operaciones en Cisjordania».
Israel realiza todos los días entre tres y cuatro operaciones en Cisjordania como parte de una «estrategia preventiva» contra el terrorismo, alegando que, por la cercanía de ese territorio a sus centros urbanos, la detención de militantes es la única manera de impedir atentados suicidas contra civiles.
Esta estrategia permite a Israel neutralizar los atentados antes de que alcancen la fase operativa y por ello el Ejército ha recomendado siempre al Gobierno israelí que no acepte la tregua en Cisjordania.
Diferente es su postura en la franja de Gaza, donde las limitaciones militares de lanzar una operación terrestre efectiva han convencido a los altos mandos israelíes de que la negociación es la mejor vía.
Hace más de un año, todas las milicias palestinas se comprometieron a cesar los atentados suicidas y a no lanzar cohetes a cambio de que Israel interrumpiera la política de «asesinatos selectivos» y sus bombardeos en Gaza.
No obstante, la situación en el terreno dista mucho de ser la de un alto el fuego.
Portavoces de Hamás alegan desde hace meses que «Gaza y Cisjordania son inseparables», y que no puede existir un alto el fuego en la primera y no en la segunda.
Por ello, cada vez que en Cisjordania mueren militantes en una operación israelí, sus colegas de Gaza atacan Sderot, Ashkelón o cualquier otra localidad alrededor de la franja.
La escalada actual está relacionada sin embargo con la ola de violencia interna palestina que sacudió Gaza la semana pasada, en la que murieron medio centenar de palestinos.
«Con el disparo de cohetes, Hamás trató de exportar el conflicto interno con Al Fatah y desviar la atención de su propio fracaso y descontento con el gobierno de unidad nacional», dijo a EFE una fuente de Al Fatah que pidió el anonimato.
Hamás y Al Fatah acordaron un gobierno de coalición en febrero, en el llamado Acuerdo de La Meca, aunque muchas partes no han sido aplicadas, como «una representación acorde al voto en la calle dentro de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), a la que los islamistas deben adherirse», agregó la fuente.
En los últimos meses, el presidente de la ANP, Mahmud Abás, ha tratado de convencer al primer ministro de Israel, Ehud Olmert, de que acepte la tregua en Cisjordania, aunque éste se inclina por la postura del Ejército.
«Las consecuencias de una tregua en Cisjordania ya las hemos visto en 2005 y 2006, cuando la Yihad Islámica (que no forma parte de la tregua) aprovechó la retirada de tropas en Tulkarem para lanzar atentados suicidas en Israel», sostuvo un alto mando israelí en declaraciones a Efe.
La Yihad no forma parte de la tregua con Israel, y en 2006 y 2007 cometió seis atentados suicidas.
El ministro del Interior israelí, Roni Bar On, respondió hoy a la oferta de tregua de Hamás calificándola de «manipulación».
«Israel no tratará con Hamás; cualquier cosa que suframos nosotros ellos la sufrirán diez veces; y si no hay descanso en Sderot, ellos tampoco tendrán descanso», declaró el ministro Bar On.