Itongadol.- El presidente del Congreso Judío Mundial (WJC, por sus siglas en inglés), Ronald S. Lauder, publicó ayer un comunicado en el que advirtió que »el futuro de Israel pende de un hilo. El único Estado del pueblo judío se enfrenta a un peligro existencial inminente».
»Una combinación de amenazas externas e internas sin precedentes llevaron a Israel al borde del abismo», agregó.
Comunicado completo:
Nosotros, los judíos de la diáspora, solemos abstenernos de inmiscuirnos en la política israelí. Amamos a Israel y estamos comprometidos con él. Pero siempre somos cautos a la hora de respetar la soberanía.
Pero hoy, el futuro de Israel pende de un hilo. El único Estado del pueblo judío se enfrenta a un peligro existencial inminente. Una combinación de amenazas externas e internas sin precedentes llevaron a Israel al borde del abismo.
La amenaza externa tiene tres dimensiones. En el último año, Irán acumuló suficiente material nuclear para varias armas nucleares, según las Naciones Unidas, y pronto podría suponer una amenaza directa para la seguridad de Israel. Hezbollah se está convirtiendo en una de las organizaciones terroristas más peligrosas y poderosas del mundo. Adquirió la capacidad de atacar Haifa, Tel Aviv y Jerusalem. La legitimidad de la Autoridad Palestina está siendo socavada por Hamás y otras fuerzas radicales. En consecuencia, Cisjordania se encamina hacia el caos y la violencia.
Es cierto que Israel es fuerte. Si se lo desafía, contraatacará ferozmente y vencerá. Pero las tres dimensiones de la amenaza exterior están creando una nueva realidad regional. El peligro de una guerra en varios frentes es mayor de lo que fue en décadas.
Pero Israel también se enfrenta a una amenaza interna sin precedentes que comprende tres dimensiones. La reforma judicial instigada por el ministro de Justicia, Yariv Levin, que recibió el voto favorable de la Knesset (el Parlamento israelí), lo que aumentó la tensión, es percibida por la derecha como esencial y por la izquierda como un asalto a la democracia liberal de Israel. La dependencia de la coalición de los partidos ultraortodoxos y ultranacionalistas impide al primer ministro Benjamín Netanyahu aplicar su visión moderada y conservadora del mundo. Y la fisura interna aleja a las tribus de Israel entre sí y acelera la discordia entre ellas.
Las tres dimensiones de la amenaza interna están abriendo heridas históricas e inflamando el odio. Están arrastrando a la sociedad israelí a un vórtice de conflicto interno como no se había visto desde la fundación del Estado el 15 de mayo de 1948.

El presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald S. Lauder
Israel es una gran nación excepcional. La fundación del Estado judío tras el Holocausto y su espectacular éxito en los últimos 75 años lo convierten en un verdadero milagro hecho por el hombre. Pero ahora Israel está en peligro. Los acontecimientos sin precedentes de 2023 están erosionando el pacto social y poniendo en peligro la seguridad nacional. Mientras los extremistas insisten en sacar adelante una legislación antiliberal, cientos de pilotos de reserva y miles de soldados de reserva anunciaron que no se presentarán al servicio. Estos graves acontecimientos llevaron al antiguo Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), Gadi Eizenkot, a advertir que la combinación de las amenazas internas y externas hace a Israel más vulnerable de lo que lo fue desde 1973.
Esta es la razón por la que un líder judío como yo no puede seguir callando. Mientras observo cómo Israel se desgarra a sí mismo y sus enemigos se fortalecen, debo adoptar una postura y alzar la voz. »Una casa dividida contra sí misma no puede sostenerse», dijo Abraham Lincoln antes de la Guerra Civil estadounidense. Tampoco puede un Israel dividido contra sí mismo. Como judíos, debemos aprender de nuestra trágica historia. Estamos obligados a no repetir los errores que cometimos cuando permitimos que las divisiones internas derribaran el Primer y el Segundo Templo.
Corresponde tanto a los judíos de la diáspora como a los judíos israelíes asegurar el futuro del Tercer Templo.
Sólo hay una forma de superar esta crisis existencial multidimensional: la unidad nacional. Al igual que los israelíes se unieron en vísperas de la guerra de 1967, deben unirse ahora.
Y sólo hay tres hombres que pueden lograr esta unidad: Benjamín Netanyahu, Yair Lapid y Benny Gantz. Sobre sus hombros, estos tres líderes cargan una responsabilidad histórica. Por lo tanto, deben volver a sentarse juntos inmediatamente después de esta votación para debatir con franqueza la alarmante situación de la nación. Y deben superar los intereses personales y las diferencias políticas para poder formar un gobierno de emergencia fuerte y estable.
A lo largo de su historia, Israel hizo. Al tiempo que hacía florecer el desierto y proporcionaba refugio seguro a millones de sobrevivientes y refugiados judíos, vencía a la mayoría de sus enemigos y alcanzaba la paz con seis naciones árabes. Pero el reto de nuestro tiempo y de nuestra generación es la división interna. Y la única manera de afrontarla es renovar la alianza entre las principales fuerzas sionistas. No debemos esperar a que estalle la violencia. No debemos unirnos sólo cuando nos ataquen. Debemos darnos cuenta ahora de que sólo una coalición de moderados puede liberar a Israel de las garras de los fanáticos. Sólo la unidad nacional puede preparar a la nación para una prueba nacional suprema a la que pronto podría enfrentarse.
En esta coyuntura crítica, el judaísmo mundial vuelve sus ojos al Estado judío, rezando por su supervivencia y suplicándole que sane la ruptura que lo desgarra por dentro.
Por eso, como presidente del WJC, hago un llamamiento a Netanyahu, Lapid y Gantz para que estén a la altura de este desafío histórico. Como judío que los conoce bien y ama a Israel, les digo que no tienen otra opción. No sólo los judíos de la diáspora, sino la rotunda mayoría de los israelíes -y 3.000 años de historia judía- están pidiendo al Estado judío que se una.
Sólo hay una opción. La escritura está en la pared.
El artículo fue publicado en la página web del WJC, en The New York Times y en otras importantes publicaciones estadounidenses e israelíes.