Itongadol.- En una charla a fondo con el candidato de UNA AMIA, Alejandro Kladniew, el calor del verano no da tregua a las tensiones en la política comunitaria. Con fuertes críticas a la actual gestión, aseguró a ItonGadol que “no se judicializará” el reclamo por la falta de una fecha fehaciente para las próximas elecciones.
-¿En qué momento de la comunidad nos encontramos?
-En lo global, estamos ante un momento terrible del mundo, pero particularmente terrible del país. No le pasa lo mismo a cualquier país del mundo a lo que le pasa a cualquier institución, persona o grupo de gente de un país como la Argentina, que viene muy golpeado en el punto de vista económico, social, laboral, previamente a esta crisis sanitaria.
-¿Cuál es su mirada sobre la gestión actual de la AMIA?
-La AMIA gobierna para su gente. Juntan alguna gente que los acompaña porque les interesa más el poder que la comunidad, desde mi punto de vista. Y un montón de socios de AMIA y de la comunidad que no comulgan con ese pensamiento quedan totalmente ajenos. Con lo cual, el pluralismo, la democracia, la integración, para ellos es una falacia, es marketing.
-En algún momento usted mencionó que la remodelación de Loyola no había sido bien informada. Sin embargo, tanto Avodá como Sergio Pikholtz y su gente estaban al tanto…
-Sí, es así.
-Cuando hablamos de Avodá y todos aquellos que ellos dicen haber consultado, ¿cree que son funcionales o parte del poder?
-Es así. De hecho, nosotros sabemos fehacientemente que cada vez que la AMIA da algo, ya sea a una escuela, una federación o una negociación política, atrás de eso tiene que haber una carta pública. Cuando la AMIA dice ‘FEJA me mandó una carta agradeciendo’, nosotros no somos nenes de pecho. Sabemos que agradecen porque le piden la carta. Y es una vergüenza que alguien tenga que agradecer, porque es la responsabilidad de la AMIA ayudar. ¿No nos da vergüenza pedir una carta? Y obviamente, el que recibe la plata no puede decir que no, que no quiere enviar la carta, porque tiene miedo de que el año que viene, no le den la plata o no los ayuden.
-¿Qué se plantea políticamente en la oposición, cuando hablamos de UNA AMIA, de aquí en adelante?
– Nuestro planteo es denunciar que hay una estrategia de la AMIA de hacer grandilocuente todo lo que hace, para mostrarle al electorado, a los socios y a la comunidad que son brillantes. Con lo cual, lo que queremos es decir la verdad y mostrar que están más vinculados a la política que a la gestión.
-Ya que hablamos de denuncias, ¿van a judicializar la postergación de elecciones en AMIA?
-No, no vamos a judicializar nada. Cuando digo denuncia no me refiero a nada legal, sino a hablar con la gente y los medios sobre lo que está pasando. Siempre hablando de manera respetuosa y educada.
-¿La calle judía está reclamando cuestiones de asistencia social no cumplida?
-Una de las cosas que genera la pandemia, aparte del tema estrictamente sanitario y económico, es que la gente se siente en una situación extraña. Hay momentos donde la gente no logra ubicarse en tiempo y espacio. Si a eso se le agrega la crisis económica, con gente que le cuesta llegar a fin de mes, que tiene que cerrar su negocio, que lo despiden, que vende la mitad de lo vendía, que no sabe cómo ir a lo digital… hay un montón de gente que está en una situación que hasta le cuesta reclamar de tan agobiada que está. Hasta le cuesta pedir.
-Ustedes en el Joint pagaban medicamentos, alquileres… estaban detrás de la gente y sus dificultades durante el 2001. ¿Esto no está pasando?
-Nosotros dábamos créditos, micro-créditos y asesoramientos. De todos los créditos que dimos, tuvimos un retorno de parte de la gente de un 85%. Fue maravilloso y dimos muchos más créditos de los que alguien supone. Hoy eso no existe en la comunidad, cuando los guarismos macroeconómicos nos sitúan en una crisis peor que la de 2001/02.
Ellos (los dirigentes de la AMIA) dicen que recibieron una donación de viviendas, que esas viviendas las vendieron y que con esa venta van a reformar el sector del velatorio de Loyola. Y también dicen, y yo lo he hablado con las máximas autoridades de la AMIA, que no fue una donación con cargo. Es decir, no fue que la plata la donaron y los obligaron a hacer esa obra del velatorio. Es una decisión que tomó de manera autónoma esta conducción, fuera de los términos de su mandato. Porque recordemos que su mandato venció el 5 de abril, que tienen una conducción legítima pero no representativa. Ellos hoy no representan a nadie.
Hay dineros que se recibieron del exterior y que no deberían usarse para estos fines.
-¿Pero ustedes en el Joint también recibían dinero del exterior durante la crisis de 2001/02?
-En el año 2001/02, la AMIA tenía una deuda millonaria. De hecho, y pueden dar cuenta de esto Dani Pomerantz y Abraham (Kaul), el Joint ayudó a pagar, dentro de una muy buena negociación que hizo la Kehilá. Con lo cual, no estamos hablando de la misma situación. Porque en este momento, la AMIA lo que está diciendo es que tiene más de un millón de dólares para poner en una remodelación. Y a su vez está pidiendo dinero a organizaciones internacionales y locales, aduciendo que hay una crisis. Yo haría una comparación con la situación de una persona: si alguien tiene una necesidad personal, en lo familiar, y pide ayuda, no sería lógico que después remodele la casa.
-Más allá de la remodelación de Loyola, hoy en día hay muchas necesidades de dinero porque el mundo entero está en esta crisis…
-Éticamente es más razonable pedir dinero cuando no lo tenés. Andan pidiendo dinero para causas sociales, que es su misión primaria, le piden dinero a otro y después van a hacer una obra… La obra hay que hacerla, no estoy en contra de la obra…pero van a hacer una obra que podrían postergar, sin pedir otro dinero, porque tienen dinero propio para hacer su función primaria.
-Se refiere a otras acciones sociales… porque la gente no está pasando hambre. De eso se ocupan…
-Yo no estoy diciendo eso. Pero doy un ejemplo: hasta ahora públicamente, no veo una acción estratégica, coordinada, planificada, con los mejores profesionales, pensando en el tema, por ejemplo, de la crisis de los jardines de infantes. La AMIA tiene que pensar en el futuro de la continuidad de la comunidad judía de Buenos Aires, una de las más importantes de la diáspora. Tiene que estar trabajando estratégicamente con eso. ¿Qué va a pasar con los chicos y con los padres? ¿Cómo se apoya a las escuelas? ¿Cómo se apoya el trabajo de esos recursos humanos valiosos que actualmente se pueden ir?
-Usted atravesó una experiencia muy compleja en la comunidad argentina. ¿Por qué no se trabaja conjuntamente con la AMIA? ¿Por qué no lo invitan? Más allá de la cuestión política…
-Eso habría que preguntarle a los que conducen la AMIA. La proposición de la lista de unidad siempre fue pensar sobre proyectos y después discutir candidaturas. Esa proposición la hice y la vuelvo a hacer. Pero la respuesta que he tenido en su momento, en vez de discutir de programas y proyectos, la discusión con algunos referentes del BUR es ‘estamos dispuestos a discutir y reunirnos, siempre y cuando el presidente de la AMIA sea ortodoxo’. ‘Si el presidente de la AMIA es puesto por el BUR, nos sentamos a hablar. Y si no es puesto por el BUR no hay nada que hablar’. Por eso digo que la política está siempre delante de los proyectos. Lo que estoy haciendo es describiendo hechos. Y nadie me puede desmentir, porque estos hechos ocurrieron, hay testigos y documentación. Si dicen hoy públicamente que están dispuestos a discutir proyectos y que no van a condicionar la candidatura, ya mismo nos ponemos a trabajar. Pero la política muchas veces aparece por arriba de la necesidad comunitaria.
-¿Sabe usted cuándo serán las próximas elecciones en la AMIA que se postergaron por la pandemia?
-No lo sé. Entiendo que hoy, como se ve la situación sanitaria en todo el mundo y en particular en el país, y el tema de que todavía no tenemos la cantidad de dosis de vacunas que nos permitan hacer un plan y proyectar cuándo la gente de riesgo va a poder estar fuera de esa denominación, entiendo que estamos lejos de la fecha de elección.
-¿Entonces?
-Hay que seguir trabajando, hay que seguir hablando. Aplaudiendo y apoyando lo que se hace bien, no atacando. Sabemos que es un momento difícil, hay a acompañar y apoyar. Y señalar cuando vemos que se hace más política que comunidad; que se hacen cosas que no corresponden con los valores de nuestro pueblo, tal cual nos enseñaron maestros, nuestros abuelos y nuestros padres; cuando vemos que no se pone prioridad a la amenaza del futuro educativo y social de empleabilidad, porque entendamos que en el judaísmo es más relevante dar la caña de pescar que el pescado. Por eso, no podemos dejar de dar el alimento ni dejar de lado el Servicio de Empleo de la AMIA que es muy bueno, pero eso solo no alcanza.
-Ante tanta crítica… ¿qué hizo UNA AMIA durante la pandemia?
-UNA AMIA hace muchísimas cosas, porque UNA AMIA está compuesta por líderes que trabajan en instituciones, en la comunidad. Si vemos que en medio de esta situación se inauguró una sinagoga nueva, que no fue presencial, pero que forma parte de Judaica; si vemos que en los Iamim Noraim participó cuatro a cinco veces más gente de la que cabe en un templo… significa que la gente que compone UNA AMIA está a full. Trabajamos en proyectos, nos hemos entrenado y capacitado, creo que fuimos la única organización judía que hizo más de 50 zoom en el mismo horario, sin perder continuidad, siempre de manera pluralista. Hemos llamado siempre a todas las voces, incluso a miembros del BUR. Seguimos activos, porque si no, la gente que está se lleva puesta a la institución y a la comunidad, porque no pueden trabajar de manera común y grupal.
-¿Por qué UNA AMIA sigue reclamando a la AMIA en vez de ocupar los espacios vacíos?
-Porque eso llevaría a duplicar o triplicar algunas situaciones. Por ejemplo, hay que hacer un estudio poblacional. Yo puedo salir a recaudar fondos para hacerlo y hoy en día, con la tecnología, no se necesita que sea presencial. Pero ese es un estudio que se tiene que encarar comunitariamente, con preguntas que respondan las escuelas, los clubes, los templos. La comunidad somos la suma de un montón de personas, grupos e instituciones. Pero cuando yo quiero hacer eso, la gente le da una doble lectura. Una lectura de que hay que hacerlo, que es imprescindible, pero otra lectura de que es política partidista. Porque si yo salgo a hacer eso, va a parecer que es una acción de UNA AMIA tratando de ocupar un espacio político. Y nosotros lo que queremos es evitar el partidismo, que la comunidad esté por encima. Si a mí la AMIA me llama y me dice ‘hagamos el estudio poblacional, fuera de toda discusión política’, yo lo hago, lo puedo liderar y coordinar.
-Pero un ejemplo podría ser Sergio Bergman, él dice que creó Judaica para que la centralidad no sea la AMIA…
-Si yo quisiera crear una institución que tome una porción de la comunidad y no que vea a la comunidad como un todo, que la AMIA sea el motivo de integración de todos, yo haría lo mismo que hizo Sergio. Pero mi aspiración es que la AMIA deje de ser una parte y que todos nos podamos sentir convocados y contenidos en la organización, respetando a cada uno. Si no, sigo haciendo una comunidad corporativa, cuando lo que quiero es que la AMIA sea un paragua que nos cobije a todos.
-¿Se corre el riesgo de que ambas partes puedan incurrir en convertir la crítica en chicanas políticas?
-En este año que va a cumplir la pandemia, hemos sido todos respetuosos, hemos dicho lo que teníamos que decir, no utilizando frases que generan grietas, y creo que así se tiene que vivir la democracia comunitaria. Yo hablo con la gente del BUR y con los que acompañan al BUR sin pertenecer a ese espacio, tenemos intercambios. Antes de la Asamblea yo hablé con gente para expresar que no estaba de acuerdo con que se destinen los fondos (al velatorio) en este momento. Sacamos un comunicado cuatro horas antes del RAT porque se trabajó previamente para que esa moción no se lleve a cabo. No es que nosotros vamos a los medios. Nosotros trabajamos comunitariamente, aunque no nos llaman ni nos convocan, vamos y decimos ‘eso no se debe hacer, postérguenlo’.
-¿Cuál es el mensaje y para ustedes qué sería lo ideal para transitar una buena convivencia?
-No hay mala convivencia, también lo quiero decir. La convivencia es buena. Pero es como si en un grupo hubiera una parte que lo lidera, y el resto queda al margen, como si no fuera parte del grupo. Yo no hablo de lo cotidiano de AMIA, porque en eso hay total legitimidad, lo que no hay es representatividad. Todos sabíamos que la elección iba a ser reñida, que había mucha movilización. Jamás las autoridades de la AMIA se dieron cuenta de ese hecho, siguen obrando como si no hubiera habido esa movilización ni la cantidad de gente que estuvo en las instituciones, en los eventos, y la cantidad de socios que pusimos al día. Esa es la forma en que ellos creen que debe ser la comunidad. O ellos se creen ciudadanos de primera y a los demás de segunda, o hay algún nivel de discriminación. Contra eso vamos a seguir trabajando. Tenemos energía, tenemos propuestas, creemos que el pueblo judío es uno solo y que nadie es mejor ni peor. Cada uno tiene su manera diferente de pensar y hacer el judaísmo, y todos merecemos el paragua de la AMIA como comunidad judía de Buenos Aires.