Itongadol/Agencia AJN.- El grupo Shalom, apoyado por Jerusalem, cree que podría facilitar hasta 130.000 dosis a la diáspora, pero algunos se preguntan si el plan es factible, e incluso han surgido algunos reparos morales o políticos sobre la conveniencia y el derecho de intervenir en las campañas de vacunación de otros países.
Agencia AJN.- Días después de que la ministra de Asuntos de la Diáspora de Israel, Omer Yakelevitch, anunciara la intención de Israel de distribuir vacunas contra el coronavirus a los sobrevivientes del Holocausto alrededor del mundo, surgió un fuerte debate en torno a la factibilidad de la propuesta y algunos reparos sobre la logística de llevarla a cabo.
Con más de 2 millones de ciudadanos inoculados, Israel es líder mundial en vacunación, y más de el 20 por ciento de su población ya ha recibido la primera dosis de la vacuna fabricada por la compañía estadounidense Pfizer. En tres semanas, casi todos los mayores de 60 años han sido vacunados y algunos de ellos ya han recibido la segunda dosis y cuentan con la protección total contra el virus causante de la pandemia.
La amplia ventaja que lleva la campaña israelí en comparación con el resto del mundo despertó el interés por proteger a un grupo sensible y de alto riesgo en todo el mundo: los más de 400.000 sobrevivientes del Holocausto, de los cuales la mitad reside en Israel. La organización humanitaria sin fines de lucro Shalom está trabajando en un plan para conseguir vacunas para ellos, con la intención de administrarlas en sus países.
Según el portavoz del Shalom, Steve Rabinowitz, hay unos 130.000 sobrevivientes en la diáspora que serían elegibles para las vacunas una vez que el programa se ponga en marcha.
«Ahora es el momento de que todos nosotros, las instituciones judías y los líderes de todo el mundo, nos unamos en torno a esta operación. Juntos, podemos asegurar que los sobrevivientes del Holocausto sean vacunados eficientemente, dondequiera que vivan», expresó Yankelevitch en el anuncio. La ministra señaló que es una obligación colectiva «salvaguardar esta preciada pero vulnerable población en el espíritu de la responsabilidad mutua».
Tras el anuncio de Yankelevitch, han surgido algunas dudas sobre la viabilidad del plan, e incluso se ha cuestionado si corresponde interferir en la política de vacunación de otros países.
El grupo Shalom fue creado hace unos meses por el Ministerio de Asuntos de la Diáspora de Israel, con apoyo de la Agencia Judía, quien no se ha hecho eco del entusiasmo de la ministra por la iniciativa. Un portavoz de la institución reveló a The Times of Israel que no estaban al tanto del plan antes de verlo publicado en los medios de comunicación.
Por otra parte, el diario israelí Haaretz citó a una fuente anónima cercana a la Agencia Judía diciendo que los funcionarios de la organización estaban «conmocionados» e «indignados» cuando se enteraron de la propuesta, a la que llamaron «aborrecible». De acuerdo a la fuente, sería «inviable, ilegal, inmoral, diplomáticamente desastroso y una imposibilidad absoluta» interferir con la forma en que los países distribuyen las vacunas creando una disposición especial para los sobrevivientes del Holocausto.
Los procedimientos médicos se rigen por normas estrictas que varían de un país a otro, y las diferencias se tornan un asunto delicado cuando se trata de una vacunación. Aunque algunos expertos afirman que determinados países permiten la vacunación privada de personas seleccionadas, el plan podría enfrentar problemas legales en otras jurisdicciones.
La comunidad más grande de sobrevivientes está en los Estados Unidos, donde el lanzamiento de la vacuna ha sido más lento de lo esperado, obstaculizado por cuestiones logísticas. Otros países con grandes poblaciones de supervivientes, como Francia, el Reino Unido, Rusia, Ucrania y Canadá, también han sido más lentos a la hora de vacunar a la población que Israel, aunque se espera que la distribución se acelere en los próximos meses. Cuando eso ocurra, se espera que los sobrevivientes sean vacunados en la primera tanda, debido a la avanzada edad de todos ellos.
Rabinowitz aseguró a The Times de Israel que las vacunas no vendrían del suministro de Israel. «Se comprarán en el mercado abierto, y se usarán para llenar vacíos en lugares donde no se espera que los sobrevivientes del Holocausto reciban vacunas en un futuro cercano».
La mayor parte del costo será cubierto por fundaciones caritativas privadas y filántropos, según Rabinowitz, y serán administradas por proveedores de salud locales, médicos privados o voluntarios de Shalom.
Las vacunas COVID-19 aprobadas no se venden actualmente en el sector privado, pero una empresa, AstraZeneca, ha indicado que podría ofrecer sus vacunas a la venta en algunas regiones.
Rabinowitz dijo que Shalom trabajará, en la medida de lo posible, en colaboración con las autoridades de los países donde viven los sobrevivientes. «Nos encantaría que los gobiernos y los ministerios de salud administraran estas vacunas, pero cuando eso no sea posible, práctico o conveniente, tendremos que tomar otras medidas, ya sea contratando a terceros o haciéndolo nosotros mismos», sostuvo.
MK