El escritor propone despolitizar el islam
NUEVA YORK.– La puerta de la agencia literaria se abre despacio y el hombre mבs buscado del momento entra caminando tranquilo. Lleva una sonrisa despreocupada, ningתn guardaespaldas, y desafםa el feroz invierno neoyorquino apenas con un suיter gris, al que ya se le estבn haciendo algunas bolitas, y un blazer de lana.
Podrםa ser cualquier persona que sale temprano a caminar por el barrio. Pero es Salman Rushdie, y esa misma maסana el lםder del Hezbollah islבmico advirtiף a los medios que si un musulmבn hubiera matado al escritor, nadie se habrםa animado a publicar las caricaturas danesas de Mahoma que incendiaron Europa.
Su fatwa (condena), establecida en 1989 por su libro «Los versos satבnicos» y que le implicף casi una dיcada viviendo a escondidas («una mala novela de Salman Rushdie», es su resumen de ese perםodo), no lo ha amordazado. Su תltimo libro, «Shalimar el payaso» (a punto de salir en la Argentina, publicado por Sudamericana), trata sobre la transformaciףn de un jovencito encantador de Cachemira en terrorista islבmico.
¿No teme volver a ser el blanco de la ira de los radicales de la propia religiףn en la que naciף? «Lo que los atentados lamentablemente han demostrado es que hoy le puede pasar a cualquiera -explicף Rushdie-. No importa quiיn sea uno, lo que haya dicho o no haya dicho. La naturaleza misma del terrorismo es infundir el pבnico mostrando que cualquiera puede caer».
Sin embargo, su agente, el famoso Andrew Wylie, lo protege, y no permite preguntas directas sobre las viסetas, si bien indefectiblemente el tema se cuela, en el diבlogo con LA NACION, en las largas respuestas que da sobre los problemas del islam.
Rushdie es de una enorme calidez y se muestra absolutamente relajado. Cuando le cuento que mi visita a Nueva York se debe a la semana de la moda y que su amigo Martin Amis me dijo que la suya posiblemente tambiיn, rםe encantado y comparamos opiniones de desfiles y diseסadores, aunque despuיs aclara que el tema es mבs bien de su mujer, la glamorosa modelo y actriz Padma Lakshmi.
Se confiesa fascinado por Buenos Aires, cuenta que en su visita, hace diez aסos, intercediף ante la Cancillerםa para que Madonna pudiera filmar en la Casa Rosada («despuיs el musical me pareciף pיsimo, pero la canciףn No llores por mם, Argentina, no estב mal») y asegura que su literatura estב «muy influenciada» por Borges.
-¿Por quי le gusta tanto Buenos Aires?
-Es una ciudad que realmente amo, uno de los lugares mבs interesantes y raros que conocם. Me recuerda mis enormes ciudades de la India, que empiezan y quiיn sabe dףnde terminan. Y allם estב la biblioteca de Borges, que Marםa Kodama me mostrף. Borges fue para mם la puerta de entrada en la literatura latinoamericana con la que tanto me identifico. Hurgando en una librerםa cuando era un estudiante en Cambridge, encontrי una copia de «Ficciones». Me volvם loco, leם como 15 veces seguidas el cuento de la enciclopedia. No creo para nada que yo escriba como Borges, pero me influenciף mucho en el sentido de que me mostrף las infinitas posibilidades de la literatura, a un escritor cada uno de sus cuentos le abre unas seis puertas que jamבs habםa pensado. Yo lleguי a Borges mucho antes que a Garcםa Mבrquez, aunque suele ser al revיs. De hecho, cuando un amigo me prestף «Cien aסos de soledad» le dije que quiיn serםa tan tonto de titular su libro ¡adelantando que va a ser aburridםsimo! Despuיs me fascinף, claro, pero reciיn cuando fםsicamente conocם Amיrica latina entendם esta atracciףn que tengo por su literatura: es un mundo muy parecido al de la India.
-¿En quי sentido?
-Diferencias entre los ricos y los pobres, una historia de regםmenes civiles y militares totalitarios, corrupciףn, la religiףn en el medio de la cultura y la importancia de la unidad familiar. Esto podrםa describir cualquiera de los dos lados, ¿no? La estructura de la vida en Amיrica latina es muy parecida a la de la India, sobre todo en cuanto a que creemos en milagros. En la India los dioses no son algo abstracto, la gente cree que operan en su vida cotidiana y si uno quiere que le pase algo bueno, va y hace una ofrenda y la divinidad puede ser que se lo cumpla. ¿Cuבn distinto es esto de la veneraciףn a los santos? Por eso, para mם leer gran parte de la literatura latinoamericana es ver ideas que me son muy familiares traducidas al castellano. Espero que al leer sobre la India ustedes sientan los mismos ecos, las mismas resonancias que yo.
-Su תltimo libro, «Shalimar el payaso», es sobre el conflicto en Cachemira. Llama la atenciףn el retrato profundamente empבtico que usted hace de terroristas islבmicos. ¿No es una forma de exonerarlos?
-Creo exactamente lo contrario. Si uno hace que el villano sea una caricatura, lo convierte en un ser sin la capacidad de elecciףn moral. Es un tipo malo que sףlo puede ser malo y punto. Aburridםsimo. En cambio, si lo presentamos como un ser humano tridimensional, que retiene la capacidad de elecciףn moral, cuando elige ir por el camino del mal sufrimos mucho mבs. El mejor ejemplo es la pelםcula «La caםda». Nunca vi un Hitler tan humano, y eso incrementa nuestro sentimiento de horror por lo que hace. Por eso el libro empieza con Shalimar como este jovencito tan dulce, para que nos encariסemos y despuיs lo que haga como terrorista islבmico nos duela aתn mבs.
-Shalimar se une a los fundamentalistas porque siente que perdiף su honor. ¿Cuבn general es eso?
-Esa es su razףn para unirse a los fundamentalistas, pero no es una teorםa general. No es que yo haya pasado por un campo de entrenamiento islבmico, pero tuve mi propia experiencia y estudiי en profundidad el tema, y lo mבs terrible es encontrar que muchas veces las razones por las que la gente se une a estos grupos son totalmente banales, espurias, no tienen nada que ver con la ideologםa. Dinero, por ejemplo, o simplemente conseguir comida y ropa seca. O a veces son patoteros, gבnsteres por pura personalidad, y el fundamentalismo les da la excusa para comportamientos que ya tienen.
-¿Escribir sobre Shalimar lo ayudף a entender a quienes le dictaron la fatwa?
-Yo creo que es al revיs. Por todo lo que yo vivם me fue muy sencillo entender su mentalidad. La gente me dice quי difםcil debe ser para mם escribir sobre fundamentalistas islבmicos, ¡pero mבs vale que tuve aסos para reflexionar sobre ellos y razones muy personales para hacerlo! En cambio, al escribir sobre la destrucciףn de Cachemira, me largaba a llorar. Nunca me habםa pasado y yo pensaba «¿cףmo puedo ser tan estתpido de estar llorando por cosas que yo mismo me estoy inventando?». Y la respuesta es que era una versiףn de la realidad, que en el fondo no estaba inventando lo que pasף.
-Usted es muy crםtico con respecto a la tolerancia a grupos intolerantes en Europa, en particular Gran Bretaסa.
-Si, y es un tema que no tiene nada que ver con derecha o izquierda, porque hace 20 aסos que tanto laboristas como conservadores incurren en el mismo error. Creen que si se permite la entrada de terroristas en Gran Bretaסa y se les permite tener cuentas en los bancos, los servicios de inteligencia podrבn vigilarlos y tenerlos bajo control, y no van a atacar su propia base. Los atentados en Londres demostraron que ambas partes de esa tesis son falsas, por lo que todas las polםticas basadas en ella no sirven para nada. Hoy no tengo ningתn contacto con los servicios de inteligencia britבnicos, pero durante los aסos en los que estaban conmigo todos los dםas, ¡era increםble!, sabםan que los terroristas mבs famosos del mundo venםan a Londres a depositar su plata y se iban sin que nadie los molestara por esa teorםa de que era mejor vigilarlos que arrestarlos. Es como dejar que el gבnster mבs grande del mundo entre en tu casa, le digas ¿quי tal?, ¿cףmo anda? mientras יl se prepara para asaltarte, y luego se vaya tranquilo. Una pיsima polםtica cuyos resultados ya hemos visto. Muchas de estas personas eran criminales buscados en otras partes del mundo, no se por quי se permitiף en el nombre de la tolerancia que Gran Bretaסa fuera su guarida.
-¿Cףmo sintiף los atentados en Gran Bretaסa?
-Lo mבs duro de entender es que fueran chicos ingleses. La gente todavםa estב tratando de que le entre en la cabeza cףmo pudieron sentir tal alienaciףn en un paםs tan abierto como para cometer esos actos. Es muy distinto de lo que ocurriף en los suburbios franceses, donde los disturbios no fueron motivados por la religiףn, sino por la exclusiףn socioeconףmica del proyecto nacional, una alienaciףn mבs secular. En Gran Bretaסa, en cambio, estos chicos no venםan de las familias mבs pobres, pero procedםan de las comunidades islבmicas del norte del paםs, donde existe una segregaciףn de facto, que no es impuesta sino que es de su libre elecciףn. No es como los judםos, que eran forzados a vivir en guetos, sino que son musulmanes que eligen hacerlo. Esa vida en un radio de diez cuadras sin ver lo que pasa afuera crea tal alienaciףn que es fבcil empujar a algunos a que den unos pasos mבs y se vuelvan terroristas suicidas. La gran mayorםa de los musulmanes en Inglaterra no vive asם, y mבs al Sur estבn totalmente integrados y no tienen esas ideas. El problema tiene que ver con la autosegregaciףn y cףmo se puede evitar la mentalidad de gueto.
-¿Y la respuesta es la discriminaciףn positiva?
-No creo que la respuesta sea siquiera econףmica, porque esta gente no era pobre. Tiene mבs que ver con cףmo hacer llegar los lazos culturales, romper el aislamiento de estas comunidades. Hay mujeres en ellas que jamבs salieron de sus casas solas, que no es que no sepan manejar, no saben siquiera comprar un billete de ףmnibus. Es muy malo para la sociedad cuando un grupo vive totalmente aislado en el medio de ella; empieza a dar sםntomas mףrbidos, y los atentados fueron uno de ellos.
-¿Quי anduvo tan mal para una situaciףn como la actual con el islam?
-Cuando yo era joven, en las dיcadas del 60 y del 70, la religiףn habםa perdido toda importancia polםtica y nosotros pensבbamos «se acabף, es un tema que no existe mבs». ¡Quי equivocados estבbamos! Pero la vuelta de la religiףn a la esfera de lo personal y la despolitizaciףn del islam son algo fundamental para que las sociedades musulmanas entren en la modernidad. Por supuesto que hay millones de musulmanes que asם lo quieren y asם lo viven, pero debe pasar de manera institucional. No soy muy optimista, confieso, pero lo mejor que tiene el futuro es que nunca sabemos quי nos depara: cuando menos lo esperבbamos, ¡cayף el comunismo! Estamos viviendo en un tiempo en el que la gente parece definirse por su enojo, como si aquello que te ofende te definiera. Hay algo de seductor, especialmente para hombres jףvenes, en un mundo donde uno puede ofenderse como medio de vida y la propia bronca sirve de justificaciףn de los actos. Si pudiיsemos volver a una separaciףn de religiףn y polםtica esto serםa mבs difםcil, pero lo que veo va en direcciףn contraria, y no sףlo en el islam, sino tambiיn en el cristianismo radical que crece en EE.UU. y el fanatismo hindת que estב arruinando ciudades como mi adorada Bombay, que era famosa por su tolerancia.
-Su posiciףn respecto de la guerra de Irak sacudiף a la izquierda?
-El problema es que respecto de Irak es muy difםcil tener una posiciףn con matices. Todo termina siendo si se estב a favor o en contra. Y mi posiciףn siempre fue que era imposible estar en contra de la deposiciףn de Saddam Hussein, un asesino de millones, un monstruo comparable con Hitler o Pol Pot. ¿Cףmo cualquier persona lףgica puede estar en contra de acabar con un tipo asם? Sacarlo, por supuesto, me pareciף bien. Pero no la manera en que se hizo. Que no se lograra armar un consenso internacional, las mentiras sobre las armas de destrucciףn masiva? y ni hablar del caos de la estrategia. Cualquier general ultraconservador sabe que no se meten tropas si no se sabe cףmo se las va a sacar. Lo peor es que los errores habrםan sido evitables si EE.UU. no hubiese estado tan apurado por entrar en Irak por el calendario electoral. Ahora, esto de la izquierda, que con tal de oponerse a la polםtica exterior norteamericana minimiza lo que era el rיgimen de Saddam Hussein, es aberrante. Si la izquierda no estב para condenar a las tiranםas, ¿para quי estב? Si son Bush y Cheney los que salen a luchar contra ella mientras la izquierda sףlo dice «deberםamos haber dejado a Saddam», estamos en el mundo del revיs. Por supuesto que desde el principio hubo otras personas que pensaban como yo -Ian McEwan, Martin Amis-, y tratamos de dar una visiףn mבs compleja del asunto. Pero cada vez que hablבbamos todo terminaba en «ah, o sea que estבs con Bush». Soy claramente la תltima persona en el mundo a quien podrםan llamar republicano o que pueda tener algo que ver con el proyecto de Bush. Pero si bien puedo lamentar el lםo colosal en el que estamos, no puedo lamentar la caםda de Saddam.
-¿Cree que «Los versos satבnicos» son mejor entendidos hoy que en el momento de su publicaciףn?
-Afortunadamente, sם. Con los aסos la gente pudo leerlo como un libro. Fue un texto al que en su momento se le negף una respuesta literaria, pero tuvo todas las demבs: teolףgica, polםtica, sociolףgica. Ahora los estudiantes de letras lo leen en las universidades, la gente comתn lo lee como una novela y lo aman, lo odian o tienen cualquier punto de vista intermedio, y yo les agradezco todos. Amis tuvo una frase maravillosa en el momento de la fatwa. Dijo: «Salman ha desaparecido hacia los titulares de los diarios», y es verdad, me convertם en todo menos en escritor. Ahora quiero volver de la invisibilidad de la primera plana y pasar a la visibilidad de las pבginas de cultura.
Por Juana Libedinsky
Para La Nacion