Itongadol/Agencia AJN.- A las 2 de la tarde del próximo viernes, Israel se convertirá en el primer país del mundo en imponer un segundo cierre nacional para detener la propagación del coronavirus. Mientras el país se prepara para volver al aislamiento, Jorge Diener habló con la Agencia AJN respecto a la situación general que llevó a tomar esta drástica medida y a la situación que enfrenta el Centro Médico Hadassah, que en esta segunda ola de infecciones es el hospital que ha recibido más pacientes con coronavirus.
“Lo más preocupante es que todo este gran pico está llegando antes del invierno, cuando nuestra preocupación era ese momento. Si estos números no bajan y se agregan los pacientes regulares que se enferman con las afecciones típicas del invierno como las gripes, los hospitales no van a tener capacidad de atenderlos, ni van a tener el personal necesario para resolver estas situaciones”, señaló Diener.
El israelí de origen argentino adjudicó la situación actual con un pico de contagios que ha superado los 5 mil casos diarios a “una combinación de medidas que se tomaron tarde, una apertura demasiado amplia, y una disciplina social relativamente baja en relación a mantener la distancia y usar tapabocas”. “La presión económica llevó a tener toda la actividad funcionando, y se sabía que eso iba a tener un impacto y que implicaba un riesgo de que sucediera lo que estamos viendo hoy”, opinó el director internacional de Hadassah.
Además, Diener advirtió sobre la delicada situación que enfrentan los hospitales de Israel, con muchos centros médicos del norte del país por encima de su capacidad para recibir pacientes. El sistema de salud israelí, que según explicó puede atender a entre 750 y 800 casos graves, hoy por hoy está lidiando con más de 500 pacientes con síntomas severos, y un aumento de casos todavía más brusco podría llevar al colapso. “El pronóstico que decía que la situación podía desbordarse se está convirtiendo en realidad”, manifestó.
AJN- ¿Cómo es el panorama respecto al coronavirus en Israel?
JD- La situación está complicada. Estamos en un pico importante, que llevó al país a tener que entrar en un segundo aislamiento prácticamente completo, similar al que tuvimos en Pesaj (la Pascua judía). Esto tiene que ver con el riesgo de que el número de pacientes graves suba a un nivel que desborde la situación de los hospitales. El número de casos positivos que se reportan por día es muchísimo más grande que los que teníamos en el pico de la primera ola, con lo cuál la situación nos preocupa. Hay varios hospitales en el país que ya tienen que derivar pacientes de COVID-19 a otras ciudades, lo que muestra que el pronóstico que había de que la situación podía empezar a desbordarse se está convirtiendo en realidad. Hospitales del norte de Israel están dejando de recibir ambulancias y las derivan directamente a otras ciudades, porque el sistema ya desbordó. Es una situación preocupante, pero esperamos que las tres semanas iniciales de cierre permitan que los números bajen.
AJN- ¿Cuáles son las ciudades más afectadas?
JD- Jerusalem, Bnei Brak, Beit Shemesh, muchos pueblos y ciudades donde hay una mayoría de población árabe, aquellas zonas donde hay concentración de judíos ultraortodoxos… Para estas ciudades, la situación no cambia mucho, porque ya estaban catalogadas como “rojas”, entonces ya estaban en un nivel de aislamiento bastante grande. Ahora, el cierre será nacional, dado que en todos lados hay infecciones. Lo que nos preocupa desde Israel y desde Hadassah, que en esta segunda ola está siendo más importante que nunca ya que tiene la mayor cantidad de casos en comparación con el resto de los hospitales, es que todo este gran pico está llegando antes del invierno, cuando nuestra preocupación era ese momento. Estamos en un pico muy alto de positivos cuando recién está terminando el verano. Es muy preocupante, porque si estos números no bajan y se agregan los pacientes regulares que se enferman con las afecciones típicas del invierno como las gripes, los hospitales no van a tener capacidad de atenderlos ni van a tener el personal necesario para resolver estas situaciones.
AJN- ¿Cuál es la expectativa que tienen ustedes respecto a esta medida? ¿Consideran que es suficiente o tendría que haber sido más amplia?
JD- En mi opinión, se tendrían que haber tomado más medidas antes, incuso medidas que no fueran generales. La presión económica, junto con la política interna, llevó a tener toda la actividad funcionando, y se sabía que eso iba a tener un impacto, y que implicaba un riesgo de que sucediera lo que estamos viendo hoy. Se podría haber controlado antes, sin tener que llegar a un aislamiento general nuevamente de, por lo menos, tres semanas. Puede ser más, dependiendo de cómo evolucionen los números durante las fiestas.

Jorge Diener
AJN- ¿Cuál es el análisis de los motivos de este aumento de casos de contagio?
JD- Hay un efecto de psicología de masas que tiene que ver con haber relajado la actividad y haber abierto la economía sin haber generado un modelo de disciplina social más estricto. La disciplina general bajó, y eso produjo que se hicieran muchos eventos en lugares cerrados, con mucha gente, incumpliendo las reglamentaciones de salud. Eso generó un nivel de contagio alto. Habían casamientos de 300 personas, con gente que venía de distintas ciudades, y si había un solo positivo se generaba una infección que después cada uno llevaba a su ciudad, a su trabajo, a las escuelas… y ahí se pierde el control de hasta dónde llega la propagación. En definitiva, fue una combinación de medidas que se tomaron tarde, una apertura demasiado amplia, y una disciplina social relativamente baja en relación a mantener la distancia y usar tapabocas. Por otro lado, la presión económica fue la que prevaleció durante todo este tiempo, mientras el sistema de salud podía contener la cantidad de pacientes. De todas formas, todavía la estamos conteniendo. La capacidad que tiene Israel para atender casos graves de COVID-19 llegaría hasta entre 750 y 800, y estamos por encima de 500. Por ahora está controlado, pero el problema es que con los niveles a los que fueron subiendo los casos positivos, de más de 5 mil por día, es preocupante, porque para Israel es un número altísimo. En la primera ola, la gran noticia fue cuando llegamos a los mil… ahora es cinco veces mayor. La mayoría sigue siendo asintomáticos, pero hay un porcentaje que no, y cuanto más sube la cantidad de positivos, más aumenta la cantidad de gente que tiene síntomas, y dentro de ellos la proporción que necesita atención hospitalaria. Sabemos por la experiencia en todo el mundo que la cantidad de pacientes graves puede subir en dos o tres días o en una semana a números que ya no se pueden contener. Ese es un punto en el que tenemos que estar muy atentos.
AJN- ¿Tiene todavía disponibilidad el sistema de salud para atender pacientes graves, o está en el límite?
JD- Todavía tenemos un margen. Los directores del Hospital Hadassah estamos en alerta, y esperamos que con el cierre bajen los números. De todas formas, sabemos que la baja en los casos va a llevar un tiempo, porque la gente entra en aislamiento pero hasta este viernes la gente sigue circulando normalmente, por lo que va a seguir habiendo una cantidad grande de pacientes en los próximos días. Hay que ver qué pasa. El margen tiene que ser mucho más alto antes de que empiece el invierno. La situación actual es muy desafiante, porque alcanza con una semana de que continue el aumento de casos para estar al límite, y eso en el invierno pasa. Hay que aumentar el margen que tenemos ahora a un número mucho mayor, con menos pacientes graves.
AJN- ¿Ve como probable que la restricción se extienda después de las tres semanas? ¿Cómo sería la apertura pasado ese plazo?
JD- La posibilidad de que se extienda existe, y considero que es alta. Imagino que lo que vamos a tener es una apertura gradual. Creo que, después de las tres semanas, lo más probable es que se abra un poco y se reduzcan un poco las restricciones. En mi opinión, se va a pasar a un modelo en el que va a ser más fácil reabrir en algunos lugares, y dejar otros cerrados durante más tiempo, en un esquema similar al que teníamos hasta ahora. En definitiva, creo que será una apertura gradual, tanto en lo geográfico como en las limitaciones que existen.
AJN- ¿Cuál es fue la reacción de la gente ante el nuevo cierre?
JD- La reacción es variada. Cambió el panorama respecto a la primera ola, en la que había una confianza general a la necesidad de hacer lo que el gobierno indicaba. Las diferentes situaciones a partir de la reapertura han generado una mezcla entre gente que confía, gente que desconfía, gente que no cree en las decisiones que se están tomando y que ha mostrado un cansancio con la situación del coronavirus. Mi opinión es muy clara: el hecho de que estemos cansados del coronavirus no es culpa de ningún gobierno. El virus sigue estando, y mientras no haya una vacuna que funcione y sea efectiva, va a seguir siendo un desafío para todos.