Itongadol.- “La lucha contra el terrorismo es un compromiso, un deber de todos los países y las personas de bien”, subrayó Galit Ronen, quien destacó que “Argentina e Israel están juntos en esta lucha”. Participó el canciller Faurie, secretarios de Estado y representantes de la comunidad judía argentina.
La embajadora israelí en la Argentina, Galit Ronen, rindió hoy un homenaje a las víctimas del atentado a la Embajada de Israel, ocurrido en marzo de 1992 con un saldo de 22 muertos y cientos de heridos.
Bajo estrictas normas de seguridad, la diplomática concurrió a la Plaza Embajada de Israel, ubicada en la esquina de Arroyo y Suipacha, donde funcionaba la representación diplomática antes del ataque terrorista, en el centro de Buenos Aires.
Ronen, quien ayer presentó sus cartas credenciales al presidente Mauricio Macri, encabezó la ceremonia a la que asistió, entre otros invitados, el canciller argentino Jorge Faurie.
También asistieron el vicecanciller Gustavo Rodolfo Zlauvinen, los secretarios de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, y de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, rabino Sergio Bergman.
Además, participó en el primer acto de la embajadora de Israel en la Argentina, el presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits, junto a la subsecretaria de Derechos Humanos de la ciudad de Buenos Aires, Pamela Malewicz.
El acto contó con la presencia de alumnos de las escuelas de la comunidad judía argentina Martín Buber, Scholem Aleijem, ORT, Tarbut y Natan Gesang.
“Quiero comenzar con alguna vivencia personal, pocos días después de mi llegada a la Argentina vine a esta plaza y rendir homenaje a las víctimas y sobreviviente del atentado”, comenzó su discurso la embajadora.
La diplomática indicó que ese día se paró frente a la nómina de las víctimas y leyó en voz alta cada uno de los nombres. “Hay una tradición judía que cada persona tiene su nombre y cuando decimos su nombre recordamos a esa persona”, señaló para describir la emoción de ese primer encuentro con el símbolo más importante del atentado a la Embajada.
Fue en ese contexto que mencionó a los empleados sobrevivientes del ataque terrorista que siguen trabajando en la sede diplomática. “Construir la vida de nuevo y seguir trabajando en el mismo lugar es impresionante”, manifestó.
Ronen destacó que “en las últimas semanas, la Argentina tomó decisiones importantes cuando designó a Hezbollah como organización terrorista y tomó el liderazgo” en la región.
La diplomática aclaró que se debe tener en cuenta que “Hezbollah no es nada más que un instrumento de Irán, un país que apoya el terrorismo que está diciendo que hay que destruir a un país hermano, un país miembro de las Naciones Unidas, mi patria, el Estado de Israel”.
“La lucha contra el terrorismo es un compromiso, un deber de todos los países y las personas de bien”, subrayó Ronen, quien se manifestó feliz porque “Argentina e Israel están juntos en esta lucha”.
Por su parte, el canciller Faurie resaltó que “tiene un altísimo simbolismo que ella (la embajadora) haya elegido que su primer acto sea rendir un homenaje a quienes fallecieron en este terrible atentado, el primero que sufrió la Argentina como consecuencia de un acto del terrorismo internacional que con enorme dolor se volvió a repetir en la sede de la AMIA”.
En este contexto, el canciller hizo hincapié en el valor de la memoria y señaló que “si trabajamos para no olvidarlos vamos a volver evitar que tengamos actos de terrorismo como tuvimos en el ‘92 y en el ‘94
“Hoy el terrorismo es un desafío para todas las naciones, sin distinción de sistema de gobierno, ni de ideología, nos aniquila a todos por igual y está asociado con lo peor que hay en el mundo”, advirtió el funcionario.
Además, Faurie indicó que el terrorismo “hace todo lo que puede hacer de mal para detener el curso de la humanidad”. “Por eso -continuó- tenemos que compartir enormes esfuerzos para combatirlo”.
“El presidente Macri tomó una decisión de mucho coraje en nuestra región al incluir a Hezbollah como un grupo terrorista y otros países de la región nos están acompañando”, sostuvo.
Finalmente, valoró el aporte de la comunidad judía que “contribuyó al progreso, a la cultura y a la identidad” de la Argentina.