Shlomo Slutzky.
A través de usted, quisiera transmitirles a miles de personas mi pedido de perdón». Con estas palabras, dirigidas a Luis Jaimovich, un octogenario luchador por los derechos humanos cuya hija —Graciela— fue secuestrada y desaparecida en los primeros meses de la dictadura militar, la senadora Cristina Kirchner eligió cerrar el encuentro informal con un grupo de argentinos residentes en Israel, apenas a dos horas de su arribo a Jerusalén.
En el encuentro, al que accedió Clarín, estuvieron presentes familiares de desaparecidos judíos residentes en Israel y algunos investigadores de temas relacionados a los derechos humanos que colaboraron en los últimos años con la comisión interministerial y pública que investigó la desaparición de personas y el antisemitismo en los años 1976-83 en la Argentina.
Cristina Kirchner, que llegó invitada por la Universidad Hebrea para recibir una distinción por su compromiso con los derechos humanos, demostró merecerla cuando solicitó comenzar la visita en Israel con la reunión con los familiares de las víctimas de la violación de estos derechos.
La senadora comentó que los gobiernos deben ser juzgados no por sus discursos sino por sus hechos. Pero su auditorio de anoche pretende y exige hechos.
Habla Efraim Zadoff, historiador que empujó la creación de la comisión israelí de investigación: «Hay mucha información disponible que poco se hace aún para recibirla y utilizarla en la búsqueda de justicia o por lo menos de respuesta a la pregunta sobre el lugar del entierro de los desaparecidos. Militares y policías con información, datos en municipios y seccionales de policía y otras fuentes. Y mucho para hacer en el campo de educación a la democracia y los derechos humanos en la Argentina».
Cristina de Kirchner, que a cada rato demuestra haber leído cada uno de los renglones de los informes que la prepararon para la visita, lee a los presentes un documento de los equipos forenses de Córdoba y Buenos Aires, en los que se da cuenta de los pasos que se dieron para intentar identificar los restos de los cuerpos de dos jóvenes desaparecidos de ciudadanía israelí.
El resultado del informe, elaborado a partir de la solicitud extendida por la ministra de Justicia israelí al ministro Aníbal Fernández en su reciente visita a Israel, es negativo por el momento. Pero el esfuerzo de Cristina Kirchner cumple su función y convence a sus interlocutores que se hizo todo lo posible, por ahora.
«Le pido perdón, a usted, señor Jaimovich, y a miles de argentinos que aún no logramos ofrecerles un lugar donde llorar a sus muertos…», dijo Cristina.
Miembros de la comitiva desmintieron ayer ante Clarín las versiones acerca de una supuesta inauguración de un consulado argentino en la ciudad de Ramallah, durante la visita de la primera dama en la ciudad palestina, el martes próximo.
Cristina habló de la importancia de la paz entre israelíes y palestinos, pero sus allegados relativizaron la posibilidad de un cambio en la representación diplomática en la región, cubierta tanto en Israel como en la Autoridad Palestina, por la Embajada argentina en Tel Aviv.
La cuestión despertó preocupación en la colectividad judía en la Argentina y también en la Embajada de los EE.UU. en Buenos Aires.
Fte Clarin