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Docente del Yad Vashem: “Nos suena raro que Trump no diga una palabra sobre el ataque a una sinagoga”

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Itongadol.- Dalia Ofek nació en Argentina, vive en Israel desde hace 53 años y desde hace 10 años trabaja en el Yad Vashem, en diferentes departamentos que pertenecen a la Escuela Internacional de la Enseñanza de la Shoá. En el marco del 24º Encuentro de Educadores Judíos Latinoamericanos “Javurá” que organizó BAMÁ, dialogó con AJN sobre el antisemitismo actual y la memoria del Holocausto. “Los sobrevivientes de la Shoá se están yendo y debemos brindar herramientas para transmitir lo que pasó”, expresó.

En su visita a la Argentina, la docente del Yad Vashem Dalia Ofek afirmó a AJN que “hace menos de un mes atacaron una sinagoga en Nueva York, y Trump no dijo ni una palabra. Eso es algo que suena raro. Pero aunque el antisemitismo lo vemos a través de la televisión, es completamente diferente a lo que se vive en Israel”.

Ofek trabaja en el departamento de guías para chicos de escuelas de Israel, en capacitaciones de los estudiantes y de miembros del ejército y en programas como Morei Morim (que tiene el objetivo de formar educadores del área formal y no formal en la enseñanza de la Shoá).

En el año ‘64, por sionismo, su familia hizo aliá y ella creció toda la vida en Israel, donde estudió desde la primaria hasta la universidad, hizo el servicio militar, se casó, tuvo dos hijas, dos nietos y una nieta más que está en camino.

-¿Qué significa capacitar?
-Capacitar a estudiantes que hacen las maestrías o capacitar en los programas de Morei Morim significa enseñar cómo trabajar el tema de la Shoá a través de diferentes textos. Hoy no se habla solamente de textos, ya hace días que explico que trabajamos de una manera interdisciplinaria en la Shoá. Con películas, videos, textos, testimonios y todo lo que se puede para transmitir el tema. Estamos en un momento en el cual los sobrevivientes se están yendo. Dentro de 10 o 12 años ya no van a haber más sobrevivientes. ¿Entonces cómo vamos a transmitir lo que pasó? Está la parte histórica, que es fundamental y básica, alrededor de eso viene el resto. Pero en base a la teoría, ¿cómo trasmitimos? ¿Lo hacemos con un pizarrón? No, lo tratamos de hacer con una manera mucho más viva y más interesante. Capacitar a la gente es darle una caja de herramientas, poner las que pensamos que tienen que estar adentro de esa caja y que cada una saque lo que se adapta a él. Eso quiere decir que si tengo un docente de la secundaria, él tiene sus herramientas y saca los textos y películas adecuados.

-En todo esto, ¿cuánto interfiere las situaciones de antisemitismo en el mundo? ¿Cómo cambian las herramientas?
-Hoy en día, por lo menos en los seminarios nuestros en los últimos años, aparecen las conferencias específicas sobre el antisemitismo actual. El antisemitismo actual no es solamente en contra del pueblo judío. El antisemitismo moderno es en contra de Israel, contra el sionismo, contra los territorios ocupados, etcétera. No nos quieren demasiado en el mundo. Una conferencia sobre antisemitismo actual cierra en el tema cuando empezamos a hablar de la Shoá, porque la Shoá es el tema central. Por eso se parte se da por separado. Adentro de la caja está esta conferencia que va a ser adaptada al antisemitismo de hoy, pero si yo quiero hablar de Shoá, tengo ir unos cuantos años atrás. Al final, llegamos a la conclusión de que no hay mucha diferencia entre lo que ocurrió hace 70 años y lo que pasa hoy por diferentes razones y problemas que hay en el mundo. Pero si hablamos de cómo influye el antisemitismo hoy encima de la enseñanza de la Shoá, eso va a llegar a último momento, va a cerrar para entender lo que pasó en la Shoá con el antisemitismo antes de que surja la Shoá. El antisemitismo no nació con la Shoá, es algo que estaba desde hace siglos. Solamente hoy tenemos que hacer esa adaptación. El tema del antisemitismo hoy en día en contra de Israel va a ser la última clase para cerrar todo, pero no es algo que trato de dar todo el tiempo, porque hay diferentes niveles de chicos: el jardín de infantes, la primaria y la secundaria. Donde puedo introducir eso es en la secundaria, pero para chicos de la primaria tengo que hablar muy poco de antisemitismo actual.

-¿El Yad Vashem tiene un termostato que mida anualmente estos cambios que tiene el antisemitismo?
-El Yad Vashem no está concentrado en esto, pero en la Universidad de Tel Aviv hay una cátedra que tiene un instituto que hacen evaluaciones y leen los diarios para ver cómo va aumentando el antisemitismo en el mundo. Lo interesante es que quien está al frente de la cátedra es la historiadora principal del Yad Vashem. Ella fue invitada a todo el mundo y llegó a las Naciones Unidas para dar una conferencia sobre cómo aumenta el antisemitismo en el mundo. Ella hace la diferencia entre la shoá y lo que está pasando ahora.

-¿Cómo está el antisemitismo hoy en día?
-Adentro de Israel, nosotros nos damos cuenta cuando prendemos la tele y vemos que hace menos de un mes atacaron una sinagoga en Nueva York, y Trump, que nos quiere tanto, no dijo ni una palabra. Eso es algo que nos suena raro. El antisemitismo lo vemos a través de la televisión, pero es completamente diferente lo que veo en la pantalla y lo que se vive. Acá, un colegio tiene cerrados los cuatro costados para que los de afuera no vean lo que pasa adentro. Ese tipo de "cerradura", si existe en Israel es con otras motivaciones. Por ejemplo, que no ocurra un atentado. Es mentira que no nos importa el antisemitismo afuera. Cuando yo veo lo que pasa en otros lados me molesta y pienso que no cambió nada ni va a cambiar. El antisemitismo, que está asentado tan bien en el mundo, no va a desaparecer, y mientras Israel exista va a ser peor. Los ataques antisemitas contra Israel empiezan después del ’48, porque a medio mundo le molestó el surgimiento del Estado de Israel, que surgió por la Shoá y a pesar de la Shoá. Con el tiempo, con las guerras y con las conquistas, las cosas van aumentando. Cuando a mi mamá le pregunté por qué se le ocurrió ir a Israel, me decía “porque cuando yo voy por la calle y veo ‘haga patria, mate un judío’, eso me molestaba”. Mis padres tenían dos carreras brillantes en Argentina y dejaron todo. Pero el sionismo en ese momento era más importante. Yo creo que el antisemitismo se va acelerando. Los países no quieren repararlo.

-¿Qué tan informadas y capacitadas están las nuevas generaciones de docentes sobre el antisemitismo?
-Mi misión y mi trabajo en el Yad Vashem lo veo como una Shlijut, porque en realidad no tenemos otra arma en el mundo para salir en contra de la negación de la Shoá. Los sobrevivientes se están yendo y si nosotros no vamos a capacitar a docentes para que ellos transmitan la llama, este episodio de la Shoá con los años va a ir olvidando. Lamentablemente en Israel, nadie sabe qué es la inquisición española. La Shoá no puede llegar a ese momento, donde dentro de 100 años no sepan qué pasó. Entonces yo veo la docencia como una Shlijut. Es la única arma que tenemos en la mano, la educación. Llevar a los chicos a Polonia y hacer intercambios con chicos en Alemania, en Austria, es lo único que tengo para hacer, además de venir a este tipo de seminarios. Por eso, Yad Vashem hace tanto esfuerzo para estos seminarios, porque hay 70 seminarios en todo el mundo por año.

-¿Cómo encaja el Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en este escenario?
-El BDS es algo que no lograron parar cuando debían. Así como a ISIS no lo pararon y ya llegó al Sinaí. El BDS está muy fuerte, pero lo que a mí me duele es que hay judíos que toman parte de ese movimiento porque están en contra de Israel. Si vos querés criticar a tu país, hacelo adentro, pero no salgas afuera. Podés no estar de acuerdo en que se conquista algo o se devuelve lo otro. Hay cosas que son ciertas: los palestinos tienen problemas. Pero sacar los problemas afuera es escupir adentro del lugar donde vivís. Eso es lo que me duele. Pero mucha gente del BDS no tiene idea de lo que es Israel. Si Ahmadineyad hubiese venido al Yad Vashem o hubiera viajado con un grupo de sobrevivientes a Auschwitz, quizás hubiera cambiado. Creo que la mitad de ellos no saben qué es Israel, no saben lo que es el judaísmo, no saben lo que quiere decir los territorios ocupados, dónde están, por qué. Hay mucha desinformación, y cuando hay desinformación hay cualquier cosa en la cabeza.

-¿Cómo ve Latinoamérica en base a su tarea?
-Cada vez que vengo a Morei Morim, me emociona ver maestros que toman su tiempo para venir y para estudiar, y que se sienten tan comprometidos con el tema de la Shoá. Lo que más me emociona es ver cuánto trabajo se hace en las escuelas judías, a nivel de Israel. No es obvio que viviendo en un país católico, aunque la Argentina tiene una comunidad bastante fuerte, que tanta gente se dedique a la educación judía. Y cuando se dedica, entonces te podés imaginar la importancia que la misma persona le da. Acá hay una comunidad que está muy comprometida con el judaísmo, con la educación judía y con Israel. Porque si no estas cosas no pasarían. Con los años cerraron muchos colegios, pero eso no tiene nada que ver. Chapeau al trabajo que se hace acá.

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