Itongadol/AJN.- Mientras los olim franceses insisten en un departamento con balcón, los olim de Estados Unidos prefieren renovar las propiedades desde cero. Los canadienses prefieren vivir en un edificio de lujo, mientras que los italianos en el centro de la ciudad.
El mercado inmobiliario israelí continúa atrayendo a judíos nacidos fuera del país, que han comprado más viviendas particulares en los últimos seis meses. En concreto, un 7- 8 por ciento de aumento fue registrado, con la mayoría de los departamentos comprados por los judíos de Francia y Bélgica.
La empresa inmobiliaria “Frenchie” de bienes inmuebles, que se especializa en satisfacer las necesidades de los residentes extranjeros, encontró que en los últimos dos años, los judíos extranjeros han comprado unas 2.000 unidades de viviendas en Israel. El 28 por ciento son franceses, el 18 son de EEUU, el 16 de Canadá, el 11 de Inglaterra, el 10 son de Italia, el 6 de los países escandinavos (Suecia y Dinamarca), 5 de Bélgica y el 3 por ciento de Australia.
Además, la ciudad costera de Netanya es la más popular entre los franceses, seguidos de Tel Aviv, Ashdod y Bat Yam. El presupuesto promedio para este tipo de compra es de 3,5 – 5,5 millones de shekels. Que la propiedad tenga un balcón se considera una herramienta imprescindible, preferiblemente uno con vista al mar.
Los estadounidenses, por el contrario, prefieren vivir en Jerusalem, seguido de Tel Aviv y Herzliya Pituah. Su presupuesto medio oscila entre 3 – 6.5 millones de shekels. Los estadounidenses, al parecer, prefieren departamentos y casas más grandes. La condición en la que se encuentra la propiedad es poco importante para ellos, ya que tienden a renovar el ambiente con un estilo americano.
Los judíos canadienses prefieren Tel Aviv a cualquier otra ciudad israelí, seguido de Herzliya, Ramat Hasharon y Raanana. Comparativamente, el presupuesto de un canadiense es muy grande, con un 95 por ciento de los apartamentos que adquieren destinados a fines residenciales. Ellos prefieren mantener sus raíces al vivir cerca de una comunidad anglosajona.