Itongadol/AJN.- En una visita de dos horas, Francisco recorrió los campos de Auschwitz y Birkenau, donde los nazis exterminaron a 1,1 millones de personas. A diferencia de Juan Pablo II y Benedicto XVI, Francisco decidió no pronunciar ningún discurso, sólo escribió en el libro de Auschwitz: "Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad".
El papa Francisco atravesó hoy el cartel con la frase "Arbeit macht frei" (El trabajo os hace libres) en la entrada en Auschwitz y comenzó así su recorrido.
Con su decisión de no pronunciar ningún discurso, Francisco recorrió en un coche los campos de Auschwitz y Birkenau, donde los nazis exterminaron a 1,1 millones de personas y a 6 millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Su primera parada fue frente al patio donde se llamaba a los condenados a muerte y donde el sacerdote polaco Maximiliano Kolbe ofreció su vida a cambio de la de un padre de familia que iba a ser asesinado.
Francisco se sentó en un banco y permaneció con los ojos cerrados durante algunos minutos y luego besó y acarició uno de los postes de madera que servían para las ejecuciones.
Después, el Papa se trasladó al bloque 11, donde se encontraban las celdas subterráneas en las que se encerraban a los condenados a muerte y donde saludó a once supervivientes.
Posteriormente accedió al edificio de ladrillo del bloque 11 de Auschwitz, que alberga la celda subterránea en la que Kolbe murió de hambre.
Francisco permaneció en este rezando durante aproximadamente diez minutos y luego se trasladó hasta el campo de Birkenau, construido a unos tres kilómetros de distancia para que Adolf Hitler llevase a cabo la llamada "solución final" con la que pretendía exterminar a todos los judíos.
Llegó en el coche eléctrico que viajaba paralelo a las vías del tren con el que los deportados eran trasladados a este campo.
En la explanada de Birkenau, un millar de personas pudo asistir al momento en el que Francisco pasó delante de las lápidas de mármol con las inscripciones en los 23 idiomas de los prisioneros mientras un rabino entonaba el salmo 130, el De Profundis.
Allí, el Papa saludó a los familiares de 25 Justos entre las Naciones, el título concedido por el Yad Vashem, el museo de la Memoria del Holocausto de Jerusalem, a quienes arriesgaron la vida por salvar la vida de algún judío.
Las únicas palabras de lo que Francisco sintió en estas dos horas las dejó escritas en el libro de Honor de Auschwitz: "Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad".
Anteriormente a Francisco, los campos de concentración habían sido visitados por el papa Juan Pablo II (en 1979) y el pontífice alemán Benedicto XVI (en 2006).