Itongadol/AJN (Por Lic. Claudio Gustavo Goldman, desde Tribunales).- El ex policía bonaerense Oscar Bacigalupo denunció hoy, jueves, en el juicio oral y público por encubrimiento de autores o cómplices del atentado a la AMIA, que en el juzgado de Juan José Galeano suprimieron partes de su declaración, pero a lo largo de dos horas y media dejó varias dudas sobre la veracidad de sus dichos.
El hoy querellante fue el secretario de instrucción de la detención de Carlos Alberto Telleldín, el último poseedor conocido de la camioneta-bomba Trafic, el 4 de abril de 1994 en Tortuguitas y por parte de la Brigada de Lanús, donde compartía destino -como en otras oportunidades- con el entonces subcomisario Juan José Ribelli.
El imputado fue capturado por averiguación de antecedentes y liberado al día siguiente porque presentó un documento de identidad con el apellido “Teccedin” por un error del Registro Nacional de las Personas que aprovechaba en su vida cotidiana.
El testigo contó que hizo las actuaciones para remitir las “fichas dactiloscópicas” (huellas digitales) a la División Antecedentes, con sede en La Plata, pero éstas no fueron enviadas a tiempo porque faltaba la firma del instructor, Alejandro Burguete; de todos modos, el cotejo de las mismas no identificó a Telleldín porque no lo hizo una persona idónea, sino un cabo que trabajaba como ordenanza.
Bacigalupo hizo mucho hincapié en la diferencia entre su situación procesal -dos veces detenido y exonerado de la fuerza- con la de su superior, quien colaboró con la investigación de Galeano al declarar contra Ribelli y agregar “condimentos” que le fueron útiles al destituido juez “para seguir echando tierra” sobre los ex policías, asistido por su abogada, Marta Parascándalo, y con la ayuda del actual camarista de Casación bonaerense Federico Domínguez, ambos acusados en otra causa paralela a la del atentado, según se lo contaron Burguete, ya fallecido, y su letrada.
El declarante aseguró que declaró sin la presencia de un abogado ni de los fiscales -a quienes nunca vio- y que personal del juzgado (“un pelilargo”) suprimió sus dichos en defensa de su actuación en la detención de Telleldín, que según éste se saldó con una coima, lo cual recién denunció en el juicio anterior; tampoco pidió declarar otra vez para insistir con lo presuntamente borrado.
También aclaró que Ribelli nunca compartió destino con Anastacio Leal, otro de los imputados por el ataque terrorista, y más allá de sus esfuerzos por mejorar su imagen y la de sus colegas se notó que omitió deliberadamente datos que los podían comprometer y así justificar la detención oportunamente ordenada por Galeano y cuestionada en este juicio oral como ilegal.
El caso más grosero fue el de su apelativo, ya que en escuchas telefónicas se advierte que los policías se referían en clave a la “causa Baci”, pero éste negó que así lo llamaran sus colegas, o cuando dio tres fechas diferentes de cuándo se enteró de que lo investigaban por el atentado, como para justificar por qué le advirtió a su ex esposa que podían ir a visitarla de la entonces SIDE (Secretaría de Inteligencia de Estado).
O cuando dijo que nadie en la Brigada de Lanús relacionó a “Teccedin” con Telleldín cuando su imagen se hizo pública después del atentado, o que no temían ser detenidos por el atentado y que nadie le instruyó no declarar, pese a que hay una escucha a Ribelli que da cuenta de todo ello.
O su curiosa referencia a cómo y por qué tomó su defensa Gustavo Frasquet: dijo que lo conocía de cuando revistó en la Brigada de Quilmes, estaba en Tribunales cuando llegó para declarar y le propuso asistirlo, al mismo tiempo que a sus compañeros Víctor Cruz y Raúl Ibarra.
Tras un cuarto intermedio de 90 minutos declarará otro policía bonaerense, esta vez de la Brigada de Vicente López: Argentino Lasala.