Itongadol/AJN.- El 11 de febrero se conmemoró el 30° aniversario de la liberación de Anatoly Shcharansky del gulag soviético. Shcharansky -ahora, Natan Sharansky (en el centro de la foto, tomada dos días después, flanqueado por su esposa, Avital, y el presidente israelí Jaim Herzog)- fue arrestado en 1977 y enviado a prisión en 1978 por los “crímenes” de enseñar hebreo y pedir un permiso de salida para irse a Israel.
Ésos fueron años de increíble valor y sacrificio. Los dichos de Sharansky ante la corte que lo sentenció en Moscú serán recordados y admirados mientras los hombres luchen por la libertad:
“Durante mi interrogatorio, los principales investigadores me amenazaron con que sería ejecutado por un pelotón de fusilamiento o apresado durante al menos quince años, pero si aceptaba cooperar con la investigación, con el propósito de destruir el movimiento judío de emigración, me prometían la libertad y un rápido reencuentro con mi esposa.
Hace cinco años presenté mi solicitud de salida hacia Israel, ahora estoy más lejos que nunca de cumplir mi sueño. Parecería ser una razón para arrepentirme, pero es absolutamente lo contrario: estoy feliz. Estoy feliz de haber vivido honorablemente, en paz con mi conciencia. Nunca comprometí mi alma, siquiera bajo la amenaza de muerte.
Estoy feliz de haber ayudado a la gente. Estoy orgulloso de haber conocido y trabajado con personas tan honorables, valientes y corajudas como Sajarov, Orlov y Ginzburg, que mantienen las tradiciones de la inteliguentsia rusa (en la defensa de los derechos humanos en la Unión Soviética). Tengo la suerte de haber sido testigo del proceso de liberación de los judíos de la URSS (NdR: sigla de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).
Espero que la absurda acusación contra mí y todo el movimiento judíos de emigración no impidan la liberación de mi pueblo. Mis seres queridos y amigos saben cuánto querría intercambiar mi actividad en el movimiento de emigración por una vida con mi esposa, Avital, en Israel.
Por más de dos mil años el pueblo judío, mi pueblo, ha sido dispersado. Pero dondequiera que estén, dondequiera que encuentren judíos, todos los años han repetido: ‘El año que viene, en Jerusalem’. Ahora, cuando estoy más lejos que nunca de mi pueblo y de Avital, enfrentando muchos años arduos de prisión, digo, dirigiéndome a mi pueblo y a mi Avital: ‘El año que viene, en Jerusalem’.
Ahora me dirijo a ustedes, el tribunal, al cual le requirieron confirmar una sentencia predeterminada: a ustedes nada tengo que decirles.”
Cuando Sharansky fue liberado, en 1986, inmediatamente se fue a Israel para reunirse con su esposa, Avital, que se había mudado allí y hecho campaña sin cesar por su liberación. Se cuenta que sus primeras palabras hacia ella fueron: “Perdón por llegar tarde”.
En Israel, Sharansky siguió dedicándose a la lucha por la democracia en todo el mundo y en 2004 escribió, con Ron Dermer: El caso de la democracia. El poder de la libertad para superar la tiranía y el terror. Ahora es presidente de la Agencia Judía.
El 11 febrero es una fecha que merece ser celebrada no solo por Sharansky y su familia -su esposa, hijos y nietos- y no solo por los judíos y los israelíes, sino por todos los que luchan por la democracia en todo el mundo y todos aquellos que los apoyan.
El irreprimible espíritu de Sharansky es un recordatorio de que la libertad misma es irreprimible y de que puede volver a surgir incluso después de largas décadas de dictadura.
* Profesor titular de Estudios de Medio Oriente en el Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos.