Itongadol/AJN.- El fin de las sanciones es la señal para iniciar el comercio entre Irán y Occidente. Teherán pagará una deuda de $ 50 mil millones, pero recibirá una cantidad similar, que reforzará su economía, y le permitirá financiar a Hezbollah y Assad. Y además: ¿Quién ganará las elecciones, los ayatolás y Khamenei o los moderados y Rohani? Por Ron Ben Yshai (Ynet).
El levantamiento de las sanciones contra Irán que se firmó el viernes después del acuerdo nuclear con las potencias mundiales, otorga a Teherán la aprobación final para terminar con su aislamiento. Pero dentro de tan sólo en un mes, con las próximas elecciones parlamentarias iraníes, se podrá ver hacia dónde sopla el viento y quién es el verdadero ganador de este acuerdo histórico.
Tanto si el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) tuvo razón en conceder la confirmación de que Irán cumplió con todas sus obligaciones o no, está claro que los iraníes han utilizado y siguen aprovechando todas las oportunidades para manipular y engañar. Y si lo hacen en un momento crítico como éste, a pesar de que necesitan el levantamiento de las sanciones como oxígeno para respirar, es fácil suponer que lo harán en el futuro, y eso no augura nada bueno.
Dos de los mayores logros de Irán son el respaldo oficial y simbólico al fin de su aislamiento internacional y la señal que esto da a todos los potenciales inversores en Europa, Asia y Estados Unidos para hacer negocios con Irán, de los que los iraníes serán los primeros en beneficiarse.
¿Qué sucederá ahora, después del levantamiento de las sanciones? Irán tiene depósitos y activos financieros por un total de $ 100 mil millones en bancos en China, Japón, Corea del Sur, la Unión Europea y la India. El dinero sería liberado, pero más de la mitad se destinará a pagar deudas a proveedores. De modo tal que a Irán le quedarán menos de $ 50 mil millones para los usos que defina. La economía iraní está en una situación muy difícil. La industria paralizada, los pozos de petróleo y las instalaciones de producción de petróleo son obsoletos y requieren modernización, hay inflación y eescasez de productos de primera necesidad, y el desempleo es grave. Por lo tanto, Teherán está desesperado por dinero y nuevas inversiones.
No cabe duda de que hay países extranjeros que estarían más que dispuestos a invertir en Irán. Pero la gran pregunta es qué hará el gobierno con el dinero a su disposición. ¿Optará por ayudar a organizaciones como Hezbollah y los hutíes en Yemen y al régimen de Bashar al Assad, o por invertir en la economía de Irán?
En este contexto es necesario recordar otro hecho importante: los precios del petróleo crudo en el mundo oscilan hoy en día los $ 30 por barril. Esto se debe en parte a una estrategia deliberada de dumping por parte de Arabia Saudita y otros estados del Golfo. Esta medida tiene por objeto, entre otras cosas afectar en forma crítica la economía de Irán, después del levantamiento de las sanciones. Según los cálculos de la CIA, Irán necesita vender el barril de petróleo a $ 70 o más para ganar. Pero cuando el precio del barril es menos de la mitad, Irán perderá y en grande. De modo que, la eliminación de las sanciones a las exportaciones y venta de petróleo no traerá la salvación económica que el presidente Hassan Rouhani esperaba para Irán.
Mientras tanto, en Irán se libra en la actualidad una amarga batalla política entre el sector de los ayatolás, encabezado por el líder supremo, el Ayatolá Ali Khamenei, y el que se considera moderado y que lidera Rohani. Los ayatolás conservadores y la Guardia Revolucionaria ven el acuerdo con las potencias como un mal necesario, que hubo que firmar para que la economía de Irán no colapsara, lo cual constituiría una amenaza a la continuidad del régimen. Por su parte, el sector de Rohani quiere abrirse a Occidente y mejorar la situación económica en Irán, especialmente de los jóvenes, que sufren un alto porcentaje de desempleo y falta de oportunidades debido a la crisis económica.
Rohani había prometido en su campaña electoral a la presidencia levantar las sanciones con el fin de mejorar la situación de estos jóvenes, como así también de los comerciantes e industriales que le dieron su voto. El presidente cumplió su promesa y se las arregló para poner fin a las sanciones por medio de un acuerdo que Khamenei aprobó a regañadientes. Con las elecciones parlamentarias del mes próximo llegará la prueba política más grande: ¿Hassan Rouhani aprovechará el levantamiento de las sanciones para alcanzar una victoria que obligue al Líder Supremo y a la Guardia Revolucionaria de abrirse a Occidente y respetar el acuerdo nuclear, o los conservadores conseguirán fortalecer su poder?
Esta batalla política definirá el futuro de Irán y de toda la región, al menos durante los próximos diez años. Por lo tanto, el levantamiento de las sanciones, desde la perspectiva interna iraní, será sometido a la prueba más importante dentro de unas semanas.
Si los conservadores ganan, cabe suponer que Irán violaría el acuerdo nuclear lo antes posible y no se acercaría a Occidente. Khamenei ve en la cultura occidental, especialmente de Estados Unidos, el principal enemigo, que pretende socavar la revolución islámica de Irán y despojarla de sus valores por medio de una trampa económica. Rohani ve lo mismo como una oportunidad de Irán para progresar.
En los últimos días hubo dos expresiones contradictorias de esta lucha interna en Irán: por un lado, la humillación a los marineros norteamericanos, que fueron detenidos por la Armada de los Guardianes de la Revolución. Por otro lado, un intercambio de prisioneros entre Irán y Estados Unidos, que se llevó a cabo como un gesto de buena voluntad de Teherán a la administración Obama.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que los iraníes “liberaron” a cuatro personas con doble nacionalidad, iraní y norteamericana, a las que habían detenido con delirantes acusaciones de espionaje y críticas al régimen. Los norteamericanos, en cambio, liberaron a siete personas detenidas en Estados Unidos y juzgados por delitos reales. Así es un gesto iraní, del que el gobierno de Obama se enorgullece…Pero dejémoslo así.
Estados Unidos y la Administración Obama pueden conferirse hoy el triunfo de la diplomacia por sobre la fuerza. Ahora, si Irán decide violar el acuerdo mañana por la mañana y producir una bomba nuclear, le llevará más de un año hacerlo, tal como Obama prometió.
Y la distancia de una bomba se va a ir de una década. Pero este logro costó a Estados Unidos en una pérdida de confianza en los precios desde una parte importante de sus amigables Los clientes en el Oriente Medio, incluida Arabia Saudita e Israel. Y la situación en la que Irán está a un año de poder producir la bomba nuclear se prolongará durante 10 años. Pero este logro le ha costado a Estados Unidos la pérdida de confianza de buena parte de sus aliados y clientes en Medio Oriente, entre ellos Arabia Saudita e Israel.
Cambios en el equilibrio de fuerzas en Medio Oriente
La eliminación de las sanciones contra Irán, al menos las que se refieren directamente a su economía, causa gran preocupación en Arabia Saudita e Israel, porque está claro que ahora Irán puede aumentar su ayuda a Hezbollah, los hutíes y el régimen sirio.
Cabe suponer que los iraníes aumentarán esa ayuda en decenas de millones y no en cientos de millones de dólares, pero eso es suficiente para provocar cambios traumáticos en el equilibrio de fuerzas de Medio Oriente. Está claro que Irán comprará armas a Rusia, y en Moscú se habla de una transacción de billones de dólares. Por el momento, las transacciones de armas – excepto la de los S-300 – sólo existen sobre el papel, y no se concretarán en un futuro próximo, debido a las dificultades económicas.
Es importante añadir que, en este momento, Irán está aislado en la región como no lo había estado nunca. Hace dos semanas, Arabia Saudita formó una coalición contra Irán tras el incendio de la embajada saudí en Teherán. La coalición ha adoptado una firme postura anti-iraní y muchos de los países que la integran rompieron las relaciones diplomáticas con Teherán. Por otra parte, Pakistán, que es un estado nuclear, anunció que reaccionaría duramente contra Irán si intenta perjudicar a los vecinos árabes sunitas. Es decir, a partir de ahora, cuando Irán esté por dar un paso en su política terrorista debe tener en cuenta también la posible respuesta de Pakistán.
No hay duda de que el levantamiento de las sanciones es un triunfo de la “diplomacia de las sonrisas” de Rohani, pero en la actualidad no parece probable que Irán pueda pronto celebrar abundancia y prosperidad que reafirmen el poder de los conservadores y permitan a Khamenei involucrarse en nuevas aventuras. El levantamiento de las sanciones no es perfecto, todavía quedan vigentes restricciones a la exportación e importación de armas, especialmente de ataque. Asimismo, Naciones Unidas también prohíbe a Irán a desarrollar, producir y probar misiles balísticos capaces de transportar una ojiva nuclear.
Recientemente Irán violó estas dos prohibiciones, y por ello las sanciones en este aspecto no serán eliminadas. Estados Unidos considera la posibilidad de imponerle sanciones por la prueba del misil balístico tierra-tierra “Emad” que llevó a cabo.
Por tanto, el juego no ha terminado con la victoria de Irán, y de hecho el próximo mes, después de las elecciones parlamentarias, sabremos qué rumbo eligieron los iraníes: abrirse a Occidente o continuar con la misma línea desafiante en contra del mundo y en una guerra contra la coalición sunita que surgió en su contra.
En cualquier caso, las implicaciones para Israel están claras. Cualquier mejora en la economía de Irán le permite desarrollar armas convencionales y nucleares, le permite apoyar a los enemigos de Israel y desestabilizar el país. Así fue y así será. Sin embargo, hasta el momento no parece que la eliminación de las sanciones implique un perjuicio dramático para la seguridad de Israel.