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París/Atentados. Opinión: Lo que Francia puede aprender de Israel para enfrentar el terror islamista

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Itongadol/AJN.- Mientras mis amigos, colegas y conocidos franceses agonizan acerca de lo que hay que hacer tras los ataques de París, el mejor consejo en el que puedo pensar es: mirar a Israel.

Esta tragedia no fue el “11-S de Francia”. Al-Qaeda agotó eficazmente sus activos humanos en los Estados Unidos en ese ataque y nunca recuperó la capacidad para atacar el corazón de ese país. Ésta es la Intifada al-Aqsa de Francia; desafortunadamente, sin dudas va a haber más de lo mismo. Cualquiera que sea la predisposición política respecto de las políticas antiterroristas de Israel, su éxito en la lucha contra el terrorismo islamista en las últimas dos décadas es el único modelo del mundo real para superar los desafíos específicos que Francia enfrenta ahora.

Éstas son algunas de las principales lecciones:

Primero: es momento de sacrificar algunas libertades convenientes. La mayoría de los israelíes no sabe lo que es entrar a una sala de conciertos de mediano tamaño del tipo como la que fue atacada en Francia sin pasar por un detector de metales y su gobierno intenta que siga así. Pueden quejarse, pero se sentirían menos libres si su gobierno no los estuviese incomodando a diario.

Segundo: seguir adelante con un perfil. Todos los yihadistas empeñados en aterrorizar a Francia tiene algunos puntos en común obvios. La razón de que el Aeropuerto Internacional Ben Gurion de Israel sea considerado el estándar de oro de la seguridad aérea es que se alienta a los inspectores a señalar a pasajeros para una revisión adicional en base a su religión, edad, género, etc., mientras movilizan más rápidamente a través de las terminales a la gran mayoría de ellos. No es probable que siquiera el terrorista más avezado tome el riesgo de mover una manopla si sabe a ciencia cierta que va a encontrarse en una habitación llena de inquisitivos israelíes.

Tercero: reconocer que la disuasión no es justa. Dado que es imposible disuadir a los atacantes suicidas con la amenaza de una muerte segura o lesiones corporales, tienen que amenazar cosas que les preocupen. La política de Israel de demoler las viviendas familiares de los terroristas palestinos puede no ser del todo “justa”, pero es necesaria para contrarrestar la abrumadoramente mayoritaria aprobación social y los beneficios financieros que reciben por contribuir con “mártires” a la causa.

Si el estar relacionado con un terrorista aún no es una experiencia profundamente desagradable en Francia, que lo sea. Entender que no es posible ni deseable asegurar que los terroristas sean los únicos que paguen un precio por su terrorismo. Hacer cualquier esfuerzo para evitar que se lastime a inocentes es coherente con vuestros valores, pero no dejen que la reacción de los antiterroristas de sillón y los francófobos extranjeros dicten vuestra política.

Cuarto: atacar a los cerebros detrás de la infraestructura terrorista. Ir detrás de las personas responsables del reclutamiento, la financiación, la formación, la motivación y la dirección de los yihadistas, no solo de los soldados de a pie. Procesarlos si pueden, pero si están en el extranjero no teman impartir una justicia más rápida. Si bien fue controvertido cuando, al principio, Israel adoptó el asesinato selectivo como herramienta antiterrorista, la mayoría de los gobiernos (incluida, sobre todo, la administración Obama) ahora reconoce su eficacia. La cantidad de víctimas mortales de atentados suicidas en Israel se redujo de cientos en 2002 a cero en 2010.

Quinto: combatir la incitación. Los estadounidenses todavía pueden darse el lujo de fingir que el discurso de odio y el adoctrinamiento islamistas tienen poco que ver con la violencia terrorista, pero Francia no. El gobierno francés dio un paso en la dirección correcta cuando deportó a 40 islamistas acusados de incitación, en junio de este año. Es necesario ir más allá: en lugar de evitar las banlieues (NdT: suburbios), los anillos de barrios de mayoría musulmana alrededor de las ciudades francesas que están empobrecidos, plagados de crímenes y arruinados, las gendarmerías y los servicios de inteligencia deberían barrer esos suburbios y sus centros comunitarios y mezquitas, y elevar su vigilancia. Deben colocarse puestos de control a las entradas de los paraísos islamistas y realizar búsquedas entre quienes se desplazan dentro y fuera de esas áreas.

Sexto: Francia debe priorizar los intereses de seguridad nacional sobre las quejas sectarias. Es comprensible que los musulmanes franceses se sientan frustrados por su marginación socioeconómica y seguramente las autoridades tienen margen para mejorar la forma en que tratan a esta minoría apartada, pero los aciertos y errores en este tema no disminuyen el derecho de Francia a defenderse ni alteran las realidades fundamentales de lo que necesita hacer.

Finalmente, a riesgo de machacar en lo obvio, Francia debe controlar y vigilar sus fronteras si desea evitar una repetición de los ataques terroristas del viernes. La capacidad de al menos uno de los atacantes para reclamar el estatus de refugiado en Grecia y salir de Francia fue una falla de inteligencia de gran calibre. Así como Suecia, Alemania, Austria y otros países reconsideran Schengen, un acuerdo que permite el movimiento desinhibido por Europa, también debería hacerlo Francia. El Ministerio del Interior francés instituyó controles fronterizos inmediatamente después del ataque. Este cambio debería ser permanente.

Como declaró el presidente François Hollande después de los ataques, Francia se está recuperando de un “acto de guerra”, no de una ola de crímenes. Israel ha demostrado que es posible ganar tales guerras, pero eso no es para los cobardes.

* Director del Middle East Forum (Foro sobre Medio Oriente).

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