Itongadol/AJN.- A tres semanas del evento festivo que la DAIA realizará para celebrar el 80º aniversario, su vicepresidente 1º, Ricardo Furman (foto), conversó con la Agencia Judía de Noticias (AJN) sobre ese acontecimiento, la imagen institucional, un balance de los tres años de su gestión y los desafíos a futuro.
P- Éste es un año muy especial para la DAIA, ¿qué significa celebrar su 80º aniversario?
RF- Creo que celebrar 80 años es extremadamente significativo, y más en los tiempos que estamos viviendo, tanto en la Argentina como en el mundo, en los cuales en lugar del consenso muchas veces impera la falta de diálogo o el pensar que el otro no merece ser respetado porque piensa distinto. Justamente en este marco, la DAIA siempre ha sido un ejemplo de búsqueda del consenso, de entender al otro y de migrar e ir evolucionando, desde un comienzo en que solo se focalizaba en la lucha contra el antisemitismo hasta ser una organización moderna y modelo en la lucha contra cualquier forma de discriminación. Y que obviamente va a seguir evolucionando para ser un símbolo de diálogo, consenso y búsqueda de paz.
P- ¿Cómo los encuentra el 80º aniversario?
RF- Nos encuentra bien. Básicamente, el evento (festivo del 1º de septiembre) es la culminación de un programa que empezamos hace dos años y que era mostrar a la comunidad judía más abierta a la sociedad; o sea, cambiar la imagen de que los judíos solamente estamos pensando en los problemas de Medio Oriente o en el antisemitismo. Muchas veces dijimos que eso no se conseguía porque quizá no teníamos acercamiento a muchos sectores de la sociedad, con actividades y programas. Menciono algunos: fue muy exitoso festejar, por primera vez en la historia y en dos ocasiones consecutivas, el Día del Trabajador con más de 30 sindicatos que nunca habían venido a la DAIA; lo mismo hicimos con el mundo de la cultura, nos reunimos con el periodismo, estamos celebrando por segunda vez Rosh Hashaná con los empresarios… Y el leitmotiv del 80º aniversario tiene que ver con mostrar la diversidad, nuestra forma de actuar y que los judíos estamos insertos y preocupados por la problemática del país, para seguir mejorando la imagen de esta institución.
P- ¿Quiénes son los invitados?
RF- Probablemente hayamos cursado más de 2.000 invitaciones y estimamos una concurrencia de entre 800 y 1.000 personas de todo el espectro político, el mundo periodístico, de la cultura, el arte y el deporte, los sindicalistas que han venido y ex dirigentes -de hecho, mañana, jueves, habrá un encuentro social, en la DAIA, para rendirles un homenaje-, tratando de mostrar la diversidad que tiene la DAIA.
P- Este evento es previo a las elecciones nacionales generales del 25 de octubre y tendrá un condimento diferente para los políticos que suelen acercarse…
RF- El delicado equilibrio que debe tener cualquier dirigente cuando viene a la DAIA, que a veces es difícil de mantener, es pensar siempre en la defensa de la de la dignidad de la comunidad judía y de la causa nacional contra la discriminación, sin importar las banderías (partidarias). En el Consejo Directivo tenemos gente de todas las orientaciones políticas. En el evento estamos procurando, insistiendo e incentivando a que estén representados todos los partidos políticos, desde el de más de izquierda al de más de derecha, pasando por todo el espectro, y esperamos que así sea.
P- ¿Qué les genera el reconocimiento que tiene la DAIA en la sociedad argentina?
RF- Fundamentalmente, un gran reconocimiento y orgullo por todas las personas que nos precedieron, dirigentes y empleados, porque, en general, una imagen no se construye en 24 horas. Una institución modelo, plural y democrática no es fruto de estos últimos tres años, sino de las personas que han venido en estos 80 años. Vengo de Hacoaj y es la primera vez que estoy en la DAIA, y vivo el sacrificio de dedicarle horas a la comunidad, a veces a cambio de nada porque muchas de las cosas que se hacen no aparecen (en los medios). Todo esto se ha construido mediante el esfuerzo de muchísima gente, algunos de los cuales siguen, gracias a D’s.
P- A fin de año terminan la cadencia y cuando miran para atrás, la mayoría de ella tuvo grandes dificultades: la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán paralelo a la investigación del atentado a la AMIA, la dudosa muerte del fiscal Alberto Nisman… ¿Qué análisis hace Usted de vuestra actuación?
RF- Todo el Consejo Directivo desarrolló una propuesta programática que básicamente tenía que ver con el desarrollo del Interior, la mejora de las comunicaciones, un posicionamiento más abierto en la sociedad y el trabajar de una manera más planificada, presentando nuestros planes a las entidades que nos terminaron votando. Si bien pudimos llevar a cabo el 80 ó 90 por ciento de las cosas, en medio de eso vino como un tsunami. Y cuando empezamos a sacar el agua, vino otro. Hago un balance muy positivo de la forma en que pudimos reaccionar porque habíamos planeado una DAIA con los inconvenientes lógicos que puede tener cualquier cadencia, pero jamás se nos ocurrió que íbamos a tener el Memorándum, la muerte de Nisman, los cuestionamientos (y la denuncia penal por traición a la patria y otros presuntos delitos) de (el abogado antisemita Juan Gabriel) Labaké e infinidad de otros temas que se fueron sucediendo sin parar, uno tras otro. Muchas veces nos cuestionaron por ser muy duros y otras tantas por ser muy blandos, pero un tsunami no es lo mismo que una olita pequeña. Obviamente que en el medio del tsunami se cometen errores, pero creo que terminamos controlándolo bastante bien.
P- ¿Esto reafirma que la DAIA es realmente la representación política de la comunidad judía, a pesar de lo que digan Labake o el ex director ejecutivo Jorge Elbaum, con su propuesta de que exista otra instancia?
RF- Independientemente de los móviles políticos que puedan haber llevado a un grupo de personas a crear ese grupo, siempre creí que cualquier problema es el origen de una gran oportunidad. Según un estudio del Joint de 2004, el 50 por ciento de los judíos no está institucionalizado y quizás esta DAIA y todas las instituciones que la conforman deberíamos haber hecho algo más para que esa gente se sienta parte de la comunidad judía. Entonces veo en esto una excelente oportunidad para abrir los ojos y darnos cuenta de que tenemos un montón de judíos que no participan y están pidiendo ser representados. Debemos hacer algo para acercarnos a ellos, en lugar de que se junten en un foro manejado por una persona que quizá tenga móviles políticos.