Itongadol/AJN.- Con la finalidad de informar sobre los alcances de los programas que se están implementando en las comunidades del interior del país, Ariel Cohen Sabban, tesorero de la AMIA y presidente de la Federación de Comunidades Judías de la República Argentina (Vaad Hakehilot) junto Anita Weinstein y Ana Kestenbaum, directora y asistente de la Federación, se refirieron a la actividad que se viene desarrollando desde la asunción de la actual Comisión Directiva de la AMIA.
El Vaad Hakehilot es un marco de pertenencia de las comunidades organizadas del interior del país y, asimismo, un Departamento de la AMIA, cuya misión es centralizar y coordinar las acciones que desarrolla en pos del mantenimiento de la vida judía organizada con esas comunidades, siendo sus principales áreas de trabajo: la educación y el contenido Judío: aportando recursos y apoyando la formación y la capacitación; la asistencia en gestión a dirigentes y profesionales comunitarios: mediante el asesoramiento, articulando las relaciones con otras instancias y otorgando subsidios a las Kehilot miembros.
Cohen Sabban manifestó que “lo más importante que han realizado la AMIA y el Vaad Hakehilot en estos dos años tiene que ver con que se innovó en el funcionamiento del mismo y en el avance que tuvo, que es la importancia que le da la AMIA a la vida de la comunidad judía en las provincias y en sus ciudades”.
También, elogió el trabajo de Weinstein, “quien desde hace muchos años viene preocupándose de la vida de la comunidad judía a lo largo y ancho del país, no a través de una oficina o un teléfono o un mail, sino con la colaboración de Ana Kestenbaum, y gracias a ellas se comenzó a entender lo que significa trabajar en una comunidad diferente”. En esos lugares, donde hay muy pocas familias, la AMIA decidió hacer una inversión, no sólo económica sino de tiempo, para que tengas la posibilidad de acceder a lo que nunca tuvieron.
El presidente del Vaad Hakehilot explicó que “la decisión estratégica desde la AMIA fue empezar a mostrar hechos, no sólo buenas intenciones, y comenzó a cambiar la dinámica del Vaad Hakehilot, la dinámica de los presidentes de las kehilot, pues muchos de ellos estaban acostumbrados a no tener todas las respuestas que necesitaban. Cuando comenzó esta gestión, comenzaron a encontrar una relación diferente, donde los problemas que tenían de a poco se iban solucionando y tuvimos la suerte de ver los frutos de una manera muy importante y en un lapso muy corto. En dos años logramos traer a la Mesa a todos los presidentes que no estaban y, en segundo lugar, algo que tiene que ver con la parte política del Vaad Hakehilot, que fue mencionarle a los presidentes de cada kehilá que son presidentes de toda la kehilá y no de un sector de la misma, buscando la unión, lo que permite que puedan gestionar de una manera mejor”.
“El socio natural de la AMIA es la kehilá, pero había kehilot que tenían sus vínculos cortados con sus instituciones y hemos logrado que eso se revierta. Ese fue un requerimiento en que no dimos el brazo a torcer, cada comunidad que quiso lograr y que quiere la asistencia de la AMIA a través del proyecto Rikmá (entramado) debe hacerlo a través de la kehilá. No nos interesa si la kehilá tiene una ideología religiosa o tiene otro formato religioso, pues lo que importa es que por sobre todos está el paragua de la comunidad judía, pues – como digo siempre – todos somos contados para miniam. Lo que desde la AMIA decidimos es fortalecer la identidad de cada comunidad como la quiera vivir, es decir, respetar la identidad de cada una de las kehilot y estamos asistiendo a muchas kehilot, la gran mayoría, que pertenecen al movimiento mazorti, como así también llegamos a muchas instituciones ortodoxas, que a través de este proyecto empezaron a relacionarse con sus kehilot, con las que hasta ahora tenían los vínculos cortados. Esto nos permite que todos nos veamos beneficiados, porque no es un programa para un sector de la comunidad, sino para la comunidad entera. Esto la hace la AMIA junto con la fundación “Keren Pincus for Jewish Education”, resaltó.
Del Vaad Hakehilot participan más de 54 comunidades distribuidas en ciudades y localidades del país, donde viven alrededor de 12 mil familias (entre el 10 y el 15 por ciento de la población judía de la Argentina).
Por su parte, Weinstein subrayó que la importancia del proyecto Rikmá radica tanto en su envergadura y alcance como en el hecho de que resultó de interés para el Keren Pincus, que incluye a grandes y pequeñas comunidades, y está destinado a la trasmisión y el fortalecimiento de contenidos judíos.
La directora del Vaad Hakehilot aclaró que en este proyecto “la AMIA comparte, tal vez en forma mayoritaria, lo que tiene que ver con los esfuerzos para su organización y los costos de su realización”.
“Rikmá pretende fortalecer el entramado que reúne a los miembros de cada comunidad, porque hay vínculos que están un poco difusos y este proyecto lo que hace es fortalecer ese entramado, sumarle ‘hilos’ y tal vez convertirse en una trama estrecha cruzada por los contenidos judíos”. “Lo que se propone el programa, en forma sintética, es escuchar a las comunidades grandes y pequeñas, en qué forma entienden ellos que pueden fortalecer estos ámbitos, necesidades y espacios de contenidos judíos. Algunos optan por querer sumar aquello que los educadores tienen, poder generar una elevación por encima de lo que hacen para seguir formando a sus educadores en escuelas integrales, escuelas complementarias o pequeños grupos de chicos que van una vez por semana a recibir aquello que para ellos es su única forma de trasmitir judaísmo. Otras están muy interesadas en mantener o crear contenidos en función de los jóvenes, y les resulta interesante acceder a profesionales conferencistas, expositores, músicos, gente que desarrolla talleres de reflexión acerca de problemáticas, y este programa se los permite, es decir nos presentan sus solicitudes y a través de un trabajo muy preciso, artesanal, comunidad por comunidad, sus necesidades, sus pedidos y lo que podemos ofrecer, hacemos crecer el proyecto”, resaltó.
Finalmente, Ana Kestenbaum explicó que existen otros tres programas: Nivné (construir conjuntamente) destinado al apoyo específico de los espacios educativos; Madlik (encender) destinado a los grupos juveniles que se implementará en conjunto Consejo Juvenil Sionista; y el Departamento de Juventud de AMIA y Hemshej (continuidad) para los adultos mayores.